Matrimonio Forzado romance Capítulo 24

Saravi.

Han pasado horas, creo acertar desde el momento en que comencé a relatar todo y cada uno de los detalles a mi padre. Sus ojos enrojecidos y su cara pálida dejan en evidencia lo preocupado que está.

Y no es para menos.

No logro imaginar siquiera que pueda depararnos, no sé si en el momento en que la corona sepa todos mis secretos, podrán tener al menos un momento de cordura para no controlar la rabia que puede producir lo que yo he hecho. Lo único en lo que estoy totalmente clara es que nunca mi motivo fue venganza o hacer daño por hacerlo.

Yo pensé que estaba actuando de la manera correcta.

—¡Por Dios, hija! ¡¿Pero en qué momento se te nubló la mente de esta manera?! —reclama levantándose, tomando su cabello en desespero y haciendo que mis labios tiemblen.

—No lo sabía, ¡no sabía que estaba jugando al bando equivocado, papá!

—Pero, ¡¿cómo no?! ¡Es el grupo ayatolá, Saravi! Y no solo son enemigos de la monarquía ¡Ellos también quieren destruir Angkor!

—¡Lo sé! —Respondo con mi voz quebrada—. Poco a poco fui distinguiendo la realidad, yo… Yo solo confié en alguien.

La mirada de papá se vuelve fría al punto de no reconocerlo.

—¿Y ser la amante del líder? ¡¿Acaso perdiste la razón?! —dice acercándose a mí para comenzar a zarandearme—. ¡No solo estás traicionando la corona, Saravi! ¡Estás traicionando a tu esposo, al rey! ¡Esto solo es digno de merecer la muerte!

—No… escucha… yo no…

Las lágrimas no dejan de rodar por mis mejillas, mi padre ha pasado del estado furioso al desesperado, en sus ojos no solo puedo ver enojo y angustia, en ellos también puedo ver que está decepcionado hasta la médula.

Y los brazos comienzan a dolerme por su excesiva fuerza.

—¡¡¡Basta!!!

La voz de Kalil retumba en el pequeño salón haciendo que mi padre se despegue inmediatamente de mí, liberando mis brazos de su fuerte agarre y dejándome un leve dolor en ellos. Pero eso es lo de menos ahora.

Los ojos furiosos del rey fulminan a mi padre mientras que una asustadiza Hanna se esconde tras de él con la mano en el pecho, sorprendida por lo que estaba logrando ver.

Lo que no sé aún es si escucharon alguna cosa.

—¡¿Cómo se atreve a tratar así a la reina?! —continúa Kalil dando un leve empujón a mi padre.

Por su postura está tratando de controlarse a sí mismo, logrando asustarme. Asustarme aún más.

—¡Hermano! —exclama Hanna tomándolo del brazo para crear diplomacia en el momento.

—Al-alteza… —logra pronunciar mi padre nervioso —. Yo…

—Kalil —intercedo—. El duque solo está nervioso, él no me haría daño —continúo mientras mi mirada se reúne con la de mi padre—. Te diré en unos momentos que está pasando, ¿de acuerdo?

Sus ojos me recorren lentamente con el ceño fruncido, muy confundido, intentando calmarse ante mi vaga explicación. Luego suelta el aire separándose un poco de papá para dirigirse a Hanna.

—Hablemos mañana por la mañana —dice el rey dirigiéndose a Hanna—. Te prometo que luego de reunirme con los generales te buscaré.

—Está bien, te espero —responde Hanna, para luego hacer una reverencia disculpándose con nosotros y a los segundos sale de la habitación.

Mi padre no me quita la mirada, está tratando de decirme algo, pero yo necesito mantener la cordura y hacer las cosas de la mejor manera que pueda.

—Podrás hablar con tu padre cuando esté más sereno, Saravi —dice Kalil observándolo nuevamente.

—Quisiera poder hacer más por ayudarte… —indico mirándole fijamente porque mi cuerpo reclama por querer más de él.

—Saravi… —la pronunciación de mi nombre en su boca me sabe a gloria, podría jurar que… —Yo siento tantas cosas por ti.

Mis ojos se abren instantáneamente. ¿Qué ha dicho?

—¿Cosas por mí? ¿Qué cosas? —pregunto titubeando con interés.

Su sonrisa se extiende por su rostro ahora radiante entre tanto se coloca de pie para sobrepasarme en estatura.

—Lo que un hombre siente cuando está enamorado. Yo quiero que entiendas que cada centímetro que puedo tocar de ti, lo siento primeramente aquí, Saravi —sus manos llevan las mías hasta su pecho.

Yo estoy al punto del desespero. ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué esto ahora?! ¡¿Por qué de esta manera tan injusta?! Justo ahora que yo debo renunciar a él, justo cuando yo deseo corresponderle, cuando no tengo miedo de expresar lo sea que estoy sintiendo.

«Yo también estoy enamorándome de ti» — grito dentro de mí—. «Yo también te siento, yo también te quiero»

—Yo… —mi voz sale rota con labios temblorosos—. Yo quisiera…

—¡Por favor! —me calla —. No tienes que decir nada, yo entiendo que no ha sido fácil para ti, sé que tú no elegiste esto…

—¡No! ¡Escucha! —digo tratando de sacarlo de su confusión, de hacerle entender, necesito que él sepa que ya no es lo mismo, que ahora mismo lo veo diferente. Necesito que sepa que su amor es correspondido.

—¡Por favor, Saravi! —vuelve a interrumpir—. Solo déjame amarte. Dame esa oportunidad…

No tengo más opción que tomar su cuello y abrazarlo tanto como pueda, uniendo mi boca con la suya y entrelazando todo lo que hay de mí en él, intentado por todos los medios en demostrarle que soy totalmente suya.

Los brazos de Kalil me rodean al punto de alzar mi cuerpo, me doy cuenta de que da unos pasos hasta que nuestros cuerpos alcanzan a hacer contacto con la pared de la habitación. Nuestras agitadas respiraciones se entremezclan apresuradas quitando de forma desordenada las ropas del otro, intentando por todos los medios de hacer el contacto que tanto deseamos, tratando de alivianar el sentimiento que quiere explotar bastamente dentro de mí…

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio Forzado