Katty Benger
Es algo propicio. Sentirse enojado con uno mismo al punto hacerte daño. Yo quería hacerme daño. No soportaba la idea de tener trastorno de personalidad, era horrible tener que enfrentar la realidad después de una locura. Me entregué a él, en el momento menos esperado. Me enfrenté a unos maleantes por él. Y lo más loco. Siento una maldita pasión que arde en mi cuerpo. ¿Por qué a él? ¿Por qué no sería otro? Pero me pregunto¿Acaso, alguna vez, le di permiso a alguien? Con mi carácter todo me temen.
"Que me lleve el carajo" digo por mi misma. Me levanto de donde estuve sentada viendo todo lo que hacía este hombre. Es un maldito mafioso. Es un delincuente. Su celular sonó y lo tomo sorprendido. Su cara cambió de crueldad a la amabilidad. "Con quien demonios habla que cambio de cara"
_ ¡Está bien, allí estaré para encontrarte, Extraño verte!
"¿Extraño verte?" Cretino desgraciado. Estoy aquí y habla con otra mujer. Puff que poco hombre desalmado. Hago en cuenta que no escuche nada y no lo mire. Juro que si lo hago le preguntaré y terminaremos enfadado y peleados. Por mí que se joda. Lo odio.
Se levanta y se dirige a la ventana que envolvía una gran vista del valle. Era hermoso y la mañana estaba a punto de llagar. El amanecer era algo prominente y asombrado de lujuria. Me quede viendo la ventana del otro lado. Admirando la belleza. Sin notar que él, se había movido y vino donde mi.
Cuando sentí, que algo me roció. Toco mi espalda con delicadeza y ternura. Sentí algo dentro de mí, arder y quemar mi ser. Me estremecí y aridez un poco la espalda. Volteándome para encontrarme con su cara larga en una escultura griega con esos ojos azules esmeralda. Él es un hombre guapo, muy guapo. Lo miré por un segundo hasta que la palabra de hace un rato volvió, hacer clic en mi cabeza.
_ ¡Quitate, no me toques!
_¡¿ehq?!
_ ¡Lo que escuchaste! ¡Aléjate de mí!
_ ¿Te pasa algo, suéltalo?
_ ¡No me pasa nada!
Que si me pasa algo, claro que sí. Cuernudo. Estoy aquí y descaradamente hablas con otra. Hasta le prometes que iras a verla y no esperas por verla. Cretino. Enojada me hice a un lado sin responder más.
_ ¡Anoche, estuviste genial! ¡Ahora ya cambias, era una mujer muy poco controlable!
_¿Que?
_ ¡Perdón que lo diga, pero en esta cabeza tú ya, está la pequeña que me obedece!
_ ¡Jódete!
_ ¡ja, aja, ja, esa cara es más de celos que, algo que te pase muy en serio!
_ ¿Celos? Yooo ¿seguro?
¿La verdad porque debería de tener celos de un auténtico playboy? ¿En qué cabeza cabe que un hombre como él? Un mujeriego de alta gama en la industria de sexo salvaje y nocturvero, sea fiel."me cabreo"lo miro con indiferencia y camino hasta el sofá. Me siento y doblo los pies.
_ ¡No importa lo que te pones tú, luces hermosas en todo! ¡Eres hermosa, una diosa en la tierra humana! No necesitas más arreglos.
Dejo un poco de cabello detrás de mi oreja. Tomo mi cara en sus manos y me beso en la frente. No es nada, pero estaba roja como un tomate, soy de piel morena a un así me ruborice ante él. Que vergüenza. Ase un rato era una piedra y una sola palabra de él, podía derretir el bloque de piedra que interceptaba entre nosotros.
Subí al auto. El coche de todo lujo se puso en marcha. Sentí un poco de mareo, pero me recuperé en seguida. Mire a jack, él sintió mi mirada y volvió a verme. Pero mi personalidad ya había cambiado. Era no sé quién. La malvada. Esa era su sonrisa, la media sin terminar esa era la cara que ponía.
Me sentí atrapada, cuando vi el reflejo de Jack, pero estaba en sus ojos. Pude ver todo lo que pasaba. Era yo misma. Era la misma katty Benger. Pero en diferentes facetas.
Vi que nos dirigimos al aeropuerto. Estaba enfada hasta para echar chispas.
Cogí una carpeta que tenía al lado, y comencé a golpear a Jack, sin previo aviso.
_ ¡Desgraciado, cretino, insolente! ¡Como te atreves llevarme con tu amante! La recoges junto a mí para presentarme como tu secretaria. Malvado.
No pare de golpear hasta decir todas mis palabras. Con razón la malvada yo había regresado. Debía dar una paliza a este hombre. Me reí de mi misma. Era un poco patética, pero firme. El muy maldito solo se estalló en carcajadas. Nunca me había visto en un ataque de celos. Pero bueno, eso era. No lo puedo negar. Después de golpear con todas la fuerza que tenía. Me acomodé y lo miraba con una mirada asesina.
Aún seguía riéndome de misma. No había razón para estos. Pero así era cuando una mujer defendía su territorio. Ahora siento que comprendo las que me enfrente anteriormente. Es algo terrible, muy provocador. Lo miro y vuelve a estallar en risas. Eso me enoja mucho más. Le grito a Flavio que detenga el auto y me bajo.
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