Matrimonio de primera romance Capítulo 615

Yadira estaba sorprendida unos segundos, luego frunció sus cejas y le dijo sin sentimiento,

-Si bien regrese yo, regreso a mi propia casa, ¡no a tu casa!

Al hablarlo, sentía el ambiente indiferente alrededor de Delfino, algo que producía mucha opresión.

Yadira empezó a alertarle, y quería retroceder. Pero en ese entonces, Delfino bruscamente extendió su brazo y sostuvo su mamo. Luego con una fuerza, ella fue abrazada por Delfino ya.

Incluso antes de que Yadira pudiera sentirse sorprendida y estupefacta, Delfino ya la levantó abrazando su cintura.

-¡Oh! -unos vieron esa escena y empezaron a engatusar.

Y luego, vinieron innumerables miradas curiosas, al mismo tiempo vinieron también sonidos engatusadores.

En la cara de Yadira apareció un poco de desconcierto. Inconscientemente extendió la mano para sostener la ropa de Delfino y le susurró,

-¿Qué quieres hacer?

-Como no quieres irte conmigo, te llevo abrazándote.

Yadira miró su alrededor y descubrió que más y más personas les miraron. Por eso, le amenazó con cara seria,

-¡Suéltame, ya!

-No te muevas. Si te muevas una vez más, probablemente te hago algo malo.

Aunque Delfino lo dijo tranquilamente con tono normal, Yadira percibió la amenaza escondida de sus palabras.

Noela y Apolo les siguieron de prisa al verlo.

-¿Qué pasa?

Ellos le preguntó a Xulio.

Xulio no dijo nada. Solo movió cabeza y les siguió.

Apolo y Cerilo se veían confusos, y luego siguieron también.

Delfino, abrazándola, caminó a la vanguardia. Y al mismo tiempo, los invitados les cedieron un paso para que Delfino y Yadira pudieran pasar.

Cuando el grupo de Delfino salió, atrajeron más miradas y atenciones que las que atrajeron cuando ellos vinieron.

***

Delfino la abrazó y directamente bajó por el ascensor.

Xulio había llamado a los subordinados que esperaban en el estacionamiento y les había mandado que condujeran el coche hasta la puerta.

Por lo tanto, el coche ya estaba esperando en la puerta cuando Delfino salió del ascensor.

Tan pronto como llegaron, un subordinado se adelantó y les abrió la puerta del coche.

Delfino la puso directamente en el coche, y su acción fue un poco grosera.

Luego él también subió el auto. Cerró la puerta con mucha fuerza y así produjo un gran ruido.

Yadira volvió la cabeza y le dijo vergonzosa,

-¡Delfino! ¿Qué puedes hacer excepto que me obligas?

-Puedo hacer todo. La clave es qué quieres que haga yo.

Delfino se le acercó. La luz amarilla fuera del auto iluminó su rostro y sus ojos parecían más profundos bajo esa luz.

Yadira se burló fríamente,

-¡Quiero matarte vengándole a Raquel!

Delfino miró fijamente los ojos de Yadira y luego se le acercó en seguida.

Los dos estaban muy cerca.

-Mariano no está aquí. No necesitas fingirte.

Cuando lo dijo, los labios de Delfino estaban a punto de tocar los de Yadira.

La espalda de Yadira apoyaba la silla. No podía evitarlo, por eso, se giró la cabeza a otro lado.

Sin embargo, Delfino rápidamente extendió su brazo y hizo que ella no pudiera girar su cabeza.

-¿Me finjo?

Yadira se burló y le preguntó fríamente,

-Entonces, dime, ¿dónde está Raquel? ¡Quiero verla!

Delfino estaba callado un rato y le contestó,

-Ahora ella no está conmigo.

-¿No está contigo? -Yadira le preguntó con risa fría- Entonces, ¿dónde está ella?

Delfino se puso impaciente, porque no le gustó la expresión de su cara cuando habló con él.

-Tú…

Ya había dicho todo lo que quería insultarle y decirle. En ese momento, Yadira no sabía qué decir.

Delfino le miró y luego empezó a desnudarse.

Yadira estaba sorprendida y luego le dijo estupefacta,

-¿Qué… qué quieres hacer?

-Aquí, solo tú y yo. Hagamos el amor.

Delfino la miraba fijamente, al mismo tiempo, soltaba los botones de su camisa lentamente con sus hermosos dedos.

Esto atrajo la pasión sexual de Yadira.

Yadira retiró sus miradas y le dijo,

-¡No te desnudes!

Delfino sonrió y le respondió,

-Si no nos desnudamos, ¿cómo hacemos los asuntos siguientes?

Yadira volvió su cabeza y cogió una almohada para echarla hacia Delfino. Luego le dijo fingiéndose enfadada y feroz,

-¡Deja de desnudarte!

Delfino dejó de soltar los botones de su camisa bruscamente como un robot.

Yadira le vio que él no le dijo nada y solo la miró fijamente. Se sentía un poco preocupada y miedosa, por eso, le preguntó tentativamente,

-Si quieres desnudarte, hazlo, siempre y cuando sientas feliz…

Delfino soltó el botón sostenido en su mano y le preguntó fríamente,

-¿No te finges más?

-No…

Yadira se mordía el labio, movía la cabeza y le susurró,

Delfino respiró hondo y luego extendió sus brazos hacia ella,

-Acércate.

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