Matrimonio Forzado romance Capítulo 12

Saravi.

El aire comienza a faltarme deliberadamente mientras niego varias veces. «¡Es imposible! Mishaal no puede ser capaz ¡No puede!».

Me niego rotundamente a creerlo, debe haber una explicación para esto.

«¿Una explicación para dejar a estos niños así?»

—No… Es imposible… —digo en susurro sin poder contenerme.

—¿Disculpe?

Fais me observa interrogante, pero yo necesito tomar aire fresco, y aunque quisiera hacerle miles de preguntas, por ahora lo que quiero es respirar y tranquilizar mis nervios.

—Quisiera salir por un poco de aire.

—Claro, la acompañaré.

—No se preocupe vizconde, vendré en unos minutos.

El hombre duda por algunos segundos, pero luego asiente haciendo una reverencia. No reparo mucho en su acto ni demoro en salir de la villa, los guardias están por todas partes y vigilando cada uno de mis pasos, siguen alertas a cualquier movimiento cerca de mí. Alzo mi brazo impidiendo que se acerquen y me alejo un poco más a la tranquilidad que asoman dos árboles enormes en el lugar.

Reposo en uno de ellos al instante.

Confusión y tinieblas rondan en mi cabeza, no puedo organizar mis pensamientos, ni siquiera puedo tener claro qué es lo que voy a hacer.

—Imagino debe sentir mucha presión… Su alteza.

La dura voz de Borja termina por alterarme. No sé de dónde salió, ni siquiera sabía que venía con nosotros. No confío plenamente en él, tampoco sé qué papel juega realmente, aún no logro descifrar de qué lado esta.

—Tiene razón, estoy bastante confundida aquí… Por lo que sabrá, cada día me entero de algo nuevo, y ya no sé en qué creer —expulso rudamente.

El hombre me mira fijo sin demostrar sentimiento alguno. Por mi parte hago lo mismo sin dejarme amedrentar.

—¿Quiere dar algún mensaje? —pregunta por fin después de algunos tortuosos segundos.

Suelto el aire contenido y recuerdo la carta, por supuesto no la llevo conmigo, pero no perderé el tiempo y prosigo a decir lo que necesito.

—Es bastante arriesgado el verle, sin embargo, dígale que arreglaré una nueva salida con el vizconde, le enviaré el mensaje con usted para que sepa dónde podrá encontrarme para que haga lo posible por llegar. Es todo.

Hablo sin nombrarlo, pues sabemos a quién nos referimos; y él parece no tener problema con seguirme el hilo.

—Se lo haré saber…

Y sin más me deja sola.

Cierro mis ojos con una sensación amarga, recuesto mi cuerpo un poco, olvidando por un instante quien soy y como debo comportarme. La ansiedad por saber la verdad me come por dentro y juro que Mishaal tendrá que darme una buena explicación.

Cuando hablábamos en un pasado de un cambio, me entusiasmé con la idea de inmediato, sus ideales eran sólidos y buenos, dictaminaban un cambio radical, uno, en el que la muerte y el sufrimiento se dejarían a un lado, y que el único afectado sería la monarquía. Pero esto, esto no es nada parecido. No estas desgracias.

—Majestad, ¿está mejor ahora? —pregunta Fais acercándose.

—Sí, ya mucho mejor… Solo necesitaba aire fresco.

—Creo que ver estas situaciones afectan a cualquiera… Bueno, al menos a alguien que ame su pueblo.

Asiento.

—Vizconde… ¿Qué ha hecho la corona para cortar con ese grupo de rebeldes?

—Por ahora no lo sé mi señora. Son reuniones que no he presenciado. El rey solo me ha comentado por confianza de lo que está pasando, pero desconozco los pasos a seguir.

—Entiendo —es lo único que logro pronunciar.

—Venga, entremos, deje que los niños la conozcan. Algunos están algo ansiosos.

Me dejé llevar del brazo del vizconde mientras que los pensamientos iban y venían confundiéndome al extremo. Llegamos a una sala donde los niños jugaban, pero el rey no estaba por ningún lado. Poco a poco me acerqué, entre tanto las sonrisas sinceras de aquellos pequeños se dirigían hacia mi lugar con emoción.

La damisela hace una reverencia incitando a los chicos hacer lo mismo, entonces yo me adelanto y niego para que ellos puedan estar cómodos y comportarse según su personalidad. Son muy chicos para entender algunas cosas y no quiero predisponerlos.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio Forzado