La venganza de la ex esposa romance Capítulo 7

El timbre de su departamento sonaba como si un niño con sobredosis de chocolate y caramelo estuviese jugando con él y Bastián, molesto, se apresuraba a salir de la ducha para golpear al infame que estaba irrumpiendo la tranquilidad de su hogar esa mañana.

Ni siquiera había tenido el tiempo suficiente para disfrutar de los recuerdos que tenia de la agradable “casi cita” que tuvo con la elegante y ardiente señora Williams la tarde anterior. Poniéndose encima solo la ropa interior y una playera, apenas se había secado algo el cabello cuando acudió a abrir la puerta y conocer el rostro de quien lo había fastidiado tanto.

—Bien, bien, ya voy, m*****a sea — dijo con evidente fastidio cuando abrió la puerta.

Inmediatamente después de hacerlo, Bastián se vio a si mismo siendo empujado contra una de las paredes de su departamento mientras un furioso Enzo lo sostenía con firmeza de la playera que llevaba puesta.

—¿Quién demonios te crees que eres para salir con Adalet como si yo no existiera? — reprocho Enzo completamente consumido por un ataque de celos.

Bastián, quitándose de encima a su mejor amigo, lo empujo lejos de sí.

—¿De que demonios hablas tu? Hasta donde sé, tu estas amargadamente casado con esa loca Lestrange y Adalet esta soltera, lo siento hermano, pero ella esta libre para que yo lo intente y no te debo nada a ti, así que saca tu trasero de mi departamento — respondió Bastián con arrogancia y molestia.

Enzo volvió a tomar a Bastián de la playera y lo miro a los ojos.

—Aléjate de Adalet, te juro que si te vuelvo a ver cerca de ella yo… — decía apretando los dientes el celoso hombre sorprendiendo a Bastián que jamás lo había visto así.

Volviéndolo a empujar, Bastián esta vez logro hacerlo caer sobre el suelo.

—A ver, a ver, esto no es solo ridículo, es también incomprensible, ¿Por qué querrías tu que me alejara de esa mujer? ¿Me lo dirás Enzo? ¿Me dirás porque no puedo acercarme a Adalet Williams? ¿O este espectáculo de macho alfa es por nada? — reprocho Bastián con enojo.

Enzo, sabiendo bien que no podía decir nada debido a que aquella era una parte de su vida que le obligaron a borrar, se quedo en silencio.

—Bastardo, si no vas a explicarme nada entonces no tienes derecho a reprocharme nada, lárgate ahora mismo, no hablare contigo hasta que estes dispuesto a explicarme que demonios te pasa con esa mujer, yo no dejare de buscarla, ella me gusta, aunque sea solo para una noche, pero me gusta, y a menos de que ella haya sido tu jodida esposa, entonces no te debo nada Enzo — dijo Bastián invitando a salir a su amigo.

Hecho una furia, Enzo salió del departamento de Bastián sin dar explicación alguna, dejando solo al abogado sumergido en muchas más dudas que antes.

En su departamento, Adalet jugaba una partida de Jenga con su pequeño Dante.

—Recuerda que no puedes hacer trampa, tienes que dejar la pieza tal y como la acomodaste pequeño rufián — decía Adalet sonriendo a su hijo.

—Lo se mami, pero en el colegio mi amigo Manson me enseño así, dice que su papá le enseño a el todo lo que sabe de Jenga y que juegan otros juegos de mesa…mamita, ¿Crees que mi papito hubiera jugado conmigo como el papá de Mason? — preguntaba el pequeño Dante con inocencia y tristeza.

Adalet guardo silencio solo un momento, aquello era difícil, siempre lo era, sin embargo, no le había mentido a su pequeño diciendo que papá se fue a la guerra, o que había muerto, ella le había dicho la verdad sobre el hombre que la abandono y nunca supo que el existía por las cosas difíciles que ocurrieron cuando el apenas era un bebé.

—Dante…yo no —

—Lo se mami, papá se fue, y tu no vas a buscarlo porque el fue malo contigo, solo quería saber como se siente tener un papá que juegue al Jenga conmigo, pero me gusta mucho que juegues conmigo mami — interrumpió el niño de casi cinco años.

Adalet se sintió miserable, por supuesto, ella siempre deseo lo mismo para su pequeño hijo, ella tan solo quería un hogar estable y feliz para darle, pues Dante no merecía haber pasado por tanto junto a ella tan solo porque los malnacidos Stone así lo habían ordenado. Acercándose a su hijo, lo tomo en sus brazos para sentarlo en su regazo y recostarlo sobre su pecho.

—Te amo mi pequeño Dante, y eso nada va a cambiarlo jamás, y en verdad, quisiera que no sufrieras por ese hombre…pero, no podemos cambiar las cosas que ya fueron, te lo he enseñado siempre, aun así, tu solo eres un pequeño niñito que necesita todo el amor de su mamá — dijo Adalet para luego besar repetidas veces las mejillas sonrosadas de su pequeño hijo logrando hacerlo reír.

Adalet endureció el semblante.

—¿Qué ocurre con ese hombre? — cuestiono.

—A comenzado a cacería de brujas, me han informado que Stone está cazando a todas las pequeñas y medianas constructoras del país que no tienen acuerdos con él, para desprestigiar y desaparecerlas; recientemente ha perdido demasiados clientes importantes debido a una empresa menor a la suya, y como sus viejos clientes se niegan a responder de que empresa se trata, pues ha comenzando a destruir a las que considere sus rivales, será mejor que tengas cuidado cariño, ese hombre es peligroso — aseguraba la mujer.

Adalet apretó el celular en su mano. Aquel hombre era un miserable, no le importaba causar tragedias y dejar sin nada a los demás, todo siempre en nombre de la supremacía de los Stone, ya le haría pagar al maldito por todo ello.

—No se preocupe, mis clientes han firmado una clausula de confidencialidad, ellos no pueden revelar a quien le están comprando producto y con quien están lanzando sus nuevos proyectos hasta que se les autorice hacerlo, por lo pronto, el señor Stone no tiene manera de rastrearme, y cuando el menos lo espere, saltare directamente sobre su cuello — aseguro.

La mujer del otro lado suspiro.

—Se que esto lo que buscas y no voy a detenerte pues también se lo que les hicieron a Dante y a ti, pero promete Adalet, que no te olvidaras de lo que es realmente importante — suplico la mujer mayor.

Adalet, miro a su pequeño desde la puerta de su habitación.

—Te lo prometo…madre — respondió con sinceridad a la mujer a la que consideraba como su madre, y luego, terminó la llamada.

Acercándose nuevamente a su hijo, nuevamente se prometió destruir a la familia Stone, vengarse de ellos...y asegurarse de que jamás supieran de la existencia de Dante. Besando sus mejillas también prometió que cuando todo aquello terminara, ambos se irían a crear su propio paraíso. La promesa de una madre, no se rompería jamás con el dolor de una venganza.

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