Matrimonio de primera romance Capítulo 367

Después de oír las palabras de Mariano, Noela y Apolo se quedaron atónitos.

Se miraron uno a otro con consternación sin saber qué hacer.

Noela conocía a Yadira cuando estudiaba en la escuela secundaria, y antes de esa época, siempre estaba sola y no parecía tener amigos.

Sin embargo, con su manera de hablar, lo que dijo no era como una mentira.

Mariano continuó, -Referido a cómo la conocí, creo que no tengo que contarte todo, señora Noela.

Al decir esto, su mirada seguía fija en la puerta del ascensor, tranquila e indiferente, pero había una serenidad en su tono.

-Señor Mariano...

Justo cuando ella estaba a punto de decir algo, fue interrumpida por el sonido de la llegada del ascensor.

Mariano volvió la cabeza para mirarla y dijo con la voz un poco tibia, -Ya llegamos.

Los tres salieron del ascensor.

Noela caminó cerca de él y lo detuvo, -¿Cómo puedo saber si estás mintiendo o no?

-Si no fuera porque eras su amiga, no podría darte la oportunidad de sospecharme -la calma en su cara desapareció y había una niebla caída en sus ojos, como si estuviera enojado.

Noela cambió levemente su expresión facial, -Ya que sabes que ella tiene amigos, ¿por qué no contactaste con nosotros cuando la encontraste?

-¿Por qué tuve que contactar con vosotros? ¿Qué responsabilidades y obligaciones tengo? -Mariano arqueó sus labios y presentó una sonrisa burlesca.

Sin esperar a que la mujer continuara sus palabras, Apolo la arrastró hacia atrás.

Su cara tampoco se veía bien, -Por lo menos, Yadira y nosotros somos amigos sinceros. ¿Y tú?

Mariano ignoró directamente su pregunta y levantó la muñeca para ver la hora, -Esta tarde tendré unos pacientes con la reserva. Adiós.

Luego se dirigió al estacionamiento.

Apolo volvió la cabeza para mirarla. Al ver la preocupación en su cara, se puso a decir -¿Qué te parece si la llevamos?

-No irá con nosotros. No importa cómo se conocieron, he observado que realmente la trata muy bien y no hará nada para dañarla.

Noela hizo una pausa y luego continuó, -Además, la ha cuidado tres años. No es bueno si la llevamos así.

En aquel entonces, sonó el móvil de Apolo.

Este hombre contestó al teléfono, y no se sabía de qué habló en el otro lado, él respondió, -Bueno, envíamelo ahora.

-¿Qué es? -Noela le preguntó con curiosidad.

Contestó, -He pedido una investigación sobre Mariano.

Cuando regresaron al coche, él recibió el correo enviado por su personal.

Leyó en voz alta, -Mariano Magrina, doctor en psicología criminal. Una vez fue contratado por una Brigada de Investigación Criminal como consultor de psicología criminal.

Leyendo hasta el final, él tenía que tratarlo con especial consideración, -Su currículum es muy excelente. Es un talento.

-Sí -Noela también asintió con la cabeza.

No obstante, sospechó cada vez más en su corazón.

***

La vida de Yadira era tan tranquila como el agua en el lago.

Durante el día, cuando Mariano fue a la clínica a trabajar, estaba sola en casa y no salió.

Tal vez debido a la vida cómoda, su cuerpo estaba mejorando cada vez más. Aunque todavía se veía delgada, estaba mucho mejor que cuando acababa de salir del hospital.

Después de conseguir su número de teléfono, de vez en cuando la llamó Noela.

Este día, Mariano acababa de salir de casa y ella inmediatamente recibió la llamada de su amiga.

Encontró un rincón para telefonearla.

Pronto la llamada fue conectada.

Noela le dijo con una voz un poco ansiosa, -Yadira, ya estoy en el aparcamiento. ¿Dónde estás?

-Todavía en el centro -al oír esto, Yadira también se sintió aliviada.

Noela dijo, -Ven rápido. Te espero en el coche.

-No. Vete primero y regresaré sola, para evitar que los paparazzi te encuentren de nuevo.

Naturalmente la amiga no quería irse primero sola, pero al final fue convencida por su razón de que la llamaría después de regresar a casa.

Yadira colgó el teléfono, se dio la vuelta y vio a una niña abrazando una muñeca de trapo, poniéndose en pie en una esquina no muy lejos y mirándola.

La niña tenía una chaqueta de rayas azules y blancas de estilo marino, con los cortos pantalones rosa-azules que le llegaron a las rodillas, cuyos ojos eran grandes y bonitos, con una cara regordeta y el cabello caído sobre los hombros, y la frente fue cubierta por su tupe suave.

La estaba mirando con mucha curiosidad cuya apariencia se veía muy linda.

Comparó su altura y adivinó que podría tener tres o cuatro años.

Miró a su alrededor y descubrió que no había ningún adulto, así que se acercó, se puso en cuclillas delante de ella y le preguntó, -Niña, ¿dónde están tus padres?.

Tras una observación más cercana, se dio cuenta de que la niña era conocida de vista.

Se le ocurrió algo y la carita regordeta frente a ella era la misma que la que vio el día en que salió del hospital.

Ella pensaba, “¡Madre mía! ¿Es la hija de Delfino? ¿Cómo se llama? Parece que se llama Raquel.”

La niña inclinó la cabeza y la miró en unos segundos, de repente entrecerró los ojos y sonrió, -Linda hermana.

La mujer se conmovió, pensando en si esta niña todavía la recordaba.

No se le olvidó que ese día también la llamó como así.

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