Con la vista borrosa me alejo de ellos importándome mierda mi condición, lo único que quiero es irme de aquí, no quiero seguir presenciando el dolor.
— ¡Nena!
Antes de voltear la chica a su lado responde a su llamado. Por un momento pensé que él me había llamado a mí, pero no es así, alguien más es su nena. Ese apodo ya no me pertenece.
— ¿Qué sucede, nene?
—Regresa a dentro en un momento de alcanzo —le dice.
No quiero seguir escuchando, me duele el pecho, quiero gritar y llorar, alejarme y perderme. Pensé que el verlo de nuevo aliviaría mi dolor, pero fue lo contrario. Puedo escuchar como la mujer a su lado se molesta por dejarla. Con el alma partida camino rápido saliendo de la mansión.
Me dejo caer a un lado de un árbol, no tengo ganas de caminar, además estoy semi desnuda y no me puedo ir así; deje mi bolso y mi ropa adentro. Sin poder hacer nada lo único que hago es esconder mi cabeza entre mis piernas. Tengo frio y no sé a quién recurrir no conozco a nadie de Idus.
Una cálida prenda cubre mi espalda, un saco sobre mis hombros. Separo mi cabeza de mis rodillas y con los ojos lagrimeados miro hacia arriba. Con las piernas temblorosas por el frio de la noche me levanto.
—Déjame llevarte a casa —se ofrece.
—No, gracias.
No quiero hablar con él, me quito su saco y se lo entrego, me alejo de él, pero me detiene.
—Deja de ser orgullosa y déjame llevarte.
—No necesito tu ayuda.
De nuevo me alejo, pero insiste en no dejarme ir.
—Deja de ser tan terca.
—Déjame en paz, quiero ir a casa —elevo la voz.
— ¿Así desnuda?
—No es tu asunto.
— ¡Mallory! —se desesperar por mi terquedad.
Una segunda mano agarra mi otro brazo y me pega a su cuerpo alejándome de Jaxon.
—Puedes dejar a la dama, entiende que no quiere ir contigo.
Mi mirada se posa en el hombre alto con el que hace unos momentos estaba. Me jala y me pone detrás de su gran cuerpo tapándome del hombre que me lastima, con caballerosidad me extiende mis cosas que olvide adentro.
—Debes vestirte primero, linda.
Jaxon se queda enfurecido con el hombre que me cubre mientras me visto.
—Vamos, te llevo a casa.
Acepto la ayuda de Joss, prefiero ir con él en vez de aceptar la ayuda de Jaxon. Asiento con una pequeña sonrisa, Joss me toma de la mano y me hace caminar junto a él a su auto, pero Jaxon me agarra de nuevo.
— ¿Te vas a ir con un desconocido?
Lo miro y lo ignoro, Joss entiende y me lleva al auto dejando atrás a Jaxon. Llegamos a su lujoso auto y me permite entrar, aunque Joss me esté ayudando no puedo confiar del todo en él y me detengo antes de entrar al auto y parce notar mi desconfianza.
—Si te preocupa que te secuestre, no es así. Te llevaré a casa sana y salva. Tranquila —dice con humor para tranquilizarme.
— ¿Como sé que no mientes?
—Te doy mi identificación.
De su cartera saca su identificación y me la entrega. La observo, tiene la foto del hombre y sus datos personales.
—Tranquila, o prefieres regresar con ese hombre.
El solo pensarlo me eriza la piel y niego rápidamente ante esa propuesta.
—Gracias por ayudarme.
—Ninguna dama como tu merece ser tratada de esa manera.
Le sonrió y me meto al auto, el hace lo mismo, le doy mi dirección y la pone en el GPS. En menos de una hora llegamos a mi casa, antes de bajar le agradezco de nuevo.
—Lamento por lo que paso hace rato, por darte molestia y por traerme a casa.
— De nada, entra debes descansar.
—Gracias de nuevo —como forma de agradecimiento le doy un beso en la mejilla.
Joss se va despidiéndose con la mano, después de dejar de visualizar su auto entro a casa. Me quito el vestido y luego me pongo el pijama. Me dejo caer en mi cama y recuerdo a Jaxon junto a esa mujer, de nuevo regresa el dolor y comienzo a llorar silencio.
Otro día común y corriente, revisando papeles de aquí y allá. En unos minutos tenemos una junta para recibir al jefe de Milton's Corporation, una amarga noticia para mí.
Llego a la sala de conferencias sentándome a un lado de Jaime, después entran los demás empleados e incluso Alexandre que se sienta a un lado de mí.
— ¿Qué haces aquí? —le pregunto confusa por su presencia.
—Jaxon quiere que sea parte de este proyecto.
Me sorprendo un poco por sus palabras. Pero el trabajo es trabajo y le doy la bienvenida.
—Muy bien, me agrada de nuevo trabajar contigo —le sonrío.
—A mí también.
Terminamos de hablar porque le dueño de la empresa entra a la sala y lo primero que hace es poner su vista en mí, en seguida me volteo para no verlo.
Jaime se levanta de su lugar y va hasta ponerse a un lado de Clark y le da la bienvenida el cual es aceptado con aplausos.
La junta comienza poniendo al día a Jaxon con los proyectos finalizados durante su ausencia, después se expuso el nuevo proyecto, el cual Jaxon presenta a Alexandre como el nuevo inversionista. La junta dura tres horas y termina con la aprobación de todos.
Los empleados se levantan de su lugar y poco a poco salen de la sala de conferencias.
— ¡Oye! Mallory. Hay que salir a comer, tengo hambre —me pregunta Alexandre deteniendo mi paso.
—Me faltan veinte minutos para salir a mi hora de comida.
—Te esperaré; mientras me compro unas galletas —sonrío por lo infantil que sonó.
—También quiero unas —le sonrió de nuevo.
—Voy por ellas, en un momento voy a tu oficina.
—No tardes.
Se va, yo regreso a mi oficina y continúo con mi trabajo. Después de comer nuestras galletas salimos a comer comida callejera.
— ¿Estás bien? —pregunta de repente.
— ¿A qué te refieres?
—Linda, ya sabes. Jaxon regreso.
—Fue épico cuando ayudaste a la niña y te pego porque pensó que le habías empujado tú —comienza a burlarse de mí.
—Esa niña en vez de agradecerme me pego y luego salió corriendo.
De solo recordad el momento una y otra vez no paro de reírme que por descuido suelto mi lata de soda y cae encima de Alexandre.
—Lo maneto —dejo de reírme.
—Ahora estoy pegajoso —se queja.
—Quítatela, iré por algo para limpiarte.
Me levanto y voy a mi habitación por una pequeña toalla, la mojo y la exprimo. Salgo con ella en mis manos y me acerco a Alexandre quien ya se quitó la playera.
—Ten, límpiate con esto —le extiendo la toalla.
La acepta y comienza a limpiarse el fornido y bronceado abdomen.
— ¿Mucho mejor? —pregunto.
—Sí, gracias.
—Lavaré tú playera.
—Gracias.
Echo a lavar su playera en la lavadora, mientras se lava espero a que salga. En segundos Alexandre entra a la habitación y se posa a mi derecha.
— ¿Aún no estas cansada? —pregunta.
—Un poco.
—Debes de ir a descansar un poco mientras se lava.
—Tienes razón.
Despego mi espalda de la lavadora para irme, pero solo doy unos pasos y Alexandre me regresa a mi lugar encerrándome en sus brazos. No decimos nada solo nos dedicamos a vernos. La tensión se siente pesada, puedo sentir su respiración caliente chocar en mi cara, cómo el iris azulado de ellos me mira con atención. Mis ojos se enfocan en sus labios rosas y delgados, esa piel bronceada que varias veces fueron tocadas por mis manos.
—Lo haces tú y lo hago yo —pregunta en un susurro.
No lo pienso mucho y me lanzo a sus labios rompiendo la tensión. Si Jaxon está con otra mujer y está feliz de la vida yo también puedo re hacer mi vida.
El beso se intensifica a cada segundo. Con una mano agarra mi cintura y con la otra toma mi cabeza para profundiza el beso. Termino arriba de la lavadora con Alexandre entre mis piernas; mis manos agarran su negro cabello y lo acaricio, una de mis manos se escabulle y acaricia su mejilla. Me separo de sus labios para llenar mis pulmones de aire.
—Si sigues no podré contenerme —advierte.
Ahora estoy más que segura. A la mierda Jaxon.
—No te detengas.
Esta vez Alexandre se lanza a mis labios; enrollo mis piernas en su cintura, me levanta con sus fuertes brazos, me lleva hasta mi habitación. Con desesperación y excitación nos quitamos la ropa hasta quedar desnudos. De nuevo se me acerca y devora mis labios en un apasionante beso. A pequeños pasos caminamos a mi cama y nos dejamos caer sobre ella.
Sin aire en sus pulmones se aleja de mis labios, sus ojos se encuentran con los míos; puedo sentir su tibia hombría descasar sobre mi muslo.
—Te haré el amor, Mallory —susurra sobre mis labios sin dejar de mirarme a los ojos.
Acaba de decir que me hará el amor, esto solo quiere decir una cosa.
Darle una oportunidad a Alexandre.
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