En el desayuno Sasha mantuvo la cabeza agachada, no era raro que esquivara la mirada de Jacob, pero ahora incluso a mí me esquivaba, no dije nada enfrente de Jacob ya que no quería avergonzar a Sasha, así que hablaría con ella después.
—Sasha, está bien que sean los jueves tu día libre o ¿prefieres algún día de fin de semana?
—No tengo un día preferencial, así que no importa.
—Bien, por cierto no regresaré hasta el jueves por la tarde, cualquier cosa me llamas.
Esto hizo que me pusiera ansiosa, no lo vería por varios días y mi plan con Sasha se retrasará.
—¿Tienes mucho trabajo? —le pregunté.
—Sí, no creo terminar temprano para estar de vuelta en casa, así que es mejor quedarme con Orlando o tus padres estos días, ya que la nueva temporada primavera/verano está por llegar.
Jacob se marcha y sólo nos quedamos. Sasha y yo en el comedor después nos vamos a la sala. —Sasha ¿por qué no me miras?
Sasha se avergüenza, ya que recuerda cómo vio a Jacob: —Tengo vergüenza, miré a tu esposo en boxer por accidente.
—Eso ya lo sé —Sasha se sorprende y se pone roja de vergüenza.
«¡Dios! ¿qué pensará de mi?»
Pensó Sasha y luego le puse la mano en el hombro: —¿Se ve bien mi esposo?
—¿Por qué me preguntas eso?... deberías de gritarme o ponerte celosa.
—Sasha, no creo llegar al verano... creo que apenas pasaré un poco la primavera...
—No digas... —la interrumpo antes de que siga hablando.
—Mi esperanza de un transplante de médula a caducado... Yo estoy buscándole una esposa a mi marido, alguien que me reemplace y lo ayude a salir adelante cuando me valla.... ya le envié mujeres a su oficina pero ninguna es de su agrado, él prefiere a alguien como tú y yo que sin importar que le tengas miedo ambas lo ponemos en su lugar cuando es necesario.
—Creo que están ambos equivocados, soy una persona sin carácter... si lo tuviera quizá mi padre aún estaría con vida.
—Sasha no digas eso —le digo ya que me dolía ver y escuchar como se miraba a sí misma. —Quizá fue supervivencia lo que te hacía dejar que otros te molestarán... pero vi con mis propios ojos que sólo necesitas un empujón para ser alguien con carácter, y creo que Jacob podría sacar a esa Sasha de carácter que llevas dentro y está dormida.
Sasha comenzó a reír: —Es raro ver a una esposa venderle su marido con palabras a otra mujer.
—Bueno, es porque las circunstancias lo ameritan, a partir de hoy te vas a maquillar ligeramente para que el jueves que llegue Jacob te mire diferente.
—No dije que aceptaba... además nunca he seducido a algún hombre.
Me solté riendo: —A Jacob no le gusta que hagan eso, pero podemos irte metiendo en su entorno poco a poco, hay días que trabaja en el estudio hasta noche, incluso aveces duerme allí, por lo que le llevarás leche tibia o una manta, o lo mandas a dormir, cosas así.
—¿Pero si se enoja?
—Le dices que yo te pedí que hicieras eso si lo veías en el estudio...
Hablamos sobre Jacob lo que le gusta, lo que no y qué comida de la que no le gusta, podría invitarlo Sasha así, no sospecharía que le dije todos sus gustos, aunque le había dicho a Sasha que sería poco a poco, realmente será más rápido ya que Jacob pondrá de su parte o eso me dijo aún así quería que fuera rápido, no creía que hubiera mucho tiempo.
Esa noche el timbre del teléfono interrumpió el sueño de Sasha y el mío.
—Rancho Ferrero —contestó Sasha.
—Sasha, pásame al señor Martínez —dijo el doctor Mendoza.
—Doctor Mendoza, el señor Jacob no se encuentra en casa, él volverá hasta el jueves por la tarde.
—Demonios... Sasha la sangre para la señora Martínez fue extraída del Banco de sangre.
—¿¡Qué!?
Sasha estaba sorprendida y nerviosa, porque sabía vagamente que mi tipo de sangre era difícil de encontrar.
—No sé como sucedió esto, pero necesito hablar con el señor Jacob ahora mismo.
Por teléfono se escuchaba la angustia del doctor, ya que sabía que Jacob descargaría toda su furia con él, y Sasha estaba más angustiada por si necesitaba de nuevo una transfusión.
—Doctor, el señor Jacob se queda en la casa de los familiares de Samantha, si no contesta su teléfono, quizá ahí le podrían dar información.
—Bueno, lo buscaré ahí.
El doctor colgó y Sasha subió las escaleras angustiada.
—¿Sasha, quién era? —le pregunté al a ver llegado a la puerta.
—Samantha, no debiste venir hasta acá intentó llevarme a la cama.
—Dime Sasha.
—Era tu doctor... —dijo con un suspiro mientras íbamos a mi cama—, tu sangre fue extraída del Banco de sangre de la clínica y estaba buscando al señor.
Le alcé una ceja para que rectificar cómo llamaba a Jacob: —Buscaba a Jacob para informarle.
Suspiré, ya que mi intuición no se equivocó y no tenía más tiempo, una hemorragia podría ponerme entre la vida y la muerte.
—Lo haré señor.... pero si ya se usó la sangre, no tendremos cómo hacerle una transfusión a Samantha..... Me temo que el tiempo de Samantha de a reducido drásticamente si ella...
—Será mejor que no suceda y que encuentre la sangre, haré pagar a quien se atrevió a tomarla.
Y sin esperar respuesta, Jacob colgó de golpe el teléfono y lo aventó.
—Señor ¿quiere que llame a los señores para que regresen?
—No, ellos tienen que terminar la búsqueda.
Jacob se regresó a su habitación, al principio no podía dormir pensando en que quizá sólo tenía días para estar a mi lado y hacerme feliz hasta el último minuto, después le dio vueltas a mi petición de que mirara a Sasha, estaba dispuesto a tratar a Sasha para una relación con tal de verme feliz, cuando supe esto me conmovió ese gesto.
El día siguiente no hubo nada emocionante sólo la llegada de mis materiales para hacer un velo, le enseñé a Sasha a hacer bordados como si fuera encaje sobre el velo y llevando pedrería. Al verla y pensar en ella y Jacob, hice un diseño para su velo de novia aunque no le había dicho que ese sería para ella, sólo me puse a dibujar sobre el velo, diseñar era parte de mi pasión y distracción de un sin fin de números que conlleva las finanzas de una empresa.
El día jueves era el día libre de Sasha, pero antes de que se marchará, le pedí que me maquillara para verme bonita y llena de vida. Hizo lo que pudo, pero tuve que enseñarle cómo hacerlo y la hice que ella también se maquillara y así salió de la casa. El chófer la llevó al centro de la ciudad y recogió a mi abogado, necesitaba hacer mi testamento, pero antes hablé con mi madre, quería preguntar algo.
—Hola Sasha ¿cómo te va en el rancho?
Le preguntó la dueña de la heladería cuando vio a Sasha.
—Bastante bien, Samntha es mi amiga y cuidarla no es ningún trabajo para mí.
—Me alegro... deberías de ir al invernadero y comprar alguna planta, ya están floreadas y es un espectáculo hermoso sólo verlas.
—Muchas gracias, iré antes de irme de regreso al rancho.
Después de decirle donde estaba el invernadero, se despidieron y Sasha hizo lo mismo que la vez pasada, ir al cine y pasear por las tiendas, pero al ver el cielo llenarse de nubes negras decidió terminar temprano su día libre, no quería empapada, así que se dirigió al invernadero, lo que sorprendió a Sasha es que estaba un poco escondido hasta parecía un callejón, al entrar miró todo tipo de flores ya en flor y algunas aún no abrían el botón, pero una sencilla flor llamó su atención, era azul y de cinco pétalos casi parecía una estrella.
—No me olvides.
Se escuchó la voz de un hombre y Sasha volteó: —¿Disculpa?
—Así se llama la planta que estás mirando, tiene varias historias esta flor, pero el que más me gusta es la que dice así: Cuando Dios creó el mundo, dio nombre y color a todas las flores, no obstante una pequeña flor le suplicaba: ¡No me olvides! ¡No me olvides! pero como su voz era tan fina, Dios no alcanzaba a oírla, una vez que el creador finalizó toda su obra, pudo percatarse de esa pequeña flor, pero los nombres estaban dados, así que Dios le dijo: No tengo nombre para ti, pero te llamarás “Nomeolvides”. Y por colores te daré el azul del cielo y el rojo de la sangre. Además le dijo que serviría para acompañar a los muertos y para consolar a los vivos.
Sasha escuchó atenta la historia de la flor y sus ojos se llenaron de lágrimas al escuchar la última parte, porque le recordó a su padre muerto y también que pronto también yo me iría.
—Eres muy sensible a las historias, quizá debí contarte la de la masoneria —el hombre sonrió.
—No, está bien así, tengo una historia que contarle a mi amiga que está enferma... Me llevaré una maceta por ahora, no sé si al se... a Jacob le agrade que la lleve —Sasha había lo posible por llamar a Jacob por su nombre, así que lo haría con toda persona, salió del invernadero, pero casi al llegar a la calle miró a Nancy, y sin pensarlo dos veces se escondió detrás del una banca de concreto y se tapó la boca del miedo, no supo cuánto tiempo se quedó allí escondida, pues tenía miedo de que la viera.
«¿Cómo es que está aquí? ¿cómo supo que me escondo aquí? si jamás usé las redes sociales.»
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