Después de la increíble fiesta que Ben organizó quede más que cansada, además de satisfecha. Jaxon y yo regresamos a la ciudad; como siempre me deja en mi casa y luego él se va a la suya. Han pasado dos semanas desde la lujuriosa fiesta y otra vez el trabajo aumento. Esta vez estamos más que apurados, Trevor le surgió un problema personal y con ello informa que la tercera sesión se cancela; eso no le agrada a Clark porque la empresa pierde, además los compradores están ansiosos por las nuevas prendas, eso no beneficia a la empresa.
—Me tengo que ir lo más pronto posible —anuncia Trevor.
Jaxon, Jaime, yo y otros empleados estamos poniendo atención a lo que dice el modelo.
—Trevor, no nos puedes hacer esto, los compradores nos esperan —le explica Jaime.
—Entiendan que Trevor se tiene que regresar a Estados Unidos, su madre enfermó —lo respalda su representante.
Ante lo revelado sobre su madre, creo que no nos podemos oponer que Trevor vaya a verla, es un asunto emergente.
—No podemos oponernos a esta situación —dice Jaime con rendición en sus palabras.
—Mañana sale mi vuelo en la mañana —avisa el modelo de larga cabellera.
— ¿Y cuándo regresas?
—No sé. Puedo que no regrese.
Jaime se queda sin objeciones, nadie dice nada y Jaxon solo escucha, no dice palabra alguna.
—Es mejor que vayan pensando en otro modelo —propone Roxanne
—No podemos hacer eso, los proveedores aclaman por Trevor.
Jaxon se opone ante a la idea, es lógico, en la primera sesión a Milton's Corporation le fue de lo mejor, y como dueño de la empresa no dejará que sus ganancias bajen.
— ¿Entonces qué haremos? —pregunta Jaime preocupada por el asunto.
—La sesión seguirá en pie. Nos vamos a Estados Unidos.
Todos nos sorprendimos por la inesperada decisión. Jaxon está dispuesto a no rendirse.
—Mañana Jaime y yo nos vamos con ustedes a seguir con el proyecto en América.
—Debo reconocer que es la mejor idea para ambos... Acepto.
Trevor está de acuerdo con la idea, ambas partes se benefician.
—Si esto no perjudica el proyecto. Acepto ir también —se une Jaime.
—Ok, nos iremos a terminar el proyecto. Regresen a sus casas, yo me encargo de organizar al personal —demanda el jefe.
Los tres dicen un sí y salen de la sala. Al cerrarse la puerta me levanto de mi lugar y me ubico en frente de Clark antes de que se vaya.
— ¿En serio vas a ir? —le pregunto.
—Es la única opción. La fecha se acerca y no podemos perder tiempo.
Entiendo, será divertido visitar un nuevo lugar.
—Ok, comprendo. Iré a preparar nuestro equipaje —digo con emoción.
—Nena, cuando dije que Jaime y yo solo hablo de nosotros dos —me aclara.
— ¿Qué?
«¡Me está dejando fuera de esto!»
—Nena, quisiera llevarte conmigo, pero necesito que alguien maneje la empresa mientras no estoy y confió en ti... Quiero que tú te quedes al manejo de la empresa.
— ¿Estas bromeando?, yo no puedo manejar la empresa —me niego rápidamente.
—Sí, si puedes hacerlo, lo sé porque has trabajado más de tres meses conmigo y sé que sabes el manejo; confió en ti. ¿Puedo contar contigo?
Claro que puede contar conmigo, pero no estoy segura, no me siento capaz de manejarla sola.
—Puedes confiar en mí, pero no creo poder manejar esto yo sola. No soy especialista en la administración.
—Nena, necesito de tu ayuda aquí.
Lo pienso por un momento y me hago a la idea de que será lo mismo, como si Clark estuviera en su casa y yo aquí en la empresa.
—Ok me quedaré, pero no puedo manejar esto sola.
—Gracias. Buscare a alguien que te ayude en esto, déjamelo a mí.
— ¿Por cuánto tiempo te vas?, ¿Tardarás en regresar?
—Nena, te necesito más aquí que en Estados Unidos y no sé cuánto tardaré, haremos todo lo más pronto posible para no tardar. Solo ten por seguro que regresaré antes de dos semanas.
—Es mucho tiempo —hago un puchero con mis labios.
— ¡Hey! No hagas eso, a mí tampoco me gusta dejarte sola, pero esto es trabajo.
—Entiendo.
Después de esa charla Jaxon me dio un pequeño beso en los labios y se fue a preparar lo necesario para el viaje. El regreso a su casa y yo a la mía, desanimada me acuesto en mi cama.
Al despertar, antes de ir a la empresa voy al aeropuerto, hoy es el día en que Jaxon se ira a Estados Unidos con Jaime.
—Nena, confió en ti —susurra mi apodo para que los demás no nos escuchen y piensen que me está dado indicaciones del manejo de la empresa.
—Ve tranquilo, haz tu trabajo.
Lo animo para que no se vaya preocupado, aunque la verdad yo estoy desanimada por su partida.
—Para no dejarte sola le llame a Alexandre para que te ayude a manejar la empresa. Él ya está al tanto de todo... Confió en él y en ti.
—Gracias por pedirle que me ayude. Y confía en mí, haré todo a mi alance para que salga bien.
—Es una forma de agradecerte por aceptar ayudarme.
—No hay nada que agradecer. Jaxon y tú son mis amigos y los amigos se apoyan.
—Entiendo... Come o se va a enfriar.
Alexandre sonriente agarra los cubiertos y comienza a comer.
Así continuaron los siguientes cinco días, cada mañana y noche Jaxon me manda mensajes, todo indica que va bien en Estados Unidos al igual aquí en Alemania. Alexandre es muy inteligente y hábil para la administración.
Estamos por comenzar de la decoración de la pasarela; ahora es en otro salón, más grande que el anterior, Alexandre se encargó de contratar al personal para la decoración y yo me encargo del inventario de las cosas a comprar.
La oscuridad de la noche cubre el cielo, es tarde; sin ánimos y cansada salgo de salón. Tengo hambre, me la pasé todo el día y tarde de pie, los tacones me están matando, lo único que quiero hacer al llegar a casa es quitarme el traje y los zapatos, ¡ya no los soporto!
Antes de detener un taxi para que me lleve a mi casa Alexandre se interpone en mi camino estacionando su lujosa camioneta aun lado y baja el vidrio de la venta.
—Es muy tarde, es mejor... Bueno si tú quieres, te puedo llevar a tu casa.
Su amabilidad la voy a aceptar, es tarde y es peligroso que tome un taxi a estas horas.
—Acepto tu amabilidad.
—Ok, vamos.
Caballeroso, sale del auto y me abre la puerta para que entre, después sube de nuevo y nos dirigimos hacia mi casa. En medio del trayecto mi estómago gruñe, no he comido desde la mañana. Alexandre se percata de ello y sonríe.
—No has comido, ¿verdad?
Me da pena decirlo, pero es la verdad.
—No, no tuve tiempo de hacerlo —sonríe ante mi respuesta.
—Yo tampoco he comido, ¿Te gustaría que te invite a comer? —propone.
—¿Ahora? —miro mi reloj de mano, son las 23:00 —A estas horas no hay ningún restaurante abierto.
Alexandre se ríe por mi comentario mostrándome sus dientes blancos y perfectos. «Como que hoy está muy sonriente ¿No?»
—Lo sé, pero yo no quiero comer en un restaurante. Te soy sincero, odio la comida de esos lugares.
¡Wow! Me sorprende que un empresario como Alexandre odie ese tipo de cosas; no es lo que parece ser.
—Por tu cara, te sorprende. ¿Te parece ir a comer unas hamburguesas?
Con solo oír la palabra hamburguesa me exalto de la emoción, de tan solo imaginar comerme esa deliciosa hamburguesa llena de queso con doble carne, unas papas fritas y una coca cola la boca se me ensaliva, me encanta la idea.
— ¡Si!
Sonríe de nuevo por mi actitud y cambia el rumbo. Vamos por las hamburguesas.
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