Luego de entrar a la casa e ir por Anabet hasta la sala, Daryl se queda con una sensación diferente, como un pequeño ruido que no lo deja tranquilo.
La mujer lo mira con esa cara de inocencia mezclada con tristeza, se acerca a ella y la abraza.
—¿Siempre será así cuando ella quiera escapar? ¿Vas a correr tras ella para que no se vaya?
—No puedo dejarla hacer lo que le plazca, no está aquí de vacaciones.
—Pues la verás más seguido, porque acaba de perder todo —Daryl la mira interrogante y ella niega con la cabeza —. No me hagas caso, mejor dime, ¿a dónde la dejaste ir?
—Con tu abuelo, al parecer está enfermo.
—Mi abuelo siempre ha estado enfermo, seguro te hizo creer que era grave para poder salir de aquí, no sabes lo manipuladora que puede ser.
Anabet se refugia en el pecho de Daryl, dejando la duda sobre las palabras de Zoe. Pero tiene a su gente con ella, así que puede estar tranquilo, si pasa algo extraño o es una mentira de Zoe podrá hacérselo pagar con creces.
La mujer se queda con él el resto de la tarde, incluso a cenar, mientras que Daryl observa su teléfono de vez en cuando para ver si hay noticias de Zoe, pero nada.
Cerca de las nueve envía a Anabet a casa con un par de escoltas para que no le suceda nada en el camino, se queda parado en la entrada de la casa viéndola partir, al tiempo que saca su teléfono para llamar a uno de los hombres que envió con su esposa.
—Sanders, ¿dónde está mi esposa?
—Señor, desde que llegó no ha salido de la habitación de su abuelo… —el hombre le explica cómo han pasado las cosas, mientras que Daryl no lo interrumpe.
Corta la llamada, molesto, porque al parecer su mujer no piensa llegar a casa a dormir. Pero luego lo piensa mejor y eso puede usarlo más adelante para atormentarla, de todas maneras la tendrá lejos de él por esa noche, lo que le facilita un poco las cosas.
Cerca de la medianoche para su jornada y se va a su habitación, toma una ducha, se coloca un pantalón de algodón y se mete debajo de las cobijas, mirando el techo, pensando muchas cosas que lo llevan a nada. Se gira para abrazar la almohada y siente ese aroma de frutos silvestres envolverlo, se sienta en la cama, mira la habitación, como buscando algo.
Frunce el ceño, porque sabe que algo falta en la habitación, aunque no recuerda qué es.
Se deja caer en la almohada, cierra los ojos y un sueño intranquilo lo envuelve aquella noche, donde una niña grita desesperada su nombre.
Se despierta sobresaltado, mira la cama a su lado y está vacía, sale de allí con dirección al primer piso, para que le den razones de su esposa, donde le confirman que no llegó. Va a la cocina por un vaso de agua y se encuentra el arreglo en un rincón.
Daryl le dedica una mirada al arreglo, se despide de Rita que aparece para preparar el desayuno y regresa a la habitación.
—Eso era lo que faltaba…
Entre los problemas con los nuevos proyectos, las exportaciones de los componentes y otras cosas más, su día termina sin novedades de su esposa, a la que ha olvidado por completo.
Lo que Daryl no sabe es que, al tiempo que él se iba a acostar la noche anterior, Zoe tuvo que pedir una ambulancia para su abuelo, que se descompensó totalmente.
Cuando uno de los hombres que la custodiaban quiso llamar a Daryl, ella le dijo que no era necesario, ellos solo tenían que acompañarla al hospital, así no desobedecerían las órdenes de su jefe.
A Franco Amato lo habían recibido con todo listo para hacerle estudios y descartar otras enfermedades además de su hipertensión, pero nada la preparó para lo que le diría el doctor en ese instante.
—Señorita Amato…
—Señora Marchetti, doctor —«aunque no me guste, eso es lo que soy ahora», pensó Zoe.
—Disculpe… me temo que lo de su abuelo es incurable —la chica abre los ojos se abren y el hombre la mira con preocupación—. Su abuelo tiene cáncer.
—¿Qué…?
—Al parecer él ya lo sabía desde hace un tiempo, pero se guardó el secreto. El problema es que ha hecho metástasis y su abuelo está en los últimos momentos de su vida.
—No, eso es mentira… no puede ser… ¡Dígame que es mentira!
El grito de Zoe sobresalta al doctor y a los guardias, que entran de inmediato. Sanders, que está al tanto de la situación de ella y su jefe siente que se le estruja el corazón cuando la ve tirada de rodillas llorando desconsolada por la noticia y rogándole al doctor que no deje morir a su abuelo.
—Señora… en verdad ya no hay nada que hacer, el momento era cuando su abuelo se enteró. Lo lamento.
—¡¡Noooo!! ¡No, por favor… mi abuelo no! —se aferra a las solapas de Sanders que intenta ponerla de pie y le grita—. ¡¿Cómo se supone que voy a seguir sin él?! ¡Dímelo!
Aquella escena deja a los tres hombres bastante afectados, el doctor decide llamar a una enfermera para que le ayude a inyectar un sedante, cuando consiguen calmarla, Sanders la levanta entre sus brazos y la lleva a la habitación que la enfermera le indica.
Mientras ella llora bajito, producto del sedante, el hombre camina a la puerta para llamar a su jefe, Zoe al temer que sea precisamente eso lo que hará el hombre, le dice con voz débil.
—No le digas nada… a Daryl.
—Pero señora, él debe saber.
—No quiero que lo sepa… no quiero que se ría en mi cara y use esto para causarme daño… —cierra los ojos, hasta que se queda dormida.
En tanto, el hombre se queda mirándola, frágil, vulnerable y solitaria. Guarda el teléfono y decide atender a la petición de ella. Le ordena a su compañero que pida un sustituto para que pueda irse a casa.
—¿Y tú?
—Hoy supe de todo esto, ¿por qué no me dijiste antes?
—¿Para qué? No es que mis cosas te importen, ¿o sí? —por primera vez Daryl aparta la mirada de los ojos acusatorios de Zoe, que en parte tiene razón.
Pudo haber preguntado por ella esos días, pero no le importó en realidad lo que pasara con la chica. Mientras más lejos estuviera de él, le resultaba más cómodo, sin embargo, nunca se imaginó que era por esto.
Quiere culpar a su gente de que no se le informara de la situación, pero lo cierto es que él tampoco llamó para saber de Zoe.
—No vine a pelear, no es el lugar. Solo quería saber cómo estaba tu abuelo y a ver cómo… cómo estás tú.
—Pues aquí me tienes, puedes irte feliz, porque estoy como la m****a, ¿así te gusta verme? ¡Aquí me ves!
—Zoe, en verdad no estoy feliz… me dijeron que no has comido bien estos días por no apartarte de tu abuelo. Te ofrezco mi ayuda, yo me quedo con él unos minutos para que vayas a la cafetería y comas algo decente.
—No iré a ninguna parte —pero no lo dice con antagonismo, mira a su abuelo y el labio le tiembla—. Está en sus últimos momentos, no quiero irme y no estar aquí para cuando se vaya…
Entierra su rostro entre sus manos y comienza a sollozar bajito. Sin saber por qué, Daryl se acerca a ella para abrazarla y ella se entierra en su pecho.
Se quedan así unos segundos, hasta que Zoe se calma un poco y se aparta, levanta la mirada asustada de esa cercanía, mientras que Daryl la mira con una intensidad indescifrable. Por unos segundos se pierde en esos ojos como la miel y sin saber muy bien por qué, baja su rostro para besarla.
Es un beso suave, corto y dulce, pero lo que le sigue no se lo esperaba por nada del mundo. Zoe le da una bofetada y él se queda perplejo.
—Yo no soy segundo plato de nadie —le dice ella con firmeza y apartándose.
—Eres mi esposa —le dice él con la ira que lo obliga a apretar los dientes.
—Pero tú y yo sabemos que solo de nombre, porque no soy la mujer que amas. Si crees que por esto vas a conseguir algo de mí, estás muy equivocado —vuelve a sentarse y mira a su abuelo—. Ahora vete y déjame sufrir en paz… seguro en unos días podrás regodearte en mi sufrimiento.
—Zoe…
—Si yo no soy la mujer de tu vida, no te acerques a mí a menos de un metro, no quiero problemas con nadie.
Daryl aprieta los puños con frustración, pero decide que lo mejor es irse. No sabe lo que le pasó, pero aquella bofetada se la tenía bien merecida. No podía dejarse llevar por aquellos ojos vulnerables ni por la tristeza inmensa que hay en ellos.
No podía olvidar que Zoe Amato era la culpable de que no pudiera estar con la mujer de su vida… porque ella no es ella a quien ama.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: La Verdadera Novia del CEO
Buenos días:cómo está? cuando sube más capítulos, gracias...