Yadira estaba acostada en la cama al despertarse.
El silencio extremado reinaba toda la habitación, en la que parecía que solo había ella.
Justo en ese momento, sonó la voz de Delfino junto a la cama, -¿Ya estás despierta?
Ella giró la cabeza y lo vio sentarse al lado de la cama.
Resultaron que él también estaba aquí, pero no habló.
-¿A qué hora es? -puso las dos manos apoyando sobre la cama, intentando levantarse.
Delfino se le acercó y la ayudó a levantar, respondiendo con un tono tan plano que no se podía sentir ninguna emoción, -Son las ocho.
Después de decirlo, volvió a preguntarle, -¿Tienes hambre? Vamos a comer.
Luego trajo una bolsa por detrás de él y la puso frente a ella. Con un vistazo, ella sabía que adentro estaba llena de ropa que él había preparado para ella.
Viéndola no hablar de nada, Delfino, con la mano tendida, le tocó la cabeza, -¿Puedes vestirte tú misma? O ¿quieres que yo te ayude?
El modo del que preguntó era tan serio que como si ella fuera una persona discapacitada, paralizada de cuatro miembros.
Ella, con un poco de impotencia, lo empujó sonriendo, -Me pondré la ropa por mí misma, vete afuera.
-Te espero afuera.
Terminado de hablar, después de mirarla con preocupación por un rato, se volvió y salió.
Yadira no sacó la ropa de la bolsa hasta que la puerta se cerró.
La ropa era completamente nueva, y también tenía una fragancia clara, que obviamente se había secado luego de lavarse.
Si Delfino realmente quería cuidarse de una persona, sería inesperado el nivel al que se volvió considerado.
Cuando Yadira se fue de la habitación tras vestirse, lo vio de pie, contra la pared, cabizbajo, pensar en algo.
Él levantó la cabeza de repente mientras oyó el sonido de la puerta.
Delfino tenía la cara muy tranquila y los ojos con los que examinó por ella, luego dijo sonriendo levemente, -Te queda muy bien la ropa.
-¿La compraste? -ella preguntó, bajando la cabeza y tirando de la ropa.
Entrecerrando levemente los ojos, le preguntó con las cejas enarcadas, -¿Quién más sería? ¿A quién esperas que la compre?
Pero ella no tenía duda en eso. Si ahora no le diera una respuesta satisfecha, Delfino debería quedarse en ira.
-Espero que… -a la mitad de la conversación, de pronto ella dejó de hablar y bajó las escaleras corriendo y sonriendo.
Delfino la siguió, dijo de manera preocupada y furiosa, -¡Yadira! Deja de correr, no camines con tanta prisa.
De hecho, ella era incapaz de correr demasiado rápidamente, después de todo, por haber pasado los últimos días con poca comida, no duró mucho tiempo para correr despacito.
Examinó por esta casa: era una villa chica, con sencilla decoración, cuyo estilo se parecía al de la que estaba en la ciudad Mar.
Tal vez Delfino disponía de una casa en cualquier país del mundo.
Xulio estaba en el salón, hablando de algo con dos guardaespaldas, al ver a ella bajar las escaleras, dejó la conversación anterior, y la miró con la cabeza girada, -Señora.
-Hola, Xulio, ¿has comido algo? -ella le preguntó sonriendo.
Xulio alzó levemente la cabeza, -Todavía no, comeré más tarde.
Tan pronto como terminó de hablar, Delfino había llegó.
Se dirigió al lado de Yadira, tirando de su mano y luego la llevó al comedor, en cuyo tono se mostró un ligero reproche, -¿Por qué corres tan rápidamente? ¡Mira el estado lamentable en que te encuentres ahora!
Estos últimos días Perla había dejado a ella tomar la medicina que podía hacer a gente estar débil, ni le había dado el agua ni la comida, así no tenía la buena cara ahora, incluso viéndose un poco demacrada.
Sin embargo, ¡no sería tanto como el estado lamentable que dijo!
-¡Estás en el estado lamentable!
Al siguiente, ellos dos saliendo juntos.
Ella se apresuró a seguirlos, encontrando que habían entrado en una cabaña al lado de la villa.
Quedándose afuera, medió con ojos el tamaño de esa cabaña y supuso que adentro podría haber un sótano.
Parecía que Perla estaba allá.
Vacilando por un momento, finalmente se decidió a no seguirlos más.
Delfino tenía su propia forma de obrar en cosas, ¿qué sería eso de que si los siguiera y espiara?
Si ella quería saber, sería mejor que lo preguntara directamente más tarde, ¿no?
Yadira regresó por el camino mismo al de venir, hacia el dormitorio.
No tardó mucho tiempo en que también regresó Delfino.
Movió aún con mucho cuidado, como si temiera a despertarla.
Ella abrió los ojos, fingiendo ser despierta por él, y dio una vuelta en la cama.
Delfino estaba quitando, al oír el sonido, se volvió y la miró, -¿Te he despertado?
-No, no me dormí mucho -ella tiró de la manta, y lo miró fijamente, y sus ojos estaban llenos de la figura de él.
Después de desabotonarse la camisa, se le acercó y la besó inclinando la cintura.
Llegó de repente el beso. Tras un rato de quedarse atónita, Yadira abrazó su cuello y lo besó también.
Transcurrido un largo lapso, ella le preguntó, -¿A dónde fuiste?
-Hice algo importante -obviamente no tenía tanta paciencia, solo terminado de hablar, quería soltarle de las manos y continuar besándola.
Pero Yadira parecía insistir en saber la verdad, cuyas manos todavía lo presionaban con fuerza, preguntó, -¿A qué se refiere algo importante?
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