Matrimonio equivocado, pero amor verdadero romance Capítulo 2

Después de enviar a Oscar al trabajo al día siguiente, Amelia se dirigió a la residencia de los Castillo. El mayordomo, Pascual, la recibió y le dijo:

-Bienvenida, señora Amelia. La señora Castillo ha hablado mucho de usted.

Amelia bajó del coche y respondió con una sonrisa:

-¿Cómo está? Echo mucho de menos su comida después de haber estado fuera durante un mes. Por eso me apresuré a volver aquí.

Pascual se rió.

-Le va bien. Sin embargo, el Sr. Castillo y el Sr. Oscar están tan ocupados con el trabajo que ella se siente aburrida sola.

-Bueno, no lo estará ahora que estoy aquí.

Amelia entró en la casa con sus tacones altos.

La residencia Castillo estaba situada a mitad de camino de una colina. Era una villa de cien mil metros cuadrados. Sin embargo, la familia Castillo era bastante pequeña. Olivia tenía un hijo, Oscar, y una hija, Salma. Debido a su estilo de vida acomodado y a su increíble rutina de cuidado de la piel, sólo aparentaba cuarenta años a pesar de tener sesenta.

Entre los Castillo, sólo Salma tenía prejuicios contra Amelia. Los padres de Oscar la trataban muy bien, sobre todo Olivia, que la adoraba como si fuera su propia hija. Incluso hasta ahora, la mantenían en la oscuridad, ajena al hecho de que el matrimonio entre su hijo y Amelia era sólo un matrimonio por contrato.

La persona de la que Amelia sería más reacia a separarse después de su divorcio era Olivia.

No era tan arrogante como otras mujeres ricas. En cambio, era muy fácil de llevar y modesta. Era un placer charlar con ella.

—¡Mamá! —dijo Amelia con dulzura a la señora del sofá, que se había maquillado exquisitamente.

Olivia sonrió con cariño cuando la vio.

—¿Has vuelto? Ven a sentarte a mi lado.

Amelia se acercó y se sentó junto a ella. Olivia la escudriñó de pies a cabeza antes de decir:

—¿Has perdido peso?

-He pasado hambre porque no he podido comer la comida que has cocinado.

Salma se sentó y permaneció en silencio. Sin estar furiosa en absoluto, Amelia sonrió y preguntó:

—Salma, me enteré por Óscar de que te fuiste de viaje a Porlamar. ¿Cuándo has vuelto?

Como Olivia estaba allí, no tuvo más remedio que responder de mala gana:

—Anteayer. —Después de hablar, su rostro se iluminó como si recordara algo feliz. Preguntó regodeándose-: Amelia, ¿sabes con quién me topé en Porlamar?

Amelia empezó a desconfiar, ya que Salma no solía decir nada bueno cuando hablaba en ese tono.

-¿Tu amiga? -preguntó con timidez.

-He visto a Casandra. La conoces, ¿verdad? -preguntó con entusiasmo—. No, probablemente no la conoces. Es...

—Salma, ¿qué tonterías estás diciendo? —interrumpió Olivia, fulminándola con la mirada.

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