LIBIDO (COMPLETA) romance Capítulo 47

Después de comprar las hamburguesas nos estacionamos en el parque para comer dentro del auto en la plena oscuridad de la noche. Con el estómago rugiéndome de hambre desenvuelvo la hamburguesa y de inmediato le doy la primera mordida embelleciéndome con su rico y jugoso sabor.

—Esto está delicioso —digo mientras degusto de mi cena.

—Me alegra que te guste.

Sonríe al verme dar mi segunda mordida a la hamburguesa con devoción.

—Son mis favoritas —confieso.

—Las mías también.

Como si estuviéramos sincronizados bebemos de nuestra soda para después comer una papa frita; nos reímos por el gracioso momento. Mientras comemos, hablamos de cosas triviales; me platica el cómo conoció a Jaxon.

—Lo conocí en Idus. Cuando yo entré, él ya era parte de la organización.

— ¿Qué edad tenía Jaxon cuando entro? —pregunto curiosa.

—A los veinte años, yo lo conocí cuando tenía esa edad, pero en realidad no sé bien a qué edad entro.

— ¿Y por qué entraste a ese lugar?, si se puede saber.

Alex se pone serio ante en el tema, deja comer y se enfoca en mí.

—Fue porque tuve problemas económicos con mi familia, tenía que solventar mis gastos. Me hablaron de ese lugar y me inscribí... Me metí con mujeres y hombres con la condición de cobrarles por mis servicios —dice sin pena alguna.

—Lo siento, yo ni sabía. Perdón por preguntar.

—Tranquila no me molesta que me pregunten… Después de que mi padre falleció sus bienes pasaron a mi nombre y deje de hacerlo; ahora no lo hago por dinero, lo hago por placer, porque me gusta hacerlo.

—Te entiendo.

Lo entiendo bien, experimentar estos placeres del sexo es cautivante.

—Y tú, ¿cómo entraste? —pregunta.

—Yo... Jaxon me metió en esto.

No sé si decirle la verdad, si le digo pensará que entre Clark y yo es mentira, y yo no lo veo así, ahora somo una pareja. Es mejor que no sepa nada, esto es entre Jaxon y yo.

—Al proponerme ser su novia, me dijo sobre sus fantasías y acepté —miento.

—Entonces…

El elegante empresario no termina con sus palabras por el sonido de mi celular. Es una llamada.

—Contestaré —aviso.

—Adelante.

De mi bolso saco el celular que no ha dejado de sonar y vibrar. Me fijo en el remitente, todo el día estuve esperando su llamada, sin dudarlo contesto.

— ¿Hola?

—Nena, ¿Cómo va en la empresa? —sonrío al reconocer a su cautivadora voz.

—Todo bien, el lugar está rentado y la decoración está lista.

—Sabía que lo podías hacer —alaga.

Sonrío con orgullo por lo que he hecho estos días. La correcta administración de la empresa no podría lograrlo yo sola, todo esto lo he logrado con ayuda de alguien importante que también merece reconocimiento.

—No podría sin la ayuda de Alexandre —idolatro a mi acompañante.

Lo volteo a ver y le sonrío, en silencio me devuelve la sonrisa.

— ¿En dónde estás?, ¿por qué se escuchan autos pasar?, ¿no estás en casa? —de un momento a otro la conversación cambia y el ambiente también.

—Estoy en la calle, no estoy en casa.

— ¿Qué hora es allá?

Despego el celular de mi oído y reviso la hora.

—Son las doce de la madrugada.

— ¿Qué haces en la calle a esas horas?

Noto el disgusto en su voz. Entiendo que es tarde, pero es debido al trabajo, además, no estoy sola, estoy acompañada.

—Lo que sucede es que salimos tarde del salón y… —eso ultimo no sé si decirlo, si le miento y después se entera eso podría dañar nuestra relación —. Alexandre me invito a cenar hamburguesas y estoy con él.

El ambiente se tensas, no escucho nada del otro lado y sin entender suenan los pitidos de la llamada dando por hecho que la llamada termino, me colgó.

—Jax, Jaxon…

Sin darle mucha importancia al asunto guardo mi celular. No sé si se enojó o se quedó sin señal.

— ¿Todo bien? —mi acompañante pregunta.

—Alexandre perdón, pero no debo porqué darte explicaciones.

—Tienes razón no me importa en lo más mínimo, te puedes ir.

Me molesta su tono de voz, dejando de lado su mal humor me despido.

—Ok.

Salgo de la oficina y me marcho a comer con Zeth. De regreso voy al salón para recibir los vestuarios, solo faltan cuatro días para la inesperada pasarela. Acomodo los vestuarios, después reviso el salón, que todo esté en orden y también ayudo a los trabajadores a adornar el lugar. Alexandre no se apareció por aquí, supongo que tiene trabajo.

Las ocho de la noche salgo del lugar y me voy a casa, mientras voy a mi casa trato de despejar mi mente olvidándome del trabajo, de Jaxon y la rara discusión con Alexandre.

Antes de llegar a mi casa veo a Alexandre recargado en su auto esperando en frente de la casa. Desconcertada por la hora, me acerco a él, al tocar su hombro deja de ponerle atención a su celular y voltea a verme.

— ¿Sucede algo? —le pregunto con confusión ante su presencia.

—Mallory... Quiero disculparme por la forma en que te hablé esta mañana, en la oficina.

Acepto su disculpa con una sonrisa; en verdad no fue nada grave, no tuvo importancia para mí.

—Claro, acepto la disculpa.

—No debo entrometerme en tu vida. Disculpa por mi mal comportamiento hacia ti.

—Entiendo, solo no quiero que se repita.

—No sucederá más —lo promete.

Le sonrió solo por unos segundos y de inmediato me pongo seria al igual él. El silencio de la noche nos cubre incomodándome; hablo primero para romper el silencio y entrar a mi casa porque ya quiero llegar y aventarme a mi cama.

—Ok, me voy a meter, tengo sueño. Deberías ir a descansar.

—Si, ya me voy... Te veo mañana, descansa.

—Hasta mañana.

Adelanto el paso para entrar a casa, saco la llave de mi bolso introduzco la mano y agarro el pomo de la puerta para abrir y entrar, pero unos brazos me rodean la cintura; su acelerada respiración choca con mi oído poniéndome nerviosa y desconcertada por lo que está haciendo.

—Descansa, Linda.

Su fresco aliento a menta choca en mi oído, sus palabras las escuché perfectamente. Sus suaves y fríos labios besan mi mejilla, la fuerza en las piernas se desaparece al sentir la relevante erección en mi espalda baja.

Me suelta y se va sin decir más dejándome como tonta parada fuera de mi casa bajo la luz de la noche.

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