Jacob despertó y frente a él la niña de sus ojos a quien siempre amó, y decidió olvidar porqué estaba mal y la sociedad no lo vería correcto, pero ahora ella era por fin suya en cuerpo y alma, y se dio cuenta de que ella era a la única mujer que podía amar, sonrió al recordar cómo le hizo el amor la noche anterior, aquella fantasía que tuvo cuando adolescente al fin después de casi veinte años la hizo realidad, y amaba más a esta pequeña mujer que no lo rechazó ni juzgó antes al contrario, él era muy afortunado de tenerla a su lado, y recordó que tenía que comprar la pastilla, llamó a una farmacia para que le enviaran la pastilla y después se fue a dar un baño, cuando salió y bajó, ya había llegado el repartidor y entregó él a Naomi, Jacob llevó y Naomi le entregó la bolsa, regresó a la habitación y con ternura despertó a Sasha.
—Aún estoy cansada, ¿no podemos dormir un poco más?
—Claro que puedes dormir más, amor, pero debes de tomar una pastilla ¿lo recuerdas?
—No.. —dijo Sasha, aún así se incorporó, se tomó la pastilla que le dio Jacob y luego se volvió a acomodar, sólo que esta vez abrazó a Jacob.
—Descansa, preciosa —Jacob le pasaba la mano por la espalda y Sasha pronto se quedó dormida, Jacob la dejó durmiendo y bajó al comedor, cuando Naomi miró sólo a Jacob, se preocupó.
—¿Se siente mal la señora?
—No, sólo está cansada, hay que dejarla dormir todo lo que quiera.
Naomi notó que sonreía un poco de lado Jacob, así que se quedó tranquila aunque también le parecía raro verlo sonreír sin Sasha presente.
Eran las once cuando Sasha se despertó, se estiró y afortunadamente su cuerpo no dolía, Jacob había sido tan cuidadoso y dulce la noche anterior y a la vez parecía no sacarse de ella y tampoco ella de él, Sasha pasó la mano por su cuello y sonrió, cuando miró la ventana, aquel sueño despierta fue interrumpido al ver la luz del sol bastante alto.
Sasha tuvo que ponerse la bata del babydoll y fue a darse un baño después de hacer sus necesidades, al regresar buscó en el armario la ropa que quería usar hoy, a Sasha le gustaban mucho los vestidos corte princesa aunque también los jeans, pero Jacob al parecer los hizo desaparecer, las faldas no eran de su agrado, sólo si las tuvo de vestir esas sí, pero no iba a ir a trabajar a la oficina, así que se puso un vestido azul que resaltó sus ojos azules, se hizo una cola de caballo alta y se maquilló, haciendo lucir más su belleza, cuando estuvo lista, bajó aunque quería ver a Jacob, su estómago le exigía comida, así que fue directo a la cocina.
—¡Ya despertó! me hubiera avisado para prepararle algo —dijo Naomi en cuanto miró a Sasha y esta sonrió.
—No importa, Naomi, sólo quiero un sándwich caliente y yo me lo prepararé.... ¿y el señor?
—El señor está en el estudio, pidió que no se le molestara a usted que durmiera todo lo que quisiera —es lo que Naomi le decía.
Sasha sacó lo que necesitaba del refrigerador:
—Ya veo, gracias, Naomi, aún no le digas que ya desperté, iré al estudio con algunos sándwiches, tengo bastante hambre, pero pronto será la hora de la comida.
Después de preparar los sándwiches, Sasha fue al estudio mientras se iba comiendo un sándwich, a Naomi le resultaba extraño ver a Sasha con lentes, pero al mirarla la hacía lucir adorable como una niña estudiosa. Sasha entró sin tocar la puerta, Jacob no se dio cuenta de que alguien había entrado, estaba tan absorto en el trabajo que supo que alguien estaba con él porque Sasha le dio un beso.
—Buenos días, general, ¿quiere comer un sándwich conmigo?
Jacob alzó una ceja:
—¿Solo eso desayunarás?
—Falta poco para la comida y no quiero estar aún llena.
Jacob resopló. Sasha se rió.
—Bien, ¿cómo te sientes?
—Muy bien, general.
Jacob bajó una mano y tocó la pierna de Sasha por debajo del vestido:
—Menos mal, así podré seguir torturándote de placer.
Sasha casi se ahoga con el sándwich.
—Estoy desayunando, Jacob, además recuerda que me prometiste ir a casa de mis padres para prepararle la sorpresa.
—No lo olvidé, pero esta noche no te salvas, ojitos.
Sasha sonrió:
—No me dejes tan agotada.
Jacob se rió:
—De acuerdo, no prometo tratar de no acostarte.
Sasha hizo puchero y luego se sentó a horcajadas en las piernas de Jacob:
—Y si lo hacemos aquí ¿podría no agotarme general?
—Mmm. No lo sé, eres una niña traviesa y a veces pides más....
—Ignóreme general si le pido más esta noche.
Jacob sonrió, ya que sólo estaba jugando con Sasha:
—Ok lo haré, pero termina su comida.
Sasha comió sentada en las piernas de Jacob, mientras él terminaba de hacer un informe, después ambos salieron del estudio y le dijeron a Naomi que no regresara hasta el próximo lunes, al llegar a casa de mis padres, Sasha les pidió a los cocineros que necesitaba una botella de vino para la hora que llegara la familia a Ramón, casi se le cae una charola cuando miró a Sasha con lentes y caminando sin ayuda alguna, y salió de la cocina como si nada.
Ramón salió corriendo a la sala donde Sasha le decía a Jacob donde quería esperar a su familia, por la tarde cuando todos llegaron, miraron a Sasha en la sala y había copas, los abuelos también llegaban animados, pero se quedaron inmóviles cuando vieron a Sasha caminar hacia ellos, llevaba dos copas, le entregó una a mamá.
—Es para ti mamá, y esta para papá Ricardo —y cuando Ricardo iba a ponerle la mano en el hombro a Sasha, esta le entregó la copa—, han sido unos meses difíciles para ambos, por si aún no terminan de comprender, mi vista regresó, no como era antes, pero puedo verlos y ver de lejos con lentes.
Mamá abrazó a Sasha llena de felicidad, pues al fin su hija pequeña volvía a ver el mundo que la rodeaba:
—¿Fue hoy?
Sasha negó con la cabeza:
—Ayer, pero quería darles la sorpresa.
Todos estallaron en alegría y felicidad, brindaron y festejaron esta buena noticia, la abuela alejó a Jacob de todos.
—Entonces ¿cuándo le digas?.
Jacob miró a la abuela, sonrió:
—Ya se lo dije, mamá Lourdes.
—Entonces hiciste una tormenta en un vaso de agua.
—Sí lo hice, soy afortunado de tenerla a mi lado.
—Somos afortunados de tenerla, hijo.
Sasha miró que Orlando estaba un poco decaído y se acercó a él:
—Creo que hiciste lo que pudiste.
—Sasha, creo que pude hacer más.
Sasha negó con la cabeza:
—Aunque le dijéramos la verdad a José, ella está muy herida y por ahora sólo debes estar a su lado.
—Estoy seguro que sí, y si no fuera no importa, yo lo aceptaré, porque es parte de ti, yo, yo sólo no quiero perderte, Elisa —dijo José y cada palabra era dicha desde el fondo de su corazón.
—Vete, no quiero verte, José —dijo Elisa quien se había conmovido por las palabras de José, pero su orgullo y dignidad que le quedaba las quería tener intactas, José sintió que las palabras de Elisa eran dagas que iban directo a su corazón, en eso una enfermera entró.
—Señora, pronto estará aquí el ginecólogo para hacer la intervención, no se ponga nerviosa, ya que no habrá necesidad de llevarla a cabo en un quirófano.
Las palabras de la enfermera le dijeron a José que Elisa no estaba en esta clínica para un chequeo sino para deshacerse del bebé en su vientre.
—Tú ¿vas a abortar? —preguntó José con incredulidad.
—Sí, así que por favor vete y no vuelvas a buscarme.
José quería decirle tantas cosas para hacerla cambiar de opinión, pero al verla mirar al frente sin mirarlo le dolió mucho más.
—Bien, pero no debiste venir aquí, si hubiera sabido lo que harías, no te hubiera molestado —José miró a Sasha y esta se volteó a un lado.
—¿Crees que soy una mala persona? —le preguntó Elisa a José cuando este iba pasando frente a ella.
—No, es tu cuerpo y puedes hacer con él lo que quieras, incluso hacerte una esterilización si así lo deseas.
Las duras palabras de José dieron en un punto vulnerable de Elisa:
—Debería de hacerlo, así nunca tendría que pasar por lo mismo.
Sasha quería intervenir y la enfermera se empezó a sentir incómoda ante la situación, porque ambos se atacaban con palabras para herir al otro.
—Admito mi culpa y esto es completamente mío culpa —José miró a Elisa, ambos tenían los ojos rojos y llorosos—, si yo adopto al niño ¿lo tendrías?.
Elisa se dio cuenta de que José no quería que ella abortara, recordó que él había dudado de ella pero no quería que ella abortara:
—¿Por qué? ¿por qué adoptarías a un niño que no es tuyo?
—Porque estoy seguro que sí lo es, y si no fuera así no me importaría porque es parte de ti, yo te amo, Elisa, y aunque estas intervenciones ahora sean seguras, tú tienes una anemia severa y no es causada por el embarazo, ambos sabemos que es desde mucho antes.
La enfermera miró a Elisa quién parecía dudar:
—Deberías de estar segura de esto, puede volver otro día si así lo desea.
—Yo no puedo tenerlo, lo siento, José...
—Me casaré contigo, prometo no molestarte, no, te prometo no tocarte porque querré tocar tu abultado vientre.
Elisa comenzó a llorar mientras apretaba los labios y bajó la cabeza, ella había querido tango salir de su casa como una orgullosa novia. Sasha les pidió a José y la enfermera que salieran, después ella abrazó a Elisa.
—Si no quieres hacerlo, no lo hagas, no tienes porqué pensar en la propuesta de José, puedes tener al bebé por ti misma, Jacob me propuso si querías, te transfiere al extranjero.
Elisa lloró por un rato hasta que se calmó:
—¿Estaría mal si acepto la propuesta de José?
Sasha negó con la cabeza:
—No lo creo, además si ves que no pueda querer al bebé, siempre habrá un puesto en el extranjero.
Hablaron un poco más, después Elisa se vistió y le dijo a la enfermera que no haría nada, pasaron, José y Elisa llevaron a Sasha a la empresa donde Jacob estaba trabajando, mientras José llevó al Registro Civil a Elisa para realizar los trámites para casarse lo antes posible, después fueron al hospital donde José realizaría un estudio para ver si no había nada de que preocuparse.
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