La Nueva Esposa de mi Marido (COMPLETA) romance Capítulo 6

Tres días, sólo tres días bastaron para que Jacob terminara explotando, les cuento cuando Orlando envió las secretarias por orden mía y lo sedujeran, al principio fue discreto pero el segundo día fue un poco más atrevido, incluso se pusieron la falda más corta y cuando entraban a la oficina de Jacob se desabotonaban la blusa dejando ver parte de sus senos. Jacob dejó pasar cada toque y coqueteo hasta que casi se le desnudaron, pero lo que terminó por desatar su furia fue que Gisel la secretaria de Orlando al dejarle unos archivos a Jacob se le sentó en las piernas, la agarró del brazo y sin importarle que ella no pudiera seguirle el paso y salió de la oficina.

—Ustedes también vengan —les dijo furioso a sus secretarias. Estas corrieron detrás de él y entró a la oficina de Orlando quien se sorprendió al ver tan enojado a Jacob. Una de las secretarías tuvo la buena idea de cerrar la puerta.

—Devuélveme por lo menos a uno de mis secretarios y no vuelvas a enviar a ninguna de tus secretarias que sólo van por pretender seducirme, esta última hasta se atrevió a sentarse en mis piernas, sé que esto fue planeado así que retira la orden o la próxima vez pediré un despido de cada una.

Jacob salió sin esperar la respuesta de Orlando quien sólo dio un suspiro:

—Ya escucharon al presidente, lo dejaremos en paz, yo hablaré con mi hermana, así que sigan con su trabajo y díganme a Fernández que se ponga a disposición de Jacob.

—Sí señor —dijeron las chicas al unísono.

Jacob siguió su trabajo hasta que llegó la hora de salir, tomó el helicóptero para llegar antes del anochecer y entró como una bestia enfurecida a la casa:

—¿Mi esposa está dormida?

Le preguntó a Sasha quien bajaba las escaleras:

—No, ella acaba de despertar.

Sin decir más Jacob subió las escaleras hasta nuestra habitación, al verlo le sonreí ya que no sabía lo que había sucedido en la empresa, pero supe que algo pasó por su cara.

—¿Qué demonios te sucede? ¿Como no acepto buscar otra mujer, me mandas a la oficina mujeres?

Era la primera vez que me gritaba desde que enfermé y la tristeza me invadió, por lo que me puse a llorar en lugar de hablar.

—Samantha cariño.... Yo... lo siento ¿sí? es sólo que no me gusta que hagas estas cosas.

—Yo.... Yo.....sólo quiero que no estés sólo Jacob.

Jacob se acercó y me abrazó tratando de consolarme:

—Mira, ninguna mujer me gusta y menos las que son tan resbalosas... Quizá sólo quizá alguien como tu amiga Sasha que aunque me tiene miedo aún se atreve a echarme agua de sabores la cara.

Me reí al recordar eso aunque fue un susto al principio:

—Ella es linda... ¿por qué no la tratas mejor...? sabes que ella se pone roja cuando se pone nerviosa y miente... bueno sólo cuando la agarras diciendo cosas de ti.

—¿Qué cosas dice de mí tu amiga? Dime.

—Que eres un viejo y podrías ser su padre —sí hice una gran mentira sobre lo que dijo Sasha.

—Jajaja es una niña traviesa, quizá la adopte.

—No —me quejé golpeando su hombro—, es mi amiga y si la adoptas como hija, no podrás salir con ella.

—Cariño, no saldré con nadie.

—Entonces te seguiré enviado viejas a la oficina.

Jacob suspiró y me besó la frente:

—Vamos a cenar, preciosa.

No me dejó hablar cuando ya me llevaba en brazos para bajar al comedor. Sasha había preparado espagueti a petición mía y olía delicioso, también preparo frita o mejor dicho hizo flores con la fruta.

—Tienes un gran talento, Sasha.

—Gracias Samantha, aunque el chef fue quien hizo la salsa para el espagueti, ya que me tomó algo de tiempo hacer las figuras.

Empezamos a cenar, ya que consideraba a Sasha mi amiga desde que llegó a esta casa como mi enfermera, come con nosotros. Sasha estaba tomando agua y justo hoy llevaba puesto un nuevo uniforme blanco con Rosa y el cabello ondulado.

—¿Jacob no crees que este uniforme se le ve mejor a Sasha?

—Mjm...

Fue todo lo que dijo y yo suspiré, le hice señas para que mirara a Sasha, para Jacob Sasha era sólo mi amiga y traía uniforme de enfermera era todo lo que veía pero para darme gusto dijo:

—Sí, se ve bien...

Apenas terminó cuando Sasha escupió el agua directo en la cara de Jacob, y no pude evitar reírme a carcajadas.

—Lo siento, señor Jacob... es sólo... No esperaba que hablara —dijo muy apenada Sasha. Aunque Jacob estaba un poco enojado, tomó la servilleta de la mano de Sasha

—No te preocupes, sólo fue agua —dijo frío Jacob y Sasha dio un suspiro de alivio.

—Jacob es gentil ¿verdad Sasha?

—Este... sí, claro lo es —dijo nerviosa volteando a un lado y sus mejillas estaban rojas, me acerqué a Jacob.

—Mira cómo se pone roja por mentir —dije burlándome—, en su corazón cree que eres un ogro.

Jacob miró a Sasha y volvió a comer al igual que Sasha. La cena fue un poco más animada para mí, ya que empezaba a planear como acercar a ambos, aunque no sabía si a Sasha le parecía guapo mi esposo, una idea se me ocurrió, después nos fuimos a la sala donde empecé mi bordado, había tomado este hábito después de que dejé de trabajar.

—Sasha ven, te enseñaré a bordar, en unos días me traerán una aguja para bordar en velos de novia.

Sasha se acercó a mí mientras Jacob leía algo en el celular, en ese momento no sabía qué se mensajeaba con un investigador para saber el pasado de Sasha, en cuanto a Sasha ella se puso a mi lado viendo cómo bordaba.

—¿Sasha mi esposo te parece guapo? —le pregunté en voz baja para que sólo ella me escuchara.

—Pues supongo que lo es.

Su respuesta no me agradó así que:

—Mira a mi esposo y dime si es guapo.

—Yo no quiero mirar a tu esposo —me peleó en no baja.

—Solo míralo y dime.

Sasha no quería ver a Jacob, de hecho me había fijado que siempre trataba de evitar contacto directo por miedo, acumuló todo el valor que tenía y miró directo a Jacob quien traía un traje negro de negocios una corbata verde que se reflejaba en sus ojos verdes, cabello negro como la noche muy bien peinado, piel blanca sin alguna peca visible, pero si un lunar en el párpado derecho, aún con el traje se veía que tenía cuerpo atlético, su cara ovalada y una nariz respingada, cejas pobladas y delineadas, y sus ojos subieron, ambos se miraron. Sasha perdió enseguida la batalla de miradas y volteó a un lado justo a mi bordado.

—¿Necesitan algo? —preguntó Jacob.

—Papá, te extraño mucho y también a José y sus novios y novias... aunque Samantha es muy gentil, si tiempo está contado y no sé qué será de mí cuando ella vaya al mismo lugar al que fuiste...

Sasha lloró por un rato hasta que se quedó dormida, a la mañana siguiente despertó e hizo el desayuno como cada día aunque sus ojos estaban hinchados.

—Sasha no me digas que estás enferma —dijo Marcelo al verle los ojos.

—No, es sólo que anoche recordé a mi papá y pues lloré un poco, por eso tengo los ojos hinchados.

—De seguro él también te extraña, ¿por qué no le hablaste?

—Mi papá falleció hace dos meses.

—Lo siento mucho, debí de sospechar.

—No te preocupes Marcelo, la vida es así...

Marcelo no dijo nada más, y después ambos dejaron la mesa puesta.Al ver que nadie bajaba, Sasha decidió ir a la habitación de Jacob y mía, tocó y yo aún estaba dormida, así que el sonido me despertó y al darme cuenta que Jacob ya no estaba en la cama, decidí dejar que Sasha entrara, lo que no sabía era que Jacob aún no se cambiaba de ropa porque apenas se estaba terminando de duchar.

—Samantha, señor Jacob, ya está el desayuno... —no hubo después—, Samantha, voy a entrar.

Sasha entró en la habitación al mismo tiempo que Jacob salía del baño en bóxer ajustado al cuerpo y se estaba secando el cabello, una bella imagen, pero Sasha no la apreció como debía en ese momento.

—Lo siento, lo siento, sí toqué pero nadie respondió —decía nerviosa dándole vuelta.

Jacob se cubrió con la toalla y volteó a verme, como había abierto los ojos, se dio cuenta que estaba despierta, pero Sasha no se dio cuenta por que salió corriendo de la habitación.

—Cariño, eres una traviesa, hiciste que entrara a propósito.

—No, acabo de despertar y ella dice que eres guapo, creo que tiene una mejor imagen de ti.

—¡Samantha!

—¡Jacob! dijiste que le prestarías atención... dime ¿se puso roja?

Jacob intentó recordar si vio su rostro, así que se quedó callado unos segundos y dijo:

—Se volteó rápido, así que no vi su rostro.

Le di una buena excusa, no creo que sospeché que no la vi.

—Jacob, Jacob —negué con la cabeza—, esta vez te perdono porque tiene lógica tu excusa.

Jacob se vistió mientras yo miraba sus músculos y algunas cicatrices en su espalda hechas por su padre:

—Solo espero que te quede apetito para la comida y no te hayas llenado con mi cuerpo.

Me sonrojé a pesar del tiempo que tenemos casados y el bromea así.

—Aun me quedara apetito tu sigue con lo tuyo... Jacob ¿Sasha tiene tu número?

—Sí, y el del doctor también.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Nueva Esposa de mi Marido (COMPLETA)