Matrimonio de primera romance Capítulo 381

Justamente Delfino tenía sed, por eso cogió el vaso y tomó el agua espontáneamente.

Vio que Yadira ponía freno a la lengua cuando levantó la vista, y luego bajó la cabeza para mirar el vaso. Parecía lanzar un suspiro profundo, preguntó a su hija, -¿Cariño, de dónde has recogido el agua?

Raquel hizo una indicación al cuarto de baño con la mano, y le contestó con una expresión pueril, -Allí, papá, ¿quieres beber más?

La niña en casa era como una princesa, y siempre era rodeada por las sirvientas. Era natural que ella no supiera de dónde recogió el agua comestible.

El padre frunció la boca, le dijo con gesto hosco, -No puedes recoger agua allí.

No lo entendió, -¿Por qué? La linda hermana ha dicho que le gusta el agua.

En este momento, Yadira recordó que le había servido el agua con el mismo vaso...

¿Pues ella y Delfino se habían besado indirectamente?

No se sabía si el hombre también lo pensó, y él le dio una mirada significativa.

La chica se volvió apresuradamente, -Perdón, señor Delfino, mi novio debe volver pronto. Yo regreso a casa a esperarle.

Al final de las palabras, se marchó con mucha prisa.

Pero ella no notó que la vista del hombre nunca salió de sus labios cuando decía.

***

En cuanto se fue de la casa de Delfino, Yadira dio un suspiro de alivio, apoyada en la pared.

“ ¿Por qué estoy tan nerviosa cuando enfrento a él? ”

“ Solo hemos utilizado el mismo vaso, no pasa nada, ¿no? ”

“ ¡Uf! ¡Qué rápido el latido de mi corazón! ” Yadira pensaba.

Nunca le apareció este sentimiento aunque se llevaba con Mariano día y noche.

Además, ¿un hombre no solo tenía carácter frío, sino que criaba solamente a su hija ilegítima, ¿cómo podía ser comparable con Mariano?

Apenas la chica recuperó la calma, vio que su novio salió del ascensor.

Él se le dirigió inmediatamente al verla, le preguntó con mucha atención, -¿A dónde has ido? He ido a la tienda de conveniencia a buscarte porque he visto que tu llave y móvil se quedan en casa.

Ellos eran guapos, y siempre paseaban por el barrio juntos, por eso el jefe de la tienda les conocía.

Yadira se acordó del vaso, y desvió la vista por la conciencia intranquila, -Me he olvidado de llevarme la llave, por eso el vecino me ha invitado a su casa a esperarte.

Le mostró una sonrisa, -¿Tan descuidada? Parece que tengo que estar a tu lado.

En esta ocasión, se abrió la puerta de al lado.

La pareja se volvió, vio que Delfino se quedaba en el pasillo vestido un traje oscuro.

Originalmente Mariano quería tomar a Yadira de la mano, pero ahora, se detuvo, -¿Señor Delfino?

-Pues Señor Delfino es nuestro nuevo vecino.

No sabía si la percepción era equivocada, Yadira creyó que a Mariano no le sorprendió según su tono, sino parecer que se lo había enterado.

Delfino estaba allí con los brazos cruzados, y le contestó en tono indiferente, -No me imagino que haya sido vuestro vecino, qué sorprendente.

-Deseo que nos toque la oportunidad para reunirnos, pero ahora vamos a cenar.

Mientras decía, daba una suave sonrisa a Yadira, luego le cogió de la mano.

La chica cerró el puño, por eso él solo podía agarrar su muñeca.

Esto era rechazo fisiológico. Cada vez Mariano tenía contacto físico con ella, quien se sentía mal, y él la soltaba con caballerosidad.

Pero ahora, en vez de dejarla, la agarró más fuerte. Parecía estar de morros.

Delfino echó una mirada a las manos estrechadas de la pareja, por los ojos pasó algo sombrío, y les dijo, -¡Qué casualidad! Nosotros también no cenamos.

Yadira se sintió sorprendida, -¿Todavía no cenáis?

Ahora ya casi eran nueve de la noche, ¡ni siquiera habían cenado!

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