Matrimonio de primera romance Capítulo 566

Yadira se bajó y entró en la villa.

Se dirigía hacia adentro de la villa, mientras tanto, miraba hacia atrás por afuera de la puerta.

Hasta que no se podía ver el coche fuera de la villa, ella poniéndose en cuclillas en el suelo, caminó rápidamente al sótano.

Cerró la puerta apenas entrando, y fue abajo por la entrada.

Había tanta luz aquí, y también unos guardaespaldas vigilando.

Al verla, ellos, un poco sorprendidos, dijeron en tono de sospecho, -¿Señora Yadira?

Habiendo pasado unos días, pero fue la primera vez para ellos en ver a ella venir a buscar a Perla.

Se detuvo el paso, y miró adentro, solo podía ver vagamente un bulto. Luego les preguntó con la cabeza alzada, -¿Todavía ella se resiste a contar la verdad?

Ella no sabía lo que le había preguntado Delfino a Perla, pero esta pregunta ambigua que ahora hizo era suficiente para que ellos creyeran que ella también supiera de lo que se enteraba Delfino.

Los guardaespaldas conocían mucho la actitud que Delfino sostenía ante ella, al oír lo que dijo, naturalmente creyendo que él se lo había contado todo.

Así uno de ellos le dijo, -Aún no ha dicho nada, que tiene los labios sellados.

Yadira tampoco osó preguntar demasiado, por el miedo de que ellos descubrieran que ella realmente no sabía nada.

-Voy a verla.

Se encaminó adentro, y vio a ella, sentada en una silla y sujeta con una cadena atada por los tobillos.

Perla llevaba más de una semana encerrada en el sótano oscuro, por lo que su cara se mostró pálida y demacrada. La ropa estaba muy sucia, pero ella parecía no haber sufrido ninguna herida en la piel.

Escuchando el ruido de pasos, levantó la cabeza con pereza. Cuando distinguió que la recién llegada era Yadira, en cuyos ojos brilló una crueldad, -¿Has venido?

De hecho, en el corazón Yadira sintió algo extraño: ¿realmente podría tratarla Delfino de manera tan amable?

Pensó que él debería hacer todo lo posible para atormentarla, pero la realidad fue que no lo hizo así.

-¿Qué te pasa? ¿Te sorprendes al verme seguir estando salva aquí?

Perla la examinó meticulosamente, en cuyos ojos también aparecieron a corto plazo unas dudas, pero muy pronto, esas dudas se convirtieron en la claridad.

-¿Acaso todavía no lo sabes?

Perla comenzó a reír, y por el movimiento todo el rostro se puso torcido extrañamente.

Yadira le dio una risa fría, -¿Qué debo saber?

-¡Jaja! -Perla se rio a carcajadas, con la cabeza elevada, y riendo hasta que las lágrimas le iban a caerse.

Luego continuó diciendo, -Yadira, ¿cómo existiría en el mundo tal madre como tú? Incluso tu hija es secuestrada, pero aún permaneces indiferente, ¡qué tristeza!

Al oírlo, le cambió la tez, y en la voz llevó un temblor imperceptible de temor, -¿Qué dices?

-¿Resulta que aún no lo sabes? -moviendo la cabeza, ella suspiró, con un aspecto de lastimarla, dijo de manera rara-. ¿No te quiere mucho Delfino? Pero incluso no te ha contado lo que pasó a tu hija, jajaja…

Antes Yadira había pensado que, la potencia ocultada detrás de Perla tal vez atacaría a Raquel.

Sin embargo, Delfino le dijo que Raquel estaba bien en casa, y estos días siempre hablaba con ella por la videollamada, todo lo que significó que Raquel sí se quedaba bien en casa.

-Perla, ayer tuve una videollamada con Raquel, pero ¿ahora me dices que ella ha sido secuestrada por alguien? -en su cara estaba llena de ironía.

Oyendo eso, la expresión de Perla se cambió levemente, pero muy pronto se volvió a la apariencia original de orgullo, -Si realmente tu hija se hallara en casa y no le pasara algo, ¿por qué no regresaríais a verla después de tanto tiempo?

Lo que dijo, de repente, acertó al blanco de los pensamientos de Yadira. Y la suposición en el corazón encontró una explicación razonable.

Yadira se quedó a un lado, mirando con indiferencia la serie de movimientos de Delfino.

Muchas cosas, sin decirlas con demasiada claridad, ya las entendió.

Desde el principio Delfino la mintió, y la verdad fue que Raquel había sido secuestrada y desde ese entonces que habían pasado muchos días.

Y él trató con todo esfuerzo de ocultarla para que ella no lo supiera.

Mordiéndose los labios, Yadira se encaminó hasta frente a ella, tendiendo la mano apretó con fuerza su barbilla, dijo en una voz ronca y fría, -Te pregunto, ¿quién ha secuestrado a mi hija?

Como Delfino aún se quedaba aquí y ella le tenía tanto miedo, aun contando con mucho rencor a ella, Perla contestó la verdad, -No lo sabía.

-¿No lo sabes? -los dedos con los que le apretó barbilla se pusieron abajo y luego le pellizcó cuello, estrechando lentamente.

Al principio no se lo tomó en serio, pero, cuando la mano se le estrechaba a Perla más fuertemente y ella se volvía cada vez más difícil para respirar, Perla estaba consciente de que Yadira realmente quería matarla ahora.

-Suéltame… En serio, no… no lo sabía… -su cara se volvió de color azulado-. Él… se ofrecerá a buscarte…

Pero Yadira no se deshizo la mano, y volvió a preguntarle, -¿Se ofrecerá a buscarme?

En este momento, detrás de ella había una tensión repentina, y un brazo que le sostenía la mano la tiró arriba.

Mientras Yadira dio la vuelta, vio el rostro tenso de Delfino, en el que los labios estaban cerrados fuertemente y los ojos se llenaban de ira.

-Del… -antes de que pudiera llamar su total nombre, fue tirada por él saliendo del sótano.

Sus movimientos eran con tanta rudeza que le dolía la muñeca a Yadira.

Fuera del sótano, Delfino le soltó la mano y la miró con seriedad, -¡No te metas en eso!

-¡Por qué no puedo intervenir en eso! ¡Se llevaron a Raquel! -se le enrojecieron los ojos por ira, pero no derramó ni una lágrima.

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