La venganza de mi mujer ciega romance Capítulo 365

Cuando Sandra salió, Umberto se apoyó en Albina tomando sus dedos sin soltarlos. Temía que desapareciera otra vez.

Al terminar de hablar con Macos, Albina vio los ojos brillantes de Umberto. Estaba fijándose en ella.

Albina rio y acarició su mano.

—¿Por qué me miras así?

Umberto estaba excitado y ya no estaba tan confundido como antes.

—Albina, por fin regresaste.

Ella se alegró y tomó su mano. No era fácil ver a Umberto comportarse así.

—Sí. Regresé y ahora estoy a tu lado.

Umberto bajó la cabeza, miró los dedos entrelazados y no pudo evitar reír. Se comportaba muy dulce y suave, sin la indiferencia de antes.

Albina vio a la gente charlar y beber. Luego, se sintió cansada.

No descansó en el avión por la excitación de regresar. Después de volver y ver personas conocidas, empezó tener sueño.

—Voy al baño —Albina dijo en voz baja al oído de Umberto y salió.

Cuando se fue, Umberto miró a Macos.

—¿Por qué sabes que Albina regresó?

Macos estaba bebiendo. Se sorprendió y buscó la foto para mostrarsela.

Acercó una parte pequeña de la foto y Umberto vio el perfil de Albina.

Creía que Macos era capaz de administrar una agencia de detectives.

Umberto le devolvió el móvil a Macos y fue a buscar a Albina. No tenía la intención de charlar con los demás.

Era un club serio y con buena seguridad, pero habían personas de clase privilegiada. Temía que Albina se encontrara con malos.

Cuando salió, vio a Camilo acercarse.

—¿Has descubierto algo sobre Sandra?

—He preguntado al gerente. Esa mujer fue estafada. Debe al club decenas de miles de euros y se vio obligada a quedarse aquí para pagar la deuda.

Umberto sacó el tabaco y lo puso en su boca, pero de repente recordó que a Albina no le gustaba su olor, así que lo echó en la basura.

—Es muy raro. Esa mujer definitivamente tenía alguna intención conmigo —rio fríamente y se fijó en Macos—. No lograron su propósito, por eso seguirán haciendo algo. Solo necesitamos esperarlo.

Albina se limpió la cara y ya no tenía tanto sueño. Secó el agua en su cara y fue hacia el cuarto.

Recordó el aspecto de Umberto. Su mirada era suave. No se encontraron por tres meses, y la trataba mejor que antes. Se sentía un poco incómoda, pero le encantaba la sensación de ser extrañada por alguien.

Albina buscaba su cuarto. Algunos cuartos estaban cerrados completamente, y otros tenían puertas de cristal, por la cual se veían el perfil de los clientes.

Ya casi eran las nueve de la noche, de modo que los cuartos se llenaban de personas.

Cuando quiso regresar, vio un perfil conocido en un cuarto.

Era Santiago.

Decían que estaba ocupado, ¿entonces por qué estaba aquí? No vino para fiesta de cumpleaños, sino para otra fiesta.

Además, había una mujer a su lado.

No podía ver claramente la cara de la mujer, pero sabía que no era Ariana.

Albina respiró profundamente, sacó el móvil y llamó a Ariana.

No hubo respuesta. Pero cuando quiso colgar el teléfono, ella le respondió.

—¿Albina?

Ariana sonaba confundida. Parecía que fue despertada por la llamada.

Albina frunció el ceño. La mujer al lado de Santigo no era Ariana.

—¿Estás durmiendo?

Albina se sentía desanimada. Vio a Santiago y la mujer desconocida, y pensó en muchas cosas.

—Sí, regresé a casa muy tarde. Estaba tan agotada que dormí después del baño y casi perdí tu llamada. ¿Qué pasa?

—He regresado.

—¿De verdad? ¿Dónde estás? ¿Acabas de bajar? ¿Voy a buscarte ahora? Llevo tres meses sin verte. Te extraño mucho.

Ariana estaba excitada. Su voz era suave como si fuera una ñina inocente.

Albina miró hacia el cuarto. Santiago y la mujer se abrazaron en el alboroto. Quería llorar por Ariana. Luego, giró la cabeza. Ya no podía seguir viéndolo.

Ariana estaba hablando entusiasmada, y Albina sabía que no podía esconderlo de ella.

—Tengo que decirte una cosa, pero no te pongas triste.

La risa desapareció de la cara de Ariana, bajó la cabeza y le respondió serena.

—Claro. Te estoy escuchando.

—Estoy en un club para participar en una fiesta de cumpleaños con Umberto y Macos, pero vi a Santiago. Está en otra fiesta... con otra mujer. Y se comportaban íntimamente. Creo que no solo son amigos.

Después de decirlo, Albina detuvo su respiración.

Ariana se mantuvo silenciosa. Luego de un rato, dijo:

—¿Puedes tomar una foto?

Su voz era indiferente, pero Albina notó que estaba temblando.

Albina se sentía triste. Tomó una foto de Santiago y la mujer, e incluso grabó un video. Luego, se los envió a Ariana.

Ella los revisó y dijo en voz suave:

—Gracias por decirme todo eso.

Albina frunció el ceño.

—¿Conoces a esta mujer?

Albina podía adivinar algo por la actitud de Ariana.

—Sí. Es su primer amor, Natalia. Ha pasado algo estos días.

Ella explicó brevemente lo que pasó a Albina y le dijo:

—¿Quién sabría que se encontrarían después de tantos años? No es fácil olvidar al primer amor.

Ariana rio cuando terminó sus palabras.

Su risa hacía que Albina se sintiera triste.

—¿Qué quieres hacer? ¿Quieres venir ahora? Te ayudaré. Si no quieres hacerlo personalmente, entraré para reprocharlo.

—Tranquila —Ariana notó que Albina estaba enfadada, y se apresuró a acalmarla—. Sé cómo tratarlo. No necesitas prestar atención a eso. Sigue con la fiesta, no te enfades por mis asuntos.

Albina apretó el móvil y apoyó la cabeza contra la pared.

—Eres más importante que la fiesta.

Ariana se sentó en la cama. Pensó que podía manterse tranquila y aguantar todo, pero empezó llorar por las palabras de Albina.

—Albina...

Sollozaba y lloraba, incluso sus labios temblaban.

No quería llorar, por eso puso la mano en la boca para no causar ruido. Luego, el llanto paró y solo se podía escuchar el sollozo.

Albina sintió pena por su sollozo.

—Voy a tu casa.

—¡NO! —Ariana se negó— Déjame resolverlo sola. No quiero que veas mi triste condición. Puedo encargarme de esto.

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