Después del ritual, al otro día disfrutamos la lupercalia entre nosotros solos. Los días festivos no la pasamos en la cabaña disfrutando de una buena comida digna de un rey y lo mejor de todo el sexo entre los dos.
Después de festejar tres días seguidos regresamos a la casa de Jaxon a darnos un descanso.
—Nena, ve a la habitación. En un momento te alcanzó.
Accedo a su petición. Subo a la segunda planta y lo primero que hago es quitarme la ropa para meterme a bañar. Enjabono mi cuerpo y cabello para después enjaguarme. Limpia, salgo a la habitación a ponerme el pijama, termino de cambiarme y salgo a buscar a Jaxon que no ha subido.
Regreso al primer piso y lo veo sentado revisando su correo. Me siento aun lado de él y beso su mejilla.
— ¿Todo bien? —pregunto.
—Si, nena. ¿Quieres comer?
—Sí, muero de hambre.
Ordena que preparen la comida, mientras ponen la mesa las jóvenes empleadas, Jaxon termina de revisar sus correos; nos levantamos del sofá y vamos al comedor. Después de comer, cansados nos acostamos en la cama y vemos una película, al caer la noche nos dormimos.
Me despierto por la forma rara de dormir de Jaxon, me zafo de su cuerpo y me meto al baño a prepararme para ir al trabajo. Termino por ponerme el vestido y bajo a preparar el desayuno para mi novio, lo quiero consentir. Al terminar de poner la canasta de pan sobre la mesa voy hacia arriba y le aviso que baje a desayunar.
Un sexy y elegante Jaxon entra al comedor, me saluda con un beso en los labios y desayunamos para después ir al trabajo. Antes de separarnos e ir a nuestra área de trabajo me detiene.
—Recuerda que a las dos de la tarde vamos a salir para escoger a las modelos —me recuerda.
Le confirmo con un sí, beso su mejilla y me voy a mi oficina; de inmediato continuo con mis deberes dejando pasar el tiempo. Llega la hora de ir a escoger a las modelos, agarro mis cosas y unos documentos que me encargo. Bajo al primer piso y ahí lo veo junto a Jaime platicando.
No me molesta en verlos hablar, tampoco detesto a Jaime. Hasta el momento no se ha interpuesto en nosotros, pero eso no quieres decir la he perdonado, solo no le hablo.
Los tres salimos y partimos en el auto de Clark. Al llegar entramos a un estudio siendo aceptados por un hombre con apariencia rara; me refiero a que su forma de vestir no es común, es extravagante, más que Clark y por su atuendo puedo darme cuenta que es el diseñador; recuerdo verlo visto en las pasarelas deslumbrando con sus extravagante atuendos.
—Sean bienvenidos —nos saluda el hombre.
—Muchas gracias Wang Lu —lo saluda Clark con respeto, como todo un caballero.
—Gracias, Lu —también lo saluda Jaime con más confianza.
—Adelante mis queridos artistas.
Jaime pasa primero, luego Jaxon y yo al último; el diseñador me escanea y luego hace una cara de desagrado. Me molesto un poco por su acto, pero continuo con mi camino. Llegamos al estudio y nos sentamos frente a un pequeño escenario.
—Espero que les gusten mis modelos.... ¡Chicas!
Las chicas salen una por una en diminutos bikinis, todas muy delgadas y altas. Clark las ve muy atentamente revisando su cuerpo y eso me molesta. No puedo evitar no enojarme, así que lo golpeo con mi codo disimuladamente, voltea y me mira con cara de no entender. Me acerco a su odio y le susurro.
— ¿Qué tanto las miras?
Jaxon solo se ríe por mis palabras, cosa que a mí no me causa gracia. «Esto no es gracioso.»
—Es mi trabajo —contesta simple y con obviedad.
Me molesto más por su comentario y me volteo a seguir viendo a las flacas modelos. Jaime y Jaxon se dedican a anotar en sus cuadernos los rasgos de cada una para después analizar quien de ellas son las indicadas. Terminando de anotar las chicas se alejan del escenario.
—Espero que mis modelos llenen sus expectativas —dice un alegre Lu —. Ahora van mis chicos... ¡Nenes! —les grita.
Y como las modelos, los hombres salen en poca ropa, solo en bóxer. Debo admitir que están bien esculpidos y se cargan un grandioso miembro escondidos en su ajustada ropa interior, imposible no verlo.
Sin darme cuenta estoy mordiendo la tapa del bolígrafo mientras observo a cada uno de ellos modelando.
— ¿Qué tanto ves? —su voz me hace regresar a la realidad.
Volteo a verlo; como él se río de mí, yo quiero hacer lo mismo. Le saco la punta de mi lengua en forma de burla.
—Es mi trabajo —contesto de la misma manera que él hizo y eso lo molesta.
—No lo es.
No digo más y sigo viendo a los modelos. Clark sigue hablando bajo tratando de llamar mi atención, pero lo ignoro, yo sigo viendo a los nenes de Lu; quiero hacerlo de enojar. Me muerdo el labio inferior mientras veo como uno de ellos se da la vuelta, muestra su grande y duro trasero y, no dudo en poner cara de pervertida.
— ¡Mallory! —grita.
Todos lo voltean a ver menos yo que continúo viendo a los chicos.
— ¿Sucede algo mi señor? —pregunta Lu, confundido.
Se relaja al darse cuenta de la escena que está creando y deja de verme.
—No pasa nada. Continúen —respira y exhala con pesadez.
La pasarela termina, Clark y Jaime escogen cinco modelos de cada sexo, los demás se van. Ambos comparten comentarios sobre el aspecto de los modelos. Jaxon escoge a dos modelos y Jaime escoge al otro, solo falta uno.
—Me parece que el número cuatro es mejor que el siete —comenta Jaime.
—El siete tiene mejor porte —se opone Jaxon.
—Si, pero el cuatro tiene un gran cuerpo y encaja bien con nuestros diseños.
Lamento decir que Jaime tiene razón, pero la tiene. El cuatro es alto, bronceado y tiene esa aura de chico malo que moja bragas.
—Jaime tiene razón, el cuatro tiene un asombroso cuerpo, con solo verlo muestra ser el sexy bad boy que toda mujer desea. Es perfecto —comento mirando al modelo que sonríe ante mis palabras.
Me percato que hablé en voz alta y todos me voltean a ver.
—Ves, Mallory opina igual que yo, me da la razón.
—Escogemos el cuatro —da por hecho la elección.
—Ok, mis nenes ustedes cuatro van a hacer los modelos —anuncia Lu.
Los chicos se entusiasman porque saldrán en la próxima revista y pasarela de Milton's Corporation. Felices, abandonan el escenario.
Sin nada sexy que ver, volteo a ver a mis acompañantes, los diseñadores y me encuentro con la mirada penetrante de Clark.
—Muchas gracias, Lu —le agradece Jaime dándole un beso en la mejilla.
—De nada, saben que pueden contar conmigo —le sonríe con entusiasmo—. Mi señor, gracias por poner su confianza en mí.
Nos sorprende a los tres el cómo Lu acaricia la mano de Jaxon y lo besa en la mejilla; Jaxon sin quejarse le sonríe con amabilidad.
—A ti por seguir trabajando para nosotros —le responde con una simple sonrisa.
Eso se vio muy revelador, Wang Lu le gusta Jaxon; hasta los hombres quieren con él. Aquí es cuando me doy cuenta lo afortunada que soy.
Salimos del lugar y partimos de nuevo a Milton's Corporation y seguimos con nuestro trabajo.
***
El trabajo aumenta con el anuncio de la nueva pasarela, estoy de aquí para allá, de un lado a otro o simplemente me quedo a altas horas de la noche en la empresa.
Los días transcurren rápido al punto de estar en los últimos detalles del nuevo proyecto. Termino de revisar los detalles del salón; antes de salir de la empresa el señor Müller, de recursos humanos me citó en su oficina. De prisa voy hasta su oficina, toco la puerta para pedir permiso de entrar y el me da el acceso.
— ¿Qué sucede señor Müller? —le pregunto cortésmente.
—Es para avisarte que tu contrato esta por expirar.
No recordaba esa parte, tan rápido pasan los meses. Ante sus palabras entro pánico, no me quiero ir de aquí ya me acostumbré a trabajar.
— ¿Cuántos días me quedan?
—Solo cinco días.
La niña me causa mucha ternura y felicidad por sus expresiones, que no he dejado de sonreír. Decido hablar con ella para que me conozca.
—Hola Annie, mi nombre es Mallory, Mallory Hoffman —me presento con una gran sonrisa.
—Hola tía, Mallory.
Una pequeña Annie me sonríe y su tío la acerca para que me salude con un beso en la mejilla. Una de las primas de Jaxon llama a la pequeña para que venga a comer, Jaxon la baja de sus brazos y sale corriendo en busca de su mamá.
—Chicos ya vengan a comer —nos habla.
Antes de comer Jaxon me presenta a toda la familia por parte de su padre, ellos ya me conocían por las revistas, pero yo no, y me presento como debe de ser.
La familia de Jaxon es unida, su madre cuentas las anécdotas de la familia y el cómo era Jaxon con sus primos. Todos nos reímos, además Isabelle me hace preguntas sobre mi persona, según ella para que la familia me conozca mejor… La estamos pasando increíble.
—Tía, le puedo pedir un favor.
Natalia, la prima de Jaxon le habla a Isabelle interrumpiendo las risas.
— ¿Qué sucede Nati?
—Sabes que estoy en proceso de separarme y mañana tengo un juzgado en la tarde y no sé con quién dejar a Annie.
— ¡Oh! querida, lo siento mucho, pero mañana en la mañana me iré a Canadá con Anton. Lo siento no poder ayudarte.
—Tranquila tía, ya veré con quien dejarla —le sonríe.
Sé que esto es oportuno, pero me agrada Annie y me agrada la idea de cuidarla por un par de horas.
—Yo puedo cuidar de ella. Bueno, si confías en mí —digo.
No tengo nada que hacer, estoy desempleada.
—Claro que confió en ti, muchas gracias. Acepto tu ayuda.
Natali me sonríe y me agradece.
—Me puedes dar tu dirección, dejaré a Annie después de su escuela.
—Me estoy quedando en la casa de Jaxon, solo este fin de semana.
—No hay problema, sé dónde vive mi primito —lo mira con entusiasmo.
De nuevo me agradece y le respondo con un: de nada. Annie se pone contenta por quedarse conmigo y con su tío Jaxon.
La tarde fue magnifica y antes de oscurecerse regresamos a casa. Lo primero que hago al llegar es quitarme las cansadas zapatillas y me aviento a la gran cama.
—Nena, ¿Por qué te ofreciste a cuidar a Annie? No es que me moleste, pero es nuestra noche.
Entiendo a lo que se refiere, sé que será fin de semana y aunque el contrato ya no es válido, no perdimos la costumbre de complacernos esos días.
—Tu noche puede esperar. Debes ayudar a tu prima, además Annie solo estará un par de horas. No va a causar problema para nuestra noche.
—Espero que no nos cause problemas.
—No lo hará —me levanto y me acerco a él, agarro su rostro, me pondo de puntas y besos sus labios. — ¿Vamos a la cama?, tengo puesto ropa de encaje, de las que me compraste.
Coqueta bajo mi mano a su entrepierna y froto mi mano en esa zona mientras me muerdo el labio fijando mi mirada en sus grisáceos ojos.
No dice nada solo me sonríe por perversidad. Me alejo de él y levanto la falda de mi vestido mostrando la tanga de hilo que tengo puesta.
—Te voy a romper ese coño.
Corre hacia mí y me levanta entre sus brazos; nos tiramos a la cama y ahí en esa habitación tenemos una fugaz y apasionante noche llena de gemidos.
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