LIBIDO (COMPLETA) romance Capítulo 37

Al llegar al aeropuerto dejamos nuestras maletas en el equipaje y en seguida abordamos el avión. Al subir al avión nos dirigimos a nuestros asientos, tuvimos que compartirlo con una persona más. No sé cómo Jaxon consiguió el boleto aun lado de mí, pero lo hizo. En la ventana se encuentra una chica de cabello castaño y piel blanca como la nieve, se voltea a vernos y al ver a Jaxon se le saltan los ojos de la impresión. No me da tiempo de detenerlo y termina sentándose en medio de las dos.

Abro los ojos al terminar mi pequeña siesta, con la vejiga a punto de explotar, me levanto para ir al baño. Toco la puerta y está ocupado, así que espero, no tarda mucho y sale un joven hombre que me da el paso.

Hago mis necesidades sintiendo alivio, me lavo las manos y peino un poco mi castaño cabello, salgo rumbo a mi asiento, pero me encuentro con tres azafatas ofreciéndole comida a Jaxon. Mi pregunta es, ¿para qué tantas azafatas? si una sola puede hacer su trabajo, y por el otro lado, la chica que está sentada con nosotros se le restriega con cinismo.

En este momento pasa por mi cabeza tener un novio feo. Sé que Jaxon es muy atractivo, eso no se niega, lo que no me gusta es que llama mucho la atención, pero tengo que sobrevivir a esto si es mi pareja. Rendida espero a que las azafatas se vayan para que me den permiso para sentarme, al momento de recargarme en uno de los asientos alguien toca mi brazo y volteo a verlo.

— ¿Preocupada?

De inmediato reconozco al apuesto hombre de piel negra que entro al baño antes de mí.

— ¡Oh! No…—contesto con simples.

El chico parece entender mi situación, me sonríe mostrándome sus resplandecientes dientes aperlados.

—Yo te ayudaré.

— ¿Mmm?

El chico se levanta de su lugar y camina hacia el final del pasillo en dirección a la cabina. Espero un momento y él chico sala de lo más tranquilo, llega y me ofrece su lugar.

—Solo espera —es lo único que dice.

Tomo su lugar, por la cortina que hay al final del pasillo sale una señora con el mismo uniforme que las azafatas, se acerca esta mi lugar junto a Jaxon y de inmediato les llama la atención, las regaña decentemente, pero las regaña.

Ahora entiendo, «gracias chico.» Ambos nos quedamos viendo la escena y las cuatro se van, él chico se comienza a reír discretamente contagiándome de su risa.

—No creo que tu compañero sea el único pasajero en este avión —comenta.

—Tienes razón, ¿qué se puede hacer?, llama mucho la atención.

Ambos giramos de nuevo hacia mi lugar y Jaxon al fin se percata de que aún no he llegado del baño y comienza a buscar con la mirada hasta que da con mi mirada, frunce su seño, se levanta y camina hacia mí.

— ¿Qué hace ahí sentada?

No digo nada, solo levanto mis hombros. Se percata del hombre a mi lado cuando él me pregunta si es algo de mí. Los gestos de Jaxon cambian por unos enojados mirando mal al chico a mi lado.

—Soy su novio, ¿hay algún problema con eso? —se puede notar la molestia en su voz.

—No, no lo hay. Solo que debes de prestar más atención a tu novia que a otras mujeres —le aconseja el chico con tranquilidad como si fueran amigos.

Hasta yo me sorprendí por la forma en que le habló. Jaxon se enojó y ahí supe que debo de interponerme o esto se pondrá mal. Me levanto tomándolo de la mano y lo alejo de ahí, giro mi cabeza hacia el chico de atrás y le doy una sonrisa en forma de agradecimiento, el entiende y me sonríe. Regresamos y nos sentamos en nuestro lugar.

— ¿Por qué estabas con ese tipo? —me regaña.

—Porque mi lugar estaba ocupado.

La tipa del otro nos observa y sé que esta escuchando nuestra conversación. «¡No puede darnos privacidad por un momento!», me dan ganas de golpearla.

—No tenías por qué sentarte en otro lado, este es tu lugar, junto a mí, no con otro.

—No es mi problema que tuvieras tantas resbalosas a tu alrededor y no me permitieran el paso —me molesto.

Al momento que escupí mis palabras la mujer puso cara de ofendida y Jaxon comprende a quién me refiero a aparte de las azafatas.

—No sabía cómo quitármelas de enzima, son muy pesadas.

—Yo sí sé cómo.

Lo tomo de su nuca y junto nuestros labios, él acepta mi manera de dejar en claro que Jaxon tiene a alguien más. Nos separamos del beso y murmura en mis labios.

—Eres tan posesiva.

—Igual que tú.

El resto del viaje fue tranquilo y la chica a nuestro lado se calmó y dejo de molestar. Llegamos a Italia, bajamos del avión y vamos por nuestro equipaje. Pedimos un taxi y partimos a la casa de mi padre. Mientras llegamos observo las calles de Roma. Al llegar Jaxon paga el taxi, antes de entrar le digo que espere afuera para no darle una gran impresión a mi padre; acepta y espera con las maletas. Me acerco y con la mano temblándome aprieto el timbre, suena al instante y en unos segundos puedo ver a la persona que amo con todo mi ser.

Su rostro se ve más viejo y con cansancio. Puedo darme cuenta que está enfermo, atrapo un resfriado.

— ¡Mi florecita! —grita de felicidad. Lo puedo ver, su pálido rostro brillo al verme.

Corro a sus brazos y lo abrazo como nunca, realmente lo extrañaba mucho, amo a mi padre. Lleno de besos su mejilla mientras el acaricia mi castaño cabello.

—Mi pequeña. Estás aquí. No lo puedo creer.

Le sonrío y lo abrazo muy fuerte, no quiero soltarlo. Necesito sus abrazos. Mi padre deja de abrazarme y se enfoca en la persona que está detrás de mí, en mi acompañante. Nos separamos y me giro para presentarlo.

—Papá, él es Jaxon Clark.

Al mencionar su nombre Jaxon se acerca a nosotros, amablemente le tiende la mano para presentarse, mi padre aún desconcertado le acepta el saludo.

—Buenas tardes señor Hoffman, un placer conocerlo. Me llamo Jaxon Clark Milton, soy el novio de su hija.

Papá se asombra, me mira y luego vuelve a ver a Jaxon.

—Mucho gusto joven Clark, mi nombre es Frank Hoffman, el padre de su novia.

—Mucho gusto señor. Al fin pude conocerlo.

—Pasen —dice amablemente —. Voy por su equipaje.

A pesar de que mi padre esta desconcertado por la noticia el no deja de ser amable y respetuoso.

—No se preocupe señor Hoffman, ustedes entren a la casa, yo voy por el equipaje —propone Jaxon.

Mi padre acepta y entro con él a la casa dejando a Jaxon afuera.

— ¿Por qué no me dijiste que tienes novio, jovencita? —dice con un tono de voz de advertencia.

—Lo siento, pero no podía decirte, hablamos muy poco por teléfono. Y apenas acabo de salir con él —miento.

No voy a explicarle a mi padre que lo conocí porque me propuso sexo indebido.

—Tú y yo tenemos una plática pendiente —me advierte.

—Entiendo.

Segundos después Jaxon entra a la casa con las maletas. Sé que mi padre es de esas personas que te dan un sermón y no creo que se haya enojado por no decirle, pero si me va a cuestionar.

— ¿Quieren una limonada? —ofrece mi padre.

—Si me embarazo por descuido mi padre es capaz de casarnos. Nos obligaría —le advierto.

—Eso no va a pasar, por eso vas al médico.

No digo nada porque es verdad que ambos nos cuidamos.

—Te pareces a tu padre, excepto en los ojos —comenta de repente.

—Si, todo me dicen los mismo. Soy la versión femenina de papá solo que los ojos son de mi madre y la forma de mi cuerpo.

—Perfecta combinación —dice con picardía. Me rio de su comentario.

—Descansa, veré a mi padre.

—Dormiré un par de horas.

Beso sus labios, salgo de la habitación y voy con papá. Toco la puerta avisando mi llegada, entro y lo veo acostado leyendo un libro.

— ¿Te molesto? —pregunto.

—No, adelante.

Entro y me acuesto aún lado de él recargando mi cabeza sobre su hombro, él en seguida me abraza.

— ¿Qué estás leyendo? —pregunto intrigada.

—Es un libro que te explica el cómo hablar de sexualidad a tus hijos.

— ¡Papá! Ya no soy una niña, se perfectamente cuidarme —se ríe de mí.

—Lo sé, ya no eres mi pequeña hija. Mi semillita se convirtió en una hermosa flor... —besa mi frente y yo me acomodo mejor en su cuerpo para abrazarlo — ¿Cómo lo conociste? A simple vista tu novio es muy apuesto —cambia el tema.

«Si supieras padre.»

Deja su libro a un lado de él sobre la cama para ponerme atención.

—Si, lo sé, es muy guapo y me gusta. Nos conocimos en el trabajo; es muy lindo conmigo, me invita a salir, me cuida mucho y es caballeroso. Me gusta.

Sonrió al recordar el cómo me trata desde el momento es que empezamos a salir como novios.

— ¡Ay! Florecita. Tú estás enamorada, tus suspiros y la forma en cómo me lo describes se ve lo enamorada que estas de Jaxon.

— ¿En serio? No siento nada de los síntomas de estar enamorada.

—Por los suspiros se empieza, después sentirás que tu corazón empieza a latir sin ningún motivo y el síntoma más importante, es que no lo vas a querer lejos de ti. Te vas aferrar a él.

—Por el momento aún no llego a sentir eso, no podemos decir que estoy enamorada.

—Pero terminaras enamorada. Tu viejo y sabio padre te lo dice —tose al decir sus últimas palabras.

No digo nada ante sus palabras. Lo abrazo más fuerte y me quedo con él para ponernos al tanto de nuestra vida, desde el trabajo hasta en el amor mientras el acaricia mi cabello como lo hacía cuando era pequeña y en esos momentos tristes en donde más lo necesite.

Dicen que las hijas son más apegadas a las madres en contar secretos porque son cosas de mujeres, pero conmigo no, mi padre es mi confidente, siempre ha estado para mi dándome lo mejor. Él es la única persona que necesito en toda mi vida y conforme pasan los días me siento mal tenerlo lejos porque sé que mi padre no me durará toda la vida, así que lo aprovecho lo mejor posible estando con él.

Extrañaba estar con mi padre. Lo amo tanto.

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