Tic…
En la sala de enfermo, de vez en cuando hicieron sonido regular los aparatos médicos.
Yadira, acostada en la cama, se despertó en este momento.
Ella abrió levemente los ojos, entró primero a sus oídos el ruido de pasos de personas que iban y venían en el pasillo, y luego el sonido de los aparatos a su lado.
Se movió los dedos, y notó que ellos estaban sujetados por algo.
Inclinó la cabeza a mirar y descubrió que era un clip para el dedo conectado con el monitor.
Yadira se quitó el clip y se sentó en la cama con un poco de dificultad.
Ella echó un vistazo a la sala.
Se veía particularmente amplia con suficientes luces.
Debería ser la sala de alta categoría de algún hospital privado, cuyas instalaciones parecían muy nuevas, y en la que había sofá, mesa y una cama de acompañamiento.
Atestaban muchos caos en su mente.
El incendio, Raquel y Delfino.
Por la recuperación gradual de la memoria, su cara que originalmente se mostró pálida de repente se puso sombría.
En este entonces, una enfermera abrió la puerta y entró.
Al ver estar despierta a ella, dijo gratamente, -¿Estás despierta?
Pero ella habló en inglés.
Yadira le dio una mirada, sin responder.
La enfermera se apresuró a dejar las cosas en la mano.
-Ahora mismo voy a llamarle venir a tu amiga, espérame un poquito…
Viendo siempre no responder a ella, esta enfermera pensó que Yadira no entendía inglés. Pues hizo un gesto, y se esforzaba mucho en soltar unas palabras españolas, -Espérame…
Le costó un poco hablar en español, pues su pronunciación era extraña.
Yadira asintió con la cabeza.
La enfermera sonrió y salió después de volverse.
Al irse de aquí, esta enfermera no cerró la puerta en total. Tras un corto tiempo, Yadira oyó unos pasos precipitados desde lo lejano hasta lo cercano.
Se abrió la puerta otra vez.
Con que Yadira distinguiera a la persona recién llegada, desapareció en seguida la única esperanza en sus ojos.
-¿Ya te has despertado?
Josefa llegó a su lado, mirándola desde arriba.
-¿Cómo te sientes ahora?
Pero Yadira aún guardó silencio.
Josefa frunció ligeramente las cejas, y dio la vuelta a decir a la enfermera, -Hazle un examen físico, a ver si se vuelve loca por el humo.
Esa enfermera, al notar que la expresión de Josefa se mostró indiferencia, no dijo nada y solo salió a llamar al médico.
Por todo el período del examen, Yadira todavía permanecía callada.
Solo era el examen general, así salió muy pronto el resultado.
-Señorita Josefa, excepto que esté un poco débil, no se encuentra ningún problema físico a la Señorita Yadira.
Recibida la respuesta del médico, Josefa levantó la mano, indicándoles poder marcharse.
Por tanto, ellos salieron.
Unos segundos después, ni levantar la cabeza, Yadira le preguntó con voz muy ligera, -¿Qué has dicho?
Josefa originalmente intentó salir directamente luego de hablar. Pero ante tal Yadira, ahora tenía muchas dudas, e inevitablemente quería quedarse a ver qué realmente pasaba a ella.
Su reacción era demasiado extraña, y también demasiado tranquila, pero podría ser porque la muerte de Raquel le lanzaba un enorme golpe.
Dado que Yadira preguntó nuevamente, a Josefa no le importaba repetirlo.
-Dije que tu hija ya murió. Ahora se ha apagado el fuego en la villa, y en el interior hay un cuerpo de niño quemado. Después de la identificación, su ADN exactamente corresponde al de Raquel. Ahora tú…
Antes de que pudiera terminar las últimas palabras “lo tienes claro”, Josefa de pronto tendió la mano para detener el jarrón que se lanzaba hacia ella misma.
Este jarrón fue arrojado con gran fuerza, aunque Josefa consiguió bloquearlo sin que le golpeara a la cara, pero le dolían tanto las manos por el golpe que estaban un poco entumecidas.
Ella agitó las manos vigorosamente y le dijo muy enojada, -¡Yadira! ¿Estás loca?
Josefa sentía que Yadira realmente se volvía loca por el estímulo, incluso osaba pegarla con el jarrón.
Los ojos de Yadira expresaron tanta frialdad. Ella abrió un poco la boca y hizo una voz clara desde la garganta, -¡Fuera!
-Me dijiste que me fuera, ¿quién te crees?
Josefa, una mujer poseída de altanería hasta la médula, originalmente sintió que ella era un poco lastimera, pero en este momento, la única simpatía en su corazón también desapareció.
No se alteró de ninguna manera la expresión de Yadira, quien solo tendió la mano para tomar cualquieras cosas que podía alcanzar, y luego las lanzó hacia Josefa.
Todo sucedió tan rápido que Josefa no tuvo suficiente tiempo para defenderse. Ella bloqueaba contra los golpes con rapidez, pero aún inevitablemente se hirió.
La ventaja de la sala de alta categoría resistía en equiparse de muchas cosas, y por lo tanto, había muchas que podía usar Yadira para arrojarle.
Se volvía cada vez para Josefa más difícil para evitarlas, así que ella se retiraba repetidamente, furiosa y exasperada.
Al fin, a su lado ya no existía nada de que podía usar, Yadira gritó con voz ronca, -¡Fuera!
Ahora Yadira se sentaba en la cama, con la apariencia pálida y débil, que obviamente no disponía de ninguna amenaza para Josefa, pero esta solo abrió los labios y finalmente no se atrevió a decir nada.
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