Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 29

Han pasado un par de días desde que hice la entrevista y aun no he recibido ninguna llamada. El señor Willian me avisó que esta semana estarían algo ocupados pero que intentarían contactar conmigo si al final era la seleccionada. Cada hora que pasa y no contactan conmigo, voy perdiendo la ilusión por este nuevo empleo, que era mi barco para alejarme un poco de tanto lío.

He quedado con Helena para ver como me ha dejado Tony el piso, me espero cualquier cosa de él. Puede haberlo dejado limpio impoluto o sucio hasta quedar irreconocible.

Introduzco la llave y abro la puerta. De momento todo parece estar en orden. Avanzamos hasta el salón. Sobre la mesa hay un cenicero lleno de colillas, toda la casa apesta a tabaco. La cocina es otro cantar, el fregadero está lleno de platos con comida reseca de no se cuanto tiempo, pero comienza a aparecer un pelillo verde sobre todo lo que antes tenía comida.

-Espero que hayas decidido cambiar de vajilla - insinúa Helena con cara de asco.

Quitando los platos sucios, los cigarros, las latas de cerveza repartidas por toda la casa, y el cuarto, que parece que ha pasado un huracán por él, no está tan mal, me lo esperaba bastante peor y con lo vengativo que es Tony, temía venir a verlo.

-No he traído guantes - no pienso tocar nada sin unos guantes. Temo pillar cualquier cosa si me arriesgo.

-Ahh no, olvídalo. Sin guantes no limpio - parece que en cualquier momento se vaya a poner a vomitar.

-A ver, no puede ser para tanto - levanto un montón de ropa y se escurren unos calzoncillos usados - ¡Los he tocado! Voy a por los guantes.

Dos horas más tarde, la casa se parece mucho más a una casa y no a un estercolero. Llamo a un cerrajero para que venga y cambie la cerradura. No me fío ni un pelo de Tony. El hombre me informa de que en media hora puede pasarse por aquí, y como es poco tiempo lo esperamos.

-¿Cómo te va con tu amorcito? ¿Le gustó la cama?

Se me escapa una risilla juguetona al recordar el estreno que le dimos.

-Si, le gustó bastante - ese recuerdo queda eclipsado por otro desagradable, Leti - tiene una amiga...

-A su amiga le gusta ¿Verdad? - esta mujer tiene poderes deductivos - no me mires así, es lógico ¿A qué mujer en su sano juicio no le gustaría?

Es cierto, ella lo conoció el día de su cumpleaños, el mismo día que me pilló Tony con él y el mismo día que mi vida cambió. Hace unas cuantas semanas de aquello y a me parece una eternidad.

-Tienes razón pero... es insufrible. Parecemos dos niñas peleadas en el patio del colegio por la misma pelota.

-Ya, pero es que la pelota está de toma pan y moja. - la miro con mala cara. Si también tengo que soportar que mi amiga se haya pillado de Ian, voy a gritar -Emma, es un hombre atractivo, asúmelo y deja de tener celos de cualquier mujer que intente algo con él.

-Tienes razón, pero es tan difícil - resoplo tirándome hacia atrás en el sofá.

-Cuando te pongas celosa piensa que está contigo por algo.

Justo en ese momento tocan al timbre. Un hombre con un mono azul, gordo hasta casi no caber por la puerta aparece, el cerrajero. Estamos mirando un rato lo que hace hasta que me suena el móvil. Un número que no conozco de nada aparece en la pequeña pantallita. Ojala sea del nuevo trabajo, por favor.

-¿Si?... si, soy yo. ¿En serio? Muchísimas gracias. Si, si, no hay problema.

Salto de alegría y Helena se une a mí, mientras el hombre gordo nos mira como si estuviéramos locas.

-¡Me lo han dado! ¡El trabajo es mío!

-¡Qué bien! Te va a venir muy bien ya lo verás.

Estoy contenta por varios motivos. El primero es que no voy a tener que ver más la cara de seta de Leti y el segundo es que no voy a ser la secretaria de nadie, voy a trabajar de lo que me gusta, economía.

No se que es exactamente lo que tengo que hacer pero la muchacha que me ha llamado me ha dicho que empiezo la semana que viene el periodo de prueba de quince días.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Las amantes del Señor Garret