Matrimonio de primera romance Capítulo 562

Delfino siguió abrazándola como si no hubiera oído sus palabras hasta que Xulio se les acercó y les saludó, -Señor, Señora.

Yadira se apresuró a tender la mano para sacudirlo, indicándole que la soltara rápidamente.

Solo entonces Delfino soltó los brazos, en vez de las manos, que seguían tirando estrechamente las suyas, examinándola de manera minuciosa con los ojos bajos.

Apenas entró, al ver a ella sentarse en el suelo apoyando contra la silla, todo el corazón se frunció de repente.

Él, tan claramente como Yadira, sabía cuánto odio tenía Perla hacia ella, por lo que después de enterarse de que Perla la había llevado, el corazón parecía hundirse hasta el fondo del mar.

En el instante en que la vio, además de alegría, el resto de emoción solo quedó pánico.

Tenía miedo de que Perla le hubiera hecho algo imperdonable.

Afortunadamente, ella todavía podía ponerse en pie.

Delfino, tendiendo la mano, tocó muy suavemente la herida coagulada de sangre en la frente de ella, torciéndole las cejas en un nudo fijo.

Yadira también la tocó, y le explicó, -No me duele nada, en serio. Solo es un chiquito trauma en la piel.

Aunque él oyó eso, el nudo en el entrecejo aún estaba apretado, sin soltarse un poco.

Ella le dio unas palmaditas en la mano, -Vámonos.

Delfino pasó la mirada por su alrededor y le dijo, -Sal primero con Xulio y espérame en el coche.

-Tú… -iba a preguntarle qué haría, de pronto pensando que tal vez iba a buscar a Perla, así no dijo nada más y salió obedientemente con Xulio afuera de la villa.

Frente a la villa, se pararon unos coches, que habían conducido hasta aquí Delfino y sus subordinados.

Tan pronto entraron en el coche, Xulio encontró el botiquín y le dijo a ella, -Señora, te trataré con unas medicinas.

La herida en la frente aun solo lesionada hasta la piel, pero podría recuperarse más rápidamente si se trataba.

Cerrando los ojos, solo dejó que Xulio le ayudara a tratar la herida y le preguntó, -¿Eres tú que has preparado eso?

-No, es el Señor, quien me pidió comprarlo en el camino de venir aquí -cuando habló de la parte trasera, en su voz también se añadió involuntariamente unas sonrisas.

Se había subordinado a Delfino durante muchos años. Durante la mayoría de tiempo él siempre mostraba un aspecto indiferente de mantenerse alejado de los extraños. Sin embargo, al estar con Yadira, el Señor se volvió extremadamente meticuloso.

Con tal de las cosas relacionadas con ella, Delfino podía arreglarlas en cada detalle.

Se le ocurrió a Xulio otra vez lo que le dijo Delfino antes de partir, la expresión se volvió oscura.

Yadira podía sentir la destreza cuando Xulio le trataba la herida y deducir que solía antes ayudar a alguien a hacer eso.

De repente le vino a la memoria el tiempo que acababa de casarse con Delfino, alquilando una casa en un barrio pobre, y ese día coincidió con él, quien fue lesionado por la pistola.

Aquella vez, Delfino forzó que ella le ayudara a sacar la bala desde el cuerpo, sin anestesia, pero aún insistió en soportar el dolor durante todo el período.

Había transcurrido mucho tiempo después del incidente, ahora lo recordó, sintiendo como si eso hubiera pasado en su vida anterior, pero eso en realidad había sucedido.

Le preguntó a Xulio, -¿Delfino se lastimaba antes con frecuencia?

Había visto el cuerpo de él, pero no de manera cuidadosa. Sí había heridas en su cuerpo, pero no tantas.

-No es con mucha frecuencia, solo le pasaron algunos accidentes de vez en cuando -le respondió con una frase simple, obviamente no queriendo hablar más de esto.

En este momento, había terminado de limpiarle la herida, tratar la medicina y aplicar una compresa.

Yadira abrió los ojos y dijo, -Me he encontrado con que a Delfino le lastimó la pistola, en el tiempo en que acababa de casarme con él, en el barrio pobre donde alquilé una casa. También debes de saberlo.

-¿Por qué me pides que te espere en el coche? Quiero quedarme afuera esperándote -mirando su cara, sintió que su expresión estaba un poco rara.

De repente volvió a recordar lo que dijo Perla.

Mirando a Delfino, se le ocurrió algo en la mente. Le preguntó, con un temblor imperceptible incluso por ella misma en la voz, -¿Dónde está Raquel?

Sus manos engarrafaron los brazos de Delfino, y en sus ojos bonitos, como los de gatitos, iba surgiendo un temor.

El hombre curvó los labios, le dijo, -Ella está en casa. Después de resolver los asuntos aquí, regresaremos a verla.

-¿En serio? -le preguntó de manera insegura, con una inquietud apareciendo en el corazón.

Delfino le dio una respuesta muy afirmativa, -En serio.

Después de hablar, se le guiñó a Xulio, quien de inmediato entendió y cerró la puerta muy pronto.

Después de asegurar que ella se había metido en el coche y la puerta estaba cerrada, él se encaminó hacia Perla.

Aun en el corazón todavía manteniendo una ansiedad, Yadira confió en sus palabras.

Delfino nunca la engañaría.

Tras mirar a él ya acercarse a Perla, ella retiró la vista y la lanzó a Xulio, -Xulio, préstame el móvil.

-¿A quién quieres llamar, Señora? -sacando el teléfono, le preguntó.

-Llamaré a casa, quiero hablar con Raquel -solo después de escuchar la voz de su hija, se quedaría calmada.

Aunque Perla siempre la mirara con desdén, esta vez mostró tanta confianza que Yadira sintió que no era solo una cosa simple.

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