No puedo creer que haya sido capaz de plantarse aquí. No respeta mi intimidad- Él, que es tan celoso de la suya.
Camino hasta la puerta. Me planto delante de él, lo agarro del brazo y lo saco al portal para poder hablar.
-Dadnos un momento chicos. - cierro la puerta al salir.
-¿Qué haces aquí? - pregunto seria como pocas veces volviendo la mirada hacia él.
-Quería hablar contigo.
-Espera, espera. A ver si te he entendido bien. Vivimos juntos, trabajamos juntos y me estás diciendo que lo que tienes que decirme es tan serio - levanto los brazos por lo absurdo que resulta todo - que no podía esperar un par de horas.
Torres rompe el momento asomando la cabeza, vacilante y dudoso.
-No quiero molestar - carraspea incómodo - pero dentro se escucha todo, lo digo por si queréis un poco de intimidad.
Ahora es Ian el que sujeta mi mano entre las suyas para bajar a la calle. Aunque yo pueda estar enfadada y creo que estoy en mi derecho de pedirle explicaciones, no queda muy bien montar este tipo de escenas delante de otro de sus empleados.
Llegamos a la calle en la que por suerte, pasa muy poca gente, casi todo el mundo está cenando. Ian continúa con una pose impasible de aquí no pasa nada, en cambio yo, creo que me sale hasta humo por las orejas.
-¿Qué querías decirme? - pregunto algo más tranquila.
-¿Tenéis algo vosotros dos? - señala con la cabeza hacia el portal.
Ahora es el momento en el que termino de rizar el rizo o lo aclaro todo, aunque quede como una niñata y una mentirosa o lo lío más todavía.
-Quieres que te de las explicaciones que tu eres incapaz de dar -susurro- quieres que te de la tranquilidad que tu no me das - puedo sentir las lágrimas peleando por salir.- Torres es gay y no hicimos nada en el bosque, solo te mentí porque me dolió enterarme que mientras nosotros lo pasábamos mal, tu te divertías con Leti.
Espero a que diga algo mientras los ojos se me van llenando de lágrimas. Esto es lo que se siente cuando admites tus sentimientos, cuando admites que te has comportado como una tonta y de forma ridícula solo por dar celos, pero Ian continúa en su sitio, sin hacer ni decir nada, solo me mira como si me analizara.
-Bien -suelta.
¿Bien? no tengo ni idea de lo que significa eso pero no voy a permitir que las cosas se queden así. Estamos en el punto. Ese sitio en el que no hay vuelta atrás, o se arregla o termina de romperse lo poco que tenemos.
-¡¿Eso es lo único que piensas decir?! ¿Bien? - sin poder evitarlo rompo a llorar - Ahora que el gran Ian Garret puede dormir tranquilo da igual como estén los demás ¿no? - me armo de valor y le acuso de todo lo que pienso. Me quito las lágrimas que resbalan por mis mejillas sin control.
-Estas montando una escena.
- ¿Te avergüenza? Porque a mi me avergüenza que tus ligoteos me llamen guarra en la oficina.- doy un largo suspiro intentando calmarme otra vez. Es cierto, estoy montando una escena y las pocas personas que pasan por nuestro lado se giran para mirarnos.- si me dices ahora mismo que nunca voy a volver a ver esa sonrisa ni el brillo en tu ojos como el día que chocamos, me marcharé ahora mismo y jamás volveremos a tener nada.
Toco al timbre para que nos abran. Ha sido una situación realmente violenta, pero espero que durante la cena, se calmen los ánimos y se normalice todo.
-Ya estamos de vuelta - digo con voz cantarina
-Señor Garret, este es Cristian, mi pareja - casi se pueden ver las pequeñas gotas de sudor que le resbalan a Torres por las sienes.
-Llámame Ian. Encantado Cristian - saluda tendiendo la mano.
Todo el ambiente se ha relajado, disfrutamos de una cena amena. De vez en cuando lo miro de soslayo para comprobar que se lo está pasando bien. Comienza a parecer una sombra de lo que fue y eso me hace feliz.
-Pues si - Continúa Torres - aquí, nuestra gran amiga Emma, rompió a llorar cuando le dije que tendríamos que dormir en el bosque - todos ríen,incluido Ian. Los pequeños detalles no se los había contado,era un poco embarazoso pero mi compañero creo que tiene que ganar puntos y cuenta cada detalle escabroso de aquella noche.- no pude dormir para que se quedara tranquila.
-Oh venga, cállate ya - le tiro una miga de pan.
-A mi me interesa lo que está contando.
- Señor Garret - inclino la cabeza - va a pensar que soy una torpe.
-No pienso que seas torpe - acaricia uno de mis dedos - se que lo eres.
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