La venganza de la ex esposa romance Capítulo 27

Aquella mañana, para variar, comenzaba con violentos golpes en la puerta. Bastián se apresuraba a abrir sintiéndose realmente irritado, seguramente Rebekah había decidido que todavía no tenia suficiente de ella. El timbre y los golpes en la puerta sonaban con tal insistencia, que era mucho más que obvio que ella en realidad estaba aún más furiosa de lo que encontraba el día anterior.

—Maldición Rebekah, ¿Qué no te quedo claro? No quiero ver…

Bastián no había terminado de hablar cuando Enzo lo había golpeado con fuerza en el rostro.

—¡Te dije que te mantuvieras alejado de ella! ¡Eres un maldito traidor! ¡Te vi besándola! ¡Ella es mía! ¿me entiendes? ¡Es mía! — gritaba el hombre pelinegro realmente encolerizado.

Bastián intentaba sacarse de encima a Enzo quien no dejaba de intentar golpearlo.

—¿Estas loco? ¡Yo no te debo nada! ¡Adalet me gusta y me gusta de verdad! ¡Y ella no le pertenece a nadie! — decía el hombre defendiéndose.

Logrando sacárselo de encima, Bastián miro a Enzo tirado sobre el suelo.

—No se que fue lo pasó entre ella y tú, realmente no entiendo nada de lo que ha pasado con ustedes, pero si se que ella es especial, que me gusta de verdad y que no me importa si crees que soy un traidor por eso, no voy a dejar que la lastimes, ni tu ni nadie — dijo Bastián con firmeza.

Enzo había comenzado a reírse, le causaba demasiada gracias escuchar lo que el Myers estaba diciendo.

—¿A sí? Y dime, ¿Ella ya sabe que te casarás con otra mujer? — cuando Bastián guardo silencio, Enzo siguió burlándose. — Por supuesto, ella no sabe eso, ¿Para qué debería de saberlo? Eso, no es importante, tu, te casarás con Rebekah y a Adalet la mantendrás en secreto, como tu dulce amante sin que ella sepa lo que en realidad es para ti, te conozco Bastián, eres demasiado cobarde para enfrentarte a tu padre y perder los privilegios de tu herencia, harías lo que fuera con tan de mantener tu posición, eso somos, a eso estamos destinados, no le dirás nada a ella y cuando por si misma se de cuenta, no la dejaras marcharse solo así, tu, eres mucho peor que yo, y ella te va a odiar por eso — dijo Enzo.

Bastián apretó los puños. — Seguridad, por favor, acudan al pent-house, tengo una visita indeseable aquí que necesita ser escoltada hacía afuera — dijo por el altavoz.

Enzo siguió burlándose.

—Te mueres por saberlo, ¿No es así? ¿Crees que no me entere de la visita de Simone y lo que le preguntaste? Tu quieres saber que es lo que pasó entre Adalet y yo, ¡Hay mucho que tu no sabes! ¡Cosas que son tan oscuras que no querrás creerlo! Adalet es hermosa, pero no sabes todo sobre ella, no sabes que fui yo para ella, y yo no voy a decírtelo, no todavía, pero cuando te enteres de la verdad, desearas no haberla sabido, te lo puedo asegurar — grito Enzo al tiempo que la seguridad entraba al departamento para llevárselo.

—Lárgate, Enzo, tu y yo, ya no somos amigos — respondió Bastián.

Los guardias tomaban a Enzo por los hombros, pero este, sacudiéndose, se acomodo la camisa y elegante saco y luego dio una última mirada al que hasta ese momento había sido su mejor amigo.

—Adiós Bastián, nos volveremos a ver en peores circunstancias, pero recuerda, tu quisiste que así fuera — dijo Enzo para luego salir por su propio pie del edificio.

Bastián se sirvió un vaso de whisky, los golpes que Enzo le había dado le dolían, sin embargo, no era eso lo que más le había afectado, si no el significado detrás de aquellas palabras que le había dicho. Desconocía casi por completo el pasado de Adalet, desconocía casi por completo aquello que la unía a Enzo, ella en realidad no le había dicho nada, y aún y a pesar de ello, estaba cada día más loco por ella. Nada bueno podría salir de aquello, y su curiosidad por conocer aquella parte de la historia había aumentado, sin embargo, no podía reprocharle nada a Adalet, después de todo, él tampoco le estaba siendo sincero, y tal cual Enzo lo había dicho, el era demasiado cobarde para enfrentarse a su padre, aquello era como una encrucijada.

En la mansión Myers, Beatrice escuchaba a la nada agradable prometida de su hijo quejarse con su esposo sobre el comportamiento de Bastián. La joven era realmente muy desagradable, una niña en extremo mimada que estaba acostumbrada a obtener lo que ella quería, así fuera por la fuerza. Había logrado convertirse en la prometida de Bastián debido a su buen apellido y la insistencia de los padres de ella para casarla con su hijo, ella no había estado de acuerdo con ello, sin embargo, no podía oponerse en las decisiones de su esposo.

—Se que Bastián se está viendo con otra mujer, lo vi charlando con una y no es la primera vez que el me engaña, además, se que esta aplazando la boda porque el no quiere casarse, pero es su deber, ¡Usted prometió que el seria mi esposo! ¡Y yo no quiero casarme con nadie más! Además, sé que usted es muy inteligente señor Myers, sabe que no le conviene perder la oportunidad de emparentar con mi familia, los Lestrange somos muy respetados, y el que su hijo me rechace le daría una mala reputación a su apellido — decía Rebekah victimizándose.

El señor Myers parecía a cada minuto más molesto, su hijo estaba faltando a su palabra y eso no podía permitirlo. Tomando las manos de Rebekah, se disculpó.

—Lamento mucho que mi hijo la haya avergonzado de esta manera, le aseguro que no volverá a repetirse señorita Lestrange, nada me haría más feliz que emparentar con los Lestrange y ver descendencia de ambas familias unidas en un nuevo linaje, veré personalmente que Bastián no le siga causando más pesares, espero que pueda perdonar estas terribles fallas — decía el señor Myers.

Capítulo 27: Coincidencias 1

Capítulo 27: Coincidencias 2

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