Después de oír lo que habló Yadira Jimenez, Mariano Magrina pausó unos segundos y luego dijo, -Salí por la tarde.
Yadira asintió con la cabeza, pero luego recordó algo y le preguntó, -¿Tuviste algún asunto relevante y urgente?, ya que incluso te olvidé de llevar el celular.
A Yadira le pareció que a causa de la prudencia de Mariano, sin duda algo importante había ocurrido, por lo que él había olvidado su móvil.
Antes cuando ella le llamaba por primera vez, después de que la llamada fuera conectada, se había colgado automáticamente. Sin embargo, al marcar el número por segunda vez, el celular había sido colgado luego de sonar unas veces y finalmente el teléfono se había apagado, por lo cual ella no consiguió llamarle más a Mariano.
Si Mariano dejó su celular en la oficina, fue normal que el teléfono se apagara por quedarse sin electricidad.
Mariano respondió sonriendo, -No, nada importante y ya arreglé todo.
Aunque Mariano estaba sonriendo, se pudo sentir una sensación de distancia indescriptible, lo cual la desacostumbró un poco a Yadira.
Ella tendió una mano y tocó a Delfino Dominguez para recordarle que ya podían volver.
Delfino se recostó relajado en el sofá como si estuviera en su propia casa.
“¿Qué está pensando? ¿Acaso se aficiona a quedarse en la casa de Mariano?” Yadira meditaba mientras empujaba a Delfino.
Delfino miró ligeramente a Yadira y luego levantó la mirada para ver a Mariano y le preguntó, -¿Tienes café?
Delfino lo dijo naturalmente como si estuviera pidiendo un café en una cafetería.
Los ojos de Mariano se contrajeron. Parecía que estaba un poco impaciente, no obstante, se alzó para prepararle café.
Después de que Mariano se volviera, Yadira le interrogó a Delfino en voz baja, -¿Qué quieres hacer? Debemos regresar.
-Si ya vinimos, no hace falta que tengamos prisa por marcharnos. Nos quedamos un rato más.
Cuando Yadira escuchó lo que dijo Delfino, le pareció que él estaba hablando enojado, en cambio, su tono fue igual que de costumbre y no se pudo sentir su cólera.
Yadira no logró adivinar qué estaba reflexionando Delfino y estaba perezosa para razonar. Ella se levantó y se dirigió hacia Mariano.
-Mariano, no queremos molestarte y no necesitas hacer café para Delfino. Ahora volvemos -dijo Yadira. Como no sabía por qué Delfino no tenía ganas de salir, se vio obligada a hablar con Mariano.
Mariano se volvió y le dio una mirada a Yadira. Luego, bajó la cabeza y siguió preparando el café y dijo, -No te preocupes. El café estará listo pronto.
Mariano estaba haciendo café despacito.
-El señor Delfino dijo que no me incomodaban, por eso tomen un café antes de irse -contestó Mariano. Delfino también llegó a la cocina.
“Una persona normal no toma café por la noche si no trabaja horas extras.”
Yadira creyó que Delfino estaba causando problemas a propósito, por el contrario, no lo pudo controlar en este tipo de asunto.
Al escuchar lo que dijo Delfino, Mariano no mostró reacción especial y solo sonrió.
Finalmente, cuando el café estaba listo, Delfino tomó media taza y luego se fue con Yadira.
Tan pronto como la puerta de la casa de Mariano se cerró, Yadira le echó una mirada de mala gana a Delfino y dijo, -¡Voy a ver cómo te podrás conciliar el sueño esta noche!
Después, ella se dirigió primero al ascensor.
Cuando Yadira llegó al elevador, descubrió justamente que éste se paró en el piso superior, por lo cual luego de que ella tocara el pulsador, el ascensor bajó rápido.
Y los dos entraron juntos de nuevo.
Una vez que la puerta del elevador fue cerrada, la de la casa de Mariano se abrió otra vez.
Mariano se alzó en la puerta observando la entrada del elevador donde no había nadie. Sus ojos estaban llenos de complicación y también su vista se puso aguda como si pudiera ver a las personas adentro a través de la puerta del ascensor.
***
En el ascensor.
Yadira descubría que Delfino se mantenía pensativo todo el tiempo y no sabía en qué estaba reflexionando.
Yadira lo observó un rato más y le dijo, -Estás un poco extraño esta noche.
Hubiera pensado que encontró algo. ¡Qué pena!.
Yadira superó a Delfino, subió primero al coche y se fue.
Antes de que Delfino subiera al carro, él se volvió para mirar el piso donde estaba Mariano y luego se acochó y se sentó en el auto.
Cuando los dos regresaron uno tras otro al chalé, ya era muy tarde.
La criada que velaba la casa les abrió la puerta. Una vez que entró Yadira, preguntó, -¿Raquelita se durmió?
La sirviente le respondió, -Sí, se durmió muy temprano.
Después, Yadira subió las escaleras. Primero fue a la habitación de Raquel para verla y luego volvió al cuarto principal.
Delfino estaba desatando la corbata. Cuando oyó el sonido de abrir la puerta, solo echó una ojeada a la puerta. Luego se quitó la corbata y la chaqueta y entró al baño.
***
Al día siguiente
Como anoche Yadira volvió tarde y se durmió pocas horas, no tuvo mucho ánimo. Mientras se sentaba sobre la mesa pelando el huevo para Raquel, bostezaba.
Después de que ella pasara el huevo pelado a Raquel, dio un gran bostezo extendiendo la mano y acariciando la frente, e incluso le salieron las lágrimas.
En aquel entonces, Delfino, quien se sentaba tranquilo frente a ella, le preguntó de repente, -¿Por qué buscaste a Mariano ayer por la tarde?
En ese momento, una vez que Yadira escuchó que Delfino mencionaba este nombre, se hizo cautelosa por el reflejo condicionado.
A causa de no recibir ninguna respuesta, Delfino le dijo con advertencia, -¿Acaso no te lo puedo preguntar?
Como Yadira vivió con él durante mucho tiempo, Delfino ya no pudo asustarla con ese tono de hablar, e incluso ella creyó que él estaba hablando normalmente.
-Cuando vi a Mariano en el Club Dorado y le llamó, él reaccionó un poco raro, por eso decidí buscarlo y después de llegar...
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