Matrimonio de primera romance Capítulo 369

La niña le dio el teléfono obedientemente, -Toma, hermana.

Yadira lo recibió, lo colocó cerca de la oreja y habló, -Señor Delfino.

Después se dio cuenta de que ya reveló inconscientemente la verdad de que conocía su identidad.

El hombre no pareció sorprendido de que ella supiera su identidad y simplemente dijo, -Señorita, dígame la dirección y la recogeré de inmediato.

Tenía una voz muy serena con un tono imperativo, que hizo que la gente se rindiera inconscientemente.

Contestó Yadira, -Está bien.

Tan pronto como terminó las palabras, el hombre colgó el teléfono.

Estaba un poco asombrada, pensando en por qué este hombre no necesitaba despedirse de la niña y lo colgó tan directamente.

***

En el Grupo Dominguez.

El secretario entró a la oficina del presidente con muchos papeles y justamente vio que Delfino colgó el teléfono, se levantó y recogió su abrigo como si fuera a salir.

Se acercó apresuradamente y dijo con cuidado, -Señor, una reunión muy importante comenzará dentro de diez minutos.

-Pospone la reunión -salió sin siquiera mirarlo.

El presidente había dicho que iba a posponerla y naturalmente el secretario no tenía nada que decir.

Caminó junto con el señor hacia fuera y le preguntó, -¿Hasta cuándo?

-Hasta mi regreso -se detuvo y lo miró de reojo con las cejas ligeramente torcidas que representaban su impaciencia en este momento.

Ninguno de sus secretarios y asistentes encajaba con su agrado.

Con su mirada, el secretario inmediatamente se calló, sin atreverse a hacer ningún ruido.

Al verlo salir, el conductor lo siguió rápidamente.

Delfino le dijo con indiferencia, -No me sigas, conduzco yo mismo.

-Pero la señorita me dio la orden...

-¿Obedeces a ella o a mí? -cuando oyó esto, volvió la cabeza y lo miró entrecerrando los ojos-. ¿Obedeces a la otra con el salario que te doy?

Al ver que cambió de expresión, le explicó enseguida, -No, no es así, señor.

Delfino no tenía ninguna gana de escuchar sus tonterías en absoluto, entonces lo empujó hacia al lado y se subió al coche.

Mientras arrancó el auto, llamó a Licia.

Hacía poco en la llamada no preguntó a la que lo llamó de por qué estaba con la niña.

Incluso sin preguntarle, Delfino podía adivinar un poco de la verdad.

Tan pronto como se conectó, la voz insatisfecha de Licia sonó en el otro lado, -Delfino, estoy a punto de llamarte. Pronto va a comenzar la reunión. ¿Dónde estás?

Hacía tres años, después de que él se despertó, ella también fue a la empresa a trabajar.

Pero a esta hora, a Delfino no le importaba la reunión.

Era un famoso adicto al trabajo.

Pero entre el trabajo y su hija, sabía qué era más importante para él mismo.

Su voz se volvió muy fría, -Desde ahora en adelante, no dejes a Ximena entrar a la casa de familia Dominguez de nuevo. Te respeto, entonces ahora te lo digo primero. ¡Pero si vuelvo a verla en casa, no sientas pena de mi ira!

-Delfino, ¿de qué hablas? Te estoy preguntando dónde estás. Pronto empezará la... -no sabía por qué el hombre estaba tan furioso y de repente la llamó hablando de eso.

Él simplemente colgó el teléfono sin prestar atención a lo que dijo ella.

Después, notó que había una cola en camino y no podía llegar lo antes posible.

No tuvo más remedio que sacar el teléfono para llamar a esa mujer de nuevo.

***

Yadira y Raquel no esperaron en el restaurante durante un tiempo pero no lo vieron sino recibió su llamada.

-Aquí hay un atasco. Espera un poco, por favor. Pero si no te es conveniente, puedes llevar a mi hija a la comisaría primero.

No había nerviosismo en su voz, y estaba tan tranquilo que no pareció un padre que venía a buscar a su hija.

Yadira contestó descontentamente, -Estoy disponible.

Pensaba en cómo este hombre podía aguantar que llevaría a una niña tan pequeña a la comisaría.

Después de colgar el celular, Yadira salió del restaurante junta con la niña.

Principalmente era porque los niños no podían quedarse quietos y estar activos por naturaleza.

Delfino demoró mucho por la cola y cuando llegó, Yadira había ido al parque cercano con la niña.

Cuando ellas estaban en cuclillas al lado de la espesura de hierbas, observando el movimiento de las hormigas, una voz baja y agradable de un hombre vino desde atrás, -Raquel.

La niña continuaba abismada en las hormigas, con tanta atención que no oyó el llamado.

Pero Yadira fue la primera en mirar hacia atrás.

Vio que el hombre alto estaba caminando hacia ellas, concentrando su mirada en la niña a su lado.

Antes fue tarde cuando terminó de hacer compras con Noela, después llevó a la niña para la cena y esperaron a este hombre durante tanto tiempo, por lo que en este momento, ya era de noche.

Justamente las farolas en el parque se encendieron al mismo tiempo y bajo la luz, el rostro riguroso del hombre parecía mucho más suave.

Originalmente era un hombre muy guapo, y cuando lo vio, su rostro era mucho más agradable.

Inconscientemente ella lo miró con fijación.

El hombre se acercó, se inclinó levemente y extendió sus brazos para recoger a la niña en cuclillas.

Al principio la niña tenía dudas, luego vio que la persona que la recogió fue Delfino y gritó alegre, -¡Definas!

Yadira se quedó asombrosa, frunció los labios y sonrió.

El hombre entrecerró sus ojos y dijo enojado, -Llámame papá.

Inteligentemente la niña le dio un beso en su mejilla, -¡Papá!

Una ternura imperceptible brilló en sus ojos.

No sabía a quién se pareció esta niña porque cada vez deliberadamente lo llamaba así para irritarle, pero cuando cambió de expresión facial, al instante lo llamó papá.

Estaba bastante seguro de que el modo de ser de la niña no era como lo suyo ni como lo de Ximena.

Le tocó la cabeza y observó cuidadosamente su cuerpo de un lado al otro, confirmando que no había recibido lesión ni daño alguno, luego volvió la cabeza y miró a la mujer al lado que permaneció callada.

Con solo un vistazo, sintió que esta mujer lo hacía sentir muy familiar.

Pero en aquel entonces no recordó donde la había visto.

Yadira tenía un sentimiento raro en su corazón por simplemente su mirada y dijo, -Ya que has venido a recogerla, me voy primero.

Aunque lo dijo así, no se movió.

No era que no quería salir sino porque no se atrevió a marcharse sin el permiso de Delfino.

No entendía por qué le tenía tanto miedo a un hombre desconocido, pero esto era la información que le mandó su cerebro.

Sin su permiso, ella no podía irse.

-Muchas gracias por cuidar a mi hija. ¿Qué tipo de pago quieres?

Por fin, el hombre habló. Aunque era para mostrarle gracias, con su gesto impasible, Yadira no sintió el agradecimiento sincero absolutamente.

Yadira sacudió la cabeza, -No hace falta. No importa quién se encuentre con este caso, no echará a la niña por la calle. Tienes que cuidarla bien en el futuro.

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