LOS HIJOS OCULTOS DEL CEO romance Capítulo 14

Cap. 12: EX

Isabel, salió de madrugada con su hijo de la casa de sus padres, su amiga incondicional Brizna Arruti, la esperaba aparcada en la puerta de su casa. Isabel colocó a Ricardito acostado en el asiento trasero, y le puso los dos cinturones de seguridad, para que siguiera durmiendo.

—Brizna, nunca pensé que mi padre hiciera lo que hizo.

—Don Iker siempre ha sido tan severo contigo, en cambio con Sofía, es su niña mimada. Mira, si al caso vamos ustedes sólo se llevan un año, ¿Por qué no la casó a ella con Ricardo Del Hoyo? Ella es tan igual a él de ambiciosa. Perdóname por decírtelo Isabel, ellos son tu familia, pero a mí me lleva la hostia, cuando ellos se portan así contigo.

—Brizna, gracias por ser tan linda y levantarte de madrugada para traernos a la estación.

—No hagas caso, para eso estamos.

—No pude pegar un ojo en toda la noche y por eso te llame. Estoy cansada de su inconsciencia, ya quiero poner kilómetros por kilómetros de distancia entre ellos y yo, es mejor.

—Sí, quizás puedas dormir tranquila allá. Trataré de visitarte. ¡Cuídate, Isabel! —tras un fuerte abrazo Isabel se despidió de Brizna y sacó a Ricardito cargado del auto, pronto subió al tren.

Al llegar al puerto, se encontró que todos los habitantes del barrio portuario, estaban disgustados porque consideraban que les estaban dando muy poco pago por las casas en los terrenos que habían sido comprados por dicha constructora. Todos firmaron un reclamo para ser entregado en la oficina del pueblo. Al entrar en su casa, la niñera, le informa que los hombres de la constructora les hicieron un censo y le dijo las preguntas que ellos les hicieron. Isabel se puso recelosa.

—Anaya, ¿cómo es el acento del hombre que estuvo aquí?

—Pues la verdad el hombre tiene porte Madrileño, es amable y educado, profesional.

« ¿Serán los hombres de la constructora Del Hoyo? Tienen que serlo, pidieron toda la información personal. ¿Y si sospechan algo de los niños? »

Isabel decidió esperar tener el dinero por la casa, con ello podría irse lejos, esta vez estaba pensando en cruzar la frontera, no quería que ningún conocido los encontrara.

***/***

Ricardo recibió el reclamo de los propietarios y decidió presentarse personalmente y negociar con ellos, sin embargo el trasfondo real era Isabel, verla y conversar con ella, así no levantaría sospechas ante su familia, él estaba agradecido de que sus padres no hayan estado en casa cuando Iker le llevó a Ricardito, así él puede actuar libremente sin la intervención de ellos.

« Voy a proponérmele de nuevo »

Ricardo abrió la caja fuerte y sacó el anillo que le dio cuando le propuso matrimonio.

Notó mucho polvo acumulado en este diamante, al igual que en su oscura relación.

Cepilló limpiándolo suavemente y miró el diamante con expresión pétrea, mientras en su mente pasaron imágenes que le hicieron tener luces de su vida pasada.

La primera imagen que desfiló en su mente fue la de Isabel vestida de novia, hermosa y emocionada por entrar en la casa de los Del Hoyo por primera vez, hace años atrás.

Entonces se siguieron sucedieron varias imágenes sin poderlas detener en su memoria…La forma en que se había pintado los labios cuidadosamente y se había arreglado el pelo frente al espejo, sonriendo bajo su mirada. También recordó esa forma en que le veía despeinada en su escritorio, llevando sólo un par de aburridas gafas y apuntando notas en su cuaderno.

Otra imagen suya, le trajo a la Isabel que le mostraba, frecuentemente, su sonrisa al acercarse a él con ojos brillantes, vestida elegante, glamurosa y sensual cerca de él, mientras la tomaba del brazo.

Desmesuró sus ojos y en ese momento sólo quiso que la tierra la tragara, se sintió tan vulnerable al verlo tan atractivo y con la sonrisa que les obsequió estuvo a punto de caer en la calle cual bola de barquilla bajo aquél brillante sol, derretida y empalagosa totalmente.

Ricardo se bajó del auto, y quiso cagar a la niña, esta corrió a meterse detrás de su madre y entonces Marcus también hizo lo mismo, sólo Ricardito se quedó mirándolo, pero en ese instante, Alberto venía corriendo hacia ellos.

—¿Sucede algo Isabel? —El rostro de Ricardo cambió enseguida, se encontró cara a cara con aquél hombre.

—No, Alberto —respondió ella—, yo lo conozco. Por favor llévate a Marcus y Maiara.

La niña corrió detrás de Alberto y Marcus apenas miró hacia el auto, luego echó a correr para asirse a la mano de Alberto.

Ricardo sintió, por primera vez, lo que es ser el ex. Sus hijos corrieron al lado de aquél hombre y Ricardo quiso patearle el trasero por romper su encuentro con ellos. Fugazmente recordó que Ricardito le dijo: “Son mis hermanos menores, ellos también tienen su papá, como yo ahora”. Luego vio a Ricardito quedarse al lado de su mamá.

—¡Hola Ricardo! —lo saludó Isabel—, Ricardito ve a casa con Alberto.

—Espera Isabel, no pretenderás que también se lo lleve a él.

—Espera tú Ricardo, no pretenderás asustar a mis hijos con tu presencia.

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