Las amantes del Señor Garret romance Capítulo 78

Will da vueltas por la habitación, enfadado. Sabía que muchos compañeros metían facturas en las cuentas de la empresa, pero el desfalco puede llegar a rozar varios millones.

- ¿Cómo no me he dado cuenta antes? ¡Me han estado robando!

Estampa el puño contra la mesa que cruje de una forma preocupante.

- Will, cálmate. Algo podrás hacer ¿No?

Por regla general se termina el contrato con la persona que intenta engañar a la empresa, pero hay tantos involucrados que no sé muy bien como va a actuar.

- Por supuesto. Voy a renovar la plantilla.

A la calle. Todos. ¿Va a mirar uno a uno o va a despedir indiscriminadamente a todos? Está tan alterado que no me atrevo a preguntarle.

- Pero estas facturas son solo de un par de años - puntualizo - ¿Vamos a mirar todas?

Son las tres de la mañana. No quiero ni pensar cuanto tiempo podemos emplear en revisarlo todo. Es imposible, necesitamos ayuda. Puede que lo que le haga falta a la empresa sea una auditoria a fondo.

- Se va a revisar todo, Emma. Panda de buitres... Aquí ya no podemos hacer nada. Te llevo a casa.

Antes de que me dé tiempo levantarme, suena mi móvil. Solo una persona me llamaría a estas horas.

-Dime ¿Qué haces despierto?

Pensaba que se habría acostado hace algunas horas.

- Que haces despierta tu - acusa claramente enfadado - Necesitas dormir y descansar.

Respiro hondo. Prometimos poner de nuestra parte y voy a cumplir mi promesa.

- Lo sé, lo sé, cariño. Acabamos de terminar. Will ya me iba a llevar a la casa y mañana me ha dado libre para que pueda recuperar sueño - me giro hacia Will que sigue la conversación- ¿Verdad? - le pregunto.

- ¡Si, hermanito! ¡Mañana a dormir todo el día! - bromea siguiéndome el juego.

- Está bien. Llámame cuando llegues a casa. Te quiero.

Mañana por fin lo tendré de vuelta, solo unas horas de espera. Escucho el pitido que me avisa de que ya no está al otro lado de la línea.

Me pongo el chaquetón y guardo el móvil en uno de los bolsillos.

El trayecto en coche lo hacemos en silencio. Es tan raro ver a Will serio. Yo sabía lo que estaban haciendo sus empleados y no dije nada, en parte soy culpable. Hace mucho tiempo que tendría que habérselo dicho.

Para el coche frente al garaje.

-No te preocupes, recuperarás tu dinero - intento animarle aunque de poco sirven las palabras vacías.

- El dinero no me preocupa ¿Qué clase de personas trabajan para mi? Eso es lo peor... bueno, llama a mi hermano antes de que le de algo y lo decía en serio, mañana descansa. Te he entretenido demasiado hoy.

Joder, en realidad prefiero ir a trabajar ¿Qué voy a hacer todo el día en casa metida? Pero no puedo luchar contra dos Garret, es una pelea perdida.

Entro a paso ligero. El garaje está más oscuro de lo normal. Todo está en penumbra. Camino conteniendo la respiración. Vamos Emma, no tienes diez años. Serénate y piensa de forma racional.

Solo unos metros me separan de la puerta del ascensor. Doy un paso y al momento escucho un crujido bajo mis pies. Cristales. Todo está más oscuro porque alguien ha roto las bombillas.

La puerta sale volando y Will aparece tras ella. Corre hacia mi en cuanto me ve.

- ¿Qué ocurre? La policía esta punto de llegar.

Le señalo los coches para que los vea. Quienquiera que haya hecho esto, está muy trastornado.

- Había alguien... no le he visto, pero... ha dicho algo...

Me agarra del brazo y me ayuda a incorporarme.

- Vamos a esperar fuera. Aquí casi no se ve.

Salimos a la calle mientras esperamos a la policía. Dudo mucho que siga ahí dentro. Aunque esta noche es una de las más frías que hemos tenido hasta ahora, me quito la chaqueta y la dejo sobre el capó del coche de Will.

Tengo la frente perlada de pequeñas gotas de sudor.

Las sirenas comienzan a sonar a lo lejos. En pocos minutos han parado delante nuestra tres coches de policía, de cada coche salen tres hombres. Varios se acercan a nosotros y el resto entra en el garaje.

- ¿Estáis bien? - pregunta un hombre unos años mayor que yo.

- Si - contesto sin estar muy segura - había alguien ahí dentro.

- Muy bien. Alejaos un poco. Ya nos ocupamos nosotros.

Apoyo la cabeza sobre el hombro de Will. La subida de adrenalina tiene un problema muy serio, que después viene la bajada. El miedo que he pasado comienza a pasarme factura. Mi piernas tienen un leve temblor que disimulo, ya fui la pobrecita Emma una vez, no volveré a serlo.

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