Matrimonio de primera romance Capítulo 491

Delfino no se puso enojado por sus palabras, sino que le dijo en tono serio, -Sin la capacidad de cuidar de mí mismo, ¿podré dormir contigo en una habitación misma?

Yadira se sorprendió otra vez por el tono que ya no pudo ser más severo.

Como si mientras ella lo asintiera, él podría volverse incapaz de cuidarse de sí mismo.

Ella no tuvo ningún interés en hablar más con él, se acercó para arreglar los juguetes de Raquel y luego los llevó a su habitación.

No intentaras razonar con ese hombre, porque nunca podría ganarlo.

Además, a veces se mostraba ingenuo.

***

De tal manera, Delfino vivió en la casa alquilada de Yadira.

Por la mañana siguiente, salió al trabajo con la maleta. Pero cuando regresó por la noche, trajo la maleta llena de nuevas cosas.

Como los zapatos, las toallas y corbatas… todas pertenecían a él.

En los pisos superiores del zapatero en la entrada se instalaron los zapatos de Yadira, y los dos pisos más inferiores se dejaron vacíos a propósito para poner los de él.

Los zapatos y trajes de Delfino se veían generalmente de mismo estilo, pero ella sabía que no eran así y que cada par de zapatos se distinguía con otras.

Los trajes pertenecían a la misma marca, pero no eran de igual estilo.

Solo el modelo de cada corbata debía ser diferente, después de todo, el color y la lista resultaron distintos.

En el baño también había más productos para hombres que antes.

El baño originalmente no era grande, en el que cabía justamente las cosas necesarias de ella y Raquel. Ahora se agregaron más cosas cotidianas de un adulto allá, lo que parecía un poco abarrotado.

Ella observó a Delfino arreglando sus cosas de modo ordenado, quien parecía verse como un marido que acababa de regresar a casa de un viaje de negocios y poner sus bienes de nuevo en la casa.

Aunque esta casa, solo era la que alquiló Yadira.

No fue a ayudarlo, sino que lo vio a un lado ocupado en ordenar la maleta.

De hecho, ya hacía un poco frío estos días, pero al entrar en la puerta, Delfino, quien ahora estaba poniendo en orden los zapatos y otras cosas, se quitó de la chaqueta y solo se llevaba una camisa azul marina, cuyas bocamangas ya había sido abierta y cuyas mangas se enrollaron hasta el codo.

En este momento, alguien tocó la puerta afuera.

Ella le dio una mirada y se dio la vuelta para abrirla.

Afuera de la puerta, se quedaron dos personas vestidas con ropa de trabajo, con un gran cartón en las manos, -Hola, buenas noches. ¿Usted es la esposa del Sr. Delfino? He del escritorio que encargó el Señor, por favor fírmelo después de recibirlo.

Ella se mostró atónita.

Ni siquiera supo que debería elogiar a Delfino primero por haber preparado el escritorio o firmarlo primero.

Tomó un aliento profundo y lanzó una ojeada hacia adentro de la habitación, justo a tiempo lo vio saliendo del baño.

Retrajo la vista, bajó la cabeza y lo firmó.

Los dos lo llevaron adentro, -Señora, ¿dónde se pone el escritorio?

Delfino se dirigió hacia afuera debido a haber escuchado su conversación e indicó con las manos el lugar frente al ventanal, -Pónganlo allá.

Ella enarcó las cejas, dijo en un tono menos amable, -Incluso has pensado bien dónde se pone tu escritorio.

-Sí -no se vio afectado por el tono de Yadira, dijo mostrando una frente serena-. Aquí pongo mi escritorio, y en el otro lado se queda vacío para que uséis tú y Raquel.

Su tono era tan natural que como si realmente considerara este lugar como su casa propia.

Yadira no pudo refutarle nada, por lo que fue a un lado mirando a los obreros instalando su escritorio.

Tal vez había tenido en cuenta de que la superficie de la casa no era extensa, aunque el escritorio aún estaba equipado con una estantería para libros, no ocupaba mucho espacio.

Era una casa antigua construida en el pasado, a pesar de la decoración exquisita, la estructura y la forma de esta residencia resultaron muy simples, en la que había una sala de estar que se mostró un poco grande, de manera irrazonable, en comparación con algunas de ahora.

Justamente allá existía un espacito vacío en el que antes ella también quiso comprar un escritorio y ponerlo, pero no esperaba que Delfino lo hiciera primero.

Los trabajadores se fueron tras terminar de instalarlo.

-¡Sí! -asintió Xulio.

Yadira sonrió levemente y dijo las palabras que quería escuchar Xulio, -Entra y siéntate por un rato.

-Bueno…

Le respondió a ella y justo cuando iba a entrar por la puerta, escuchó que sonaba la voz ligera de Delfino, -Xulio, ¿no tienes que regresar a casa para acompañar a tu hijo? ¿Sabes cuánto importante es la compañía para tu hijo? Especialmente…

De pronto Delfino dio una pausa, luego dijo con las cejas enarcadas, -Te has peleado con tu esposa últimamente.

Xulio se suspendió, -Señor… ¿cómo lo sabes?

Nunca intervino en los asuntos privados de Xulio, por lo tanto, ¿cómo Delfino supo lo que se había peleado con su esposa?

Su vista se cayó en el traje vestido por Xulio, -Estos días tu traje no se ve tan perfecto como antes.

Bajó la cabeza para examinar su traje. Antes de divorciarse, y luego de volver a casarse, era su esposa quien le solía ayudar a planchar la ropa, porque él no era bueno en eso.

En los últimos días, realmente había reñido con ella.

Salió a divertirse con su amiga mejor, así que tenía que cuidar del hijo, y también, planchar la ropa.

Pero aún eran bagatelas.

En comparación con la relación entre ellos durante tantos años, tales peleas solo representaron el divertido de amor.

Lo que quería expresar mediante sus palabras Delfino, de verdad, era que no esperaba que él entrara.

De hecho, la curiosidad le sedujo a querer entrar, ahora ya conocía bien la situación, por lo que dijo, -Entonces voy a regresar ahora.

Después de que salió, Delfino cerró la puerta en seguida.

Dio la vuelta y la mirada se encontró justamente con la de Yadira, quien le preguntó, -¿Por qué no permites que Xulio entrara?

-No hay razón -tras hablar así, se dirigió hacia el escritorio pasando por ella.

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