Licia no tenía el esfuerzo de hacer maniobras y les dijo todo lo que sabía.
-Lo encontré en el País M. Es un hombre llamado señor Galán que sabe español.
Diciendo esto, Licia encontró que ella tampoco sabía mucho del experto.
Xulio le preguntó a continuación, -¿Cómo se llama? ¿Dónde vive? ¿Cuántos años tiene?
-No lo sé -Licia no sabía tanto. Solo meneaba la cabeza.
-En aquel entonces era el experto quien nos recibió. No sé dónde vive. Llevaba una mascarilla. No se vio su cara ni se sabía su edad.
Al oír eso, Xulio le dijo, -Señora Licia, es muy claro que hasta ahora es nada beneficioso ocultar algo.
La relación entre Licia y Delfino ya está tan ruinada. Si ella era inteligente, no debería ocultar más a ellos.
Oyendo sus palabras, Licia se apresuró y dijo, -Todo lo que he dicho es verdad. Ya no hay razón de mentirles más.
Xulio se dirigió a Delfino, -Señor, ¿qué te parece?
Delfino dio una mirada a Licia. Sintiendo el miedo, Licia retrocedió miedosamente.
Ya le daba mucho miedo Delfino.
Delfino le dijo a Licia en una voz fría, -Vete, ojalá no nos veamos por siempre jamás.
Se blanqueó al instante su cara. Pero ella sabía que ya no servía nada decir más. Se levantó y se fue, e casi no pudo sostenerse.
Tras su ida, Delfino mandó a Xulio, -Investígalo.
-Sí -Xulio respondió y se fue.
La información que les dio Licia era muy poca: un experto en hipnosis llamado señor Galán que sabe español.
Encontrar al experto mediante una información tan sencilla. Era fácil pero también difícil.
El experto incluso pudo blanquear la memoria. Era cierto que era un líder de la carrera.
Las personas que podían realizarlo eran pocas. Como Delfino contaba con abundantes recursos, no era muy difícil encontrarlo.
Pero al otro lado, Licia también era prudente. Sin falta ella también lo había investigado. Se podía deducir que ella no había encontrado información relacionada.
***
Por esa llamada de Xulio, Yadira tuvo que preparar el almuerzo con anticipación.
Si Delfino no regresaba a almorzar, solo prepararía según el gusto de ella y Raquel.
Pero en este caso, debía cocinar algo que le gustaba.
Ya tenía todo preparado, pero todavía no regresó Delfino.
Antes había tomado muchas fotos de Raquel. Justamente había impresora en la villa y las imprimió.
Como Delfino no había regresado, ella sacó las fotos y las puso en la alfombra para que viera con Raquel.
Las fotos eran de Yadira y Raquel .
Cuando las veían, regresó Delfino.
Al verlo entrar, Raquel le agitaba la mano diciendo, -Definas, ven.
Delfino le dio una mirada. Le sonríe Raquel adulando.
Se levantó de la alfombra y saltó a los brazos de Yadira. Giró la cabeza hacia Delfino y se rio.
Podía intuir que Delfino no se enfadaría con Yadira, así que se escondía detrás de Yadira cuando se metía en problemas.
Delfino no le contestó, todavía tumbado en la alfombra.
Al verlo así, Raquel también se levantó y corrió hacia él. Se sentó en sus rodillas a su lado y lo llamó cuidadosamente, -¿Papá?
Sólo entonces Yadira recordó que Raquel seguía aquí.
Delfino podría asustar a Raquel.
Yadira cogió a Raquel en sus brazos y le dijo tranquilizadoramente, -Papá está enfermo, estará bien tras ir al médico.
-¿Enfermo? Raquel se cubrió el estómago con la mano y pareció entendido, -A papá le duele la barriga.
Probablemente fue porque Raquel también había tenido dolores de estómago antes, por lo que pensó que Delfino también tenía dolores de estómago.
Yadira la consolaba repitiendo ligeramente, -Sí, a papá le duele la barriga.
Entonces llamó a las criadas y, tras llevarse a Raquel, pidió a los guardaespaldas que lo llevaran al hospital.
Después de todo, los dos vivían juntos, así que Yadira decidió acompañarlo al hospital.
Se sentó en la fila trasera con Delfino, que ya estaba en un estado semiconsciente y no podía sentarse bien en absoluto.
Yadira tuvo que sostenerlo y dejar que se la apoyara.
Una vez aparcado el coche, el guardaespaldas abrió la puerta para ayudar a bajar a Delfino.
Sin embargo, antes de que la mano del guardaespaldas lo tocara, éste abrió de repente los ojos.
El guardaespaldas se sobresaltó un poco, -¿Señor Delfino?
Los ojos de Delfino eran un poco caóticos al principio, pero pronto recuperaron su claridad.
Se sentó erguido y dijo con expresión fría, -¿Qué haces?
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