Matrimonio de primera romance Capítulo 352

El semblante de Licia cambió y exclamó sorprendida, -¿Papá? ¿Eres tú?

Miró a Delfino, -Delfino, es la llamada de papá.

-Ya -Delfino se sentó en el sofá frente a ella.

Licia creía que su hermano quería escuchar a su padre, por eso presionó el botón del altavoz.

La voz pánica de Horacio salió del teléfono, -Hija, me han secuestrado, quieren 30 millones, solo 30 millones para liberarme... Ayúdame...

Antes de que pudiera terminar la frase, alguien le quitó el teléfono. Se oyó una voz extraño y ronca de otra persona, obviamente los secuestradores habían utilizado un convertidor de voz, -Si no recibo 30 millones en 24 horas, ven a recoger el cadáver de tu padre. Recuerda, no llames a la policía.

Licia se apresuró a contestar, -Está bien, está bien, le daré 30 millones, pero no...

Sin poder terminar sus palabras, la otra parte colgó el teléfono.

-Es verdad que papá fue secuestrado. Si no fuera que he vuelto y he recibido la llamada, tampoco pensarías decírmelo ni rescataría a papá, ¿verdad?

Licia estaba irritada, -Delfino, no importa cuánto rencor le hayas guardado, ¡es nuestro padre! No puedes ser tan frío.

Ante la acusación de su hermana, Delfino no hizo ninguna reacción.

Miró a Licia, pero se dirigió a Xulio, -¿Has oído? Quiere 30 millones para salvar a su padre, ve a arreglar el asunto.

-Sí -respondió y salió de la casa.

-Delfino... Es que estaba demasiado preocupada por papá -Licia no esperaba que aceptara la condición tan fácilmente.

Delfino solo esbozó una sonrisa significativa y no dijo nada.

En ese momento, Fidelio entró en la casa con su mochila cargada en la espalda.

Fidelio estudiaba en un internado, una escuela militarizada, que ejercía normas estrictas. Los estudiantes tuvieron que entregar su teléfono móvil en la escuela. Por tanto, Fidelio solo se enteró de las noticias hasta que recuperó su móvil.

-¡Primo, prima! -les saludó al ver a Delfino y Licia.

-He visto en las noticias que han secuestrado al tío. ¡Y que has encontrado la señorita Rosa!

Al oír ese nombre desconocido, Licia giró la cabeza y preguntó a su hermano, -¿Quién es Rosa?

Delfino se puso de pie y miró a Fidelio con una expresión seria, -Ven conmigo, tengo algo que decirte.

-Primo, ¿qué pasa? -antes, Yadira salía en las noticias a menudo, por lo que Fidelio sentía que la mayoría de las cosas que aparecían en los periódicos eran falsas.

Delfino le mostró el resultado de examinación de Sonia, -Mira esto.

Fidelio lo cogió, vio el nombre “Sonia Dominguez” en el documento y se quedó aturdido por un momento.

Cuando terminó de leer, se quedó completamente callado.

Delfino no le consoló, solo le dijo en tono tranquilo, -La tía quiere mucho a su esposo. Su estado mental no está muy bueno últimamente, porque una criada descubrió que ella intentó suicidarse golpeándose contra la pared. Hemos dado cuenta de la gravedad del asunto y por eso decidimos enviarla al hospital.

Fidelio levantó la cabeza, preguntó con los ojos llenos de lágrimas, -¿Dónde está ella?

Delfino notó el puño apretado del chico.

Le contestó con calma, -No se encuentra muy bien emocionalmente. La han enviado al hospital y allí hay médicos profesionales. Creo que eso le va a ayudar. Cuando tengas libre, puedes ir a visitarla.

Era inusual que Delfino tuviera la paciencia de hablar tanto con alguien que no fuera Yadira.

Puesto que, para él, Fidelio era diferente que el resto de la familia de Dominguez.

Tal y como había dicho el señor Alejandro, Fidelio era un chico honesto y de buen corazón. Como Delfino lo cuidaba desde que era pequeño, no quería contarle todas las verdades tan crueles: la relación entre Sonia y Horacio y la muerte de Arturo. Mejor que esas realidades crueles sean unos secretos.

Fidelio se secó las lágrimas, -Primo, gracias por decírmelo, en cuanto al tío...

Delfino le interrumpió, -Eso es asunto de los adultos.

Envió a alguien a acompañar a Fidelio al hospital y luego lo mandó a la escuela de nuevo.

Estaba pasando muchas cosas en la familia Dominguez esos días, así que era mejor que se quedara en la escuela.

Después de arreglar esos asuntos, Delfino se quedó más tiempo en el estudio y luego salió.

Mirando desde el piso de arriba, Licia seguía esperando la llamada en la sala de estar en la planta baja.

El hombre volvió a su habitación. Como esperaba, vio a Yadira apoyada en la cama y perdida en sus pensamientos.

Al oír abrirse la puerta, esta le miró, -Hola.

En tan solo una semana, Yadira había perdido mucho peso. Su barbilla se volvió aún más afilada y su rostro, más pálido.

Delfino le pellizcó la barbilla ligeramente, dijo con cara seria, -Si sigues adelgazando, no te llevaré allí.

-Delfino... -Yadira se mostró un poco preocupada y le agarró la mano.

No obstante, Delfino habló de otra cosa, -Fidelio ha vuelto.

Ella se sorprendió, -Y tú...

Sabía que ella le iba a preguntar, este dijo, -No le he dicho nada.

Yadira asintió con la cabeza.

Pensó que Delfino no era la misma clase de persona como Jaime.

Tras conocer que era un fruto de un incesto, este último solo pensaba en cómo hacer a otros sufrir, mientras que Delfino intentaba proteger a Fidelio de las realidades.

Los dos no eran del mismo tipo, así que no importaba lo que hiciera Jaime, no podía convertir a Delfino en el mismo tipo de persona como él.

***

Xulio ayudó a Licia a reunir la cantidad de dinero requerido.

No obstante, los secuestradores volvieron a llamar diciendo que querían una parte en efectivo y la otra parte en oro...

Delfino no dijo nada y lo aceptó.

Más tarde, la otra parte volvió a llamar. Esta vez, Licia se impacientó, -Esta vez estaría bueno, ¿no? Ya tenemos todo preparado.

Sin embargo, los raptores parecían estar divirtiéndose con ella, -Bueno, suma otros 5 millones en efectivo y liberaré a tu viejo.

Licia no esperaba que subiera el precio repentinamente y trató de negociar con ellos, -Pero si es que hemos acordado...

La otra parte dijo rotundamente, -Antes de que anochezca, si no recibo el dinero, te enviaré uno de sus brazos.

Tras colgar el teléfono, Licia corrió hacia Delfino y preguntó, -¿Ahora qué hacemos?

Este respondió con indiferencia, -Solo te van a pedir más dinero. Nunca estarán satisfechos. Te aconsejo que llame a la policía.

A Licia también le parecía razonable. Pensaba que los secuestradores le pedían más dinero era porque estaban seguros de que no se atrevería a llamar a la policía.

No obstante, poco después de que informó a la policía, recibió un brazo de Horacio.

Licia se asustó tanto que se desmayó de inmediato.

Llegó la llamada de los secuestrados en ese momento.

Oyó la voz aterrorizada de Horacio, -¡Delfino, solo quieren 5 millones en efectivo. ¡Sálvame, por favor! ¡No quiero morir!

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