Matrimonio Forzado romance Capítulo 35

Saravi.

Es el mismo rostro que solía recordar, solo que… parece más cuidado… como si nada de lo que está sucediendo le hubiese afectado, como si estuviera lejano a la adversidad que atraviesa el país. Como si las muertes no estuvieran en su espalda.

Una sonrisa tímida es deslizada en su rostro mientras titubea en hablar o no. Entonces alza una mano para ir rumbo a mi mejilla y como si mi cuerpo se mandara solo, me retiro unos pasos hacia atrás.

¿Qué estoy haciendo?

Trato de decir algo, cualquier cosa para reparar la acción anterior, pero no sé qué decir.

—Saravi… —pronuncia él con cierto recelo, no gustándole mi acción en absoluto—. Estás a salvo ahora.

Mi respiración es agitada. Necesito negarme a mis propias emociones, necesito estabilizarme y tener fuerza de voluntad.

—Lo siento —logro decir—. No sé…

—No te preocupes —dice acercándose un poco más, pero sin tocarme—. Ha pasado por mucho, entiendo que me rechaces.

Afirmo.

—¿Por qué decidiste buscarme? ¿Por qué si la última vez que nos vimos, yo me comporté como lo hice?

—Porque sé que estabas confundida, sé que te han dicho cosas que has creído como verdad, y también porque… yo te amo, Saravi. Y eso tú no lo has podido entender.

La tensión se apodera de mi cuerpo rápidamente, el rechazo ante sus palabras me hace querer declinar ahora mismo de este propósito. Las palabras heridas de Hanna me pasan como una película mientras una mueca de desagrado se gesta en mi rostro.

—Lo estaba… ahora me arrepiento de haber pensado que eran buenos —logro decir, sintiendo cada palabra clavada en mi corazón.

Mishaal entrecierra los ojos dudando un poco de lo que acabo de decir, e imagino que aquí andarán pisando despacio conmigo, estoy segura de que no se creerán a la ligera que soy fiel a ellos ahora.

Exactamente como lo estaban en el palacio. En sí, nadie confía en mí en este momento.

—Siéntate —dice señalando un cojín—. Cuéntame… ¿Cómo es que pasó todo esto?, ¿por qué llegaron al punto de encerrarte en esa habitación como una traidora?

Sin duda alguna Mishaal conoce todo lo que sucede en el palacio.

—Alinna… la mujer aseguró que su familia me vio en varias ocasiones en el bosque, exactamente donde se refugian uste…. Nuestro grupo Ayatolá.

Su ceño se frunce.

—¿Solo con su confesión bastó?

—Yo ya había hecho algunas otras cosas —miento—. Entre esas no llevármela con ninguno de la familia, rechazar constantemente al rey y querer escapar más de una vez. Y… le confesé también que amaba a otro hombre…

El rostro de Mishaal cambia de inmediato, formando alegría en su rostro de una forma abierta.

—Eso debió dolerle, aunque te confieso que tu ida del palacio le dejó las puertas abiertas con esa mujer —sus palabras buscan irritarme descaradamente, Mishaal está probándome por todos los ángulos.

Yo tomo aire disimuladamente y trato de parecer serena ante el dolor que me han causado sus palabras. El hecho me trae a colisión el recuerdo de Zura en mi habitación, el rostro de Kalil al despedirse de mí y sin duda alguna el de Hanna; quien ni siquiera quería mirarme cuando entró a la habitación, y quería evitar el contacto conmigo a como dé lugar.

No sé qué estará pasando en este momento, es muy pronto para saberlo, lo único que deseo es que lo que estoy haciendo sirva de algo y que pase lo más rápido posible. Espero que la ubicación se les facilite, y que Kalil tenga paz en su vida de una buena vez.

—¿Te molesta la idea? —la pregunta de Mishaal nuevamente me trae al presente.

—¿Sobre qué…? —inquiero perdida.

—Del rey… con esa mujer, Alinna.

—No me importa nada de lo que pase con esa gente.

La mirada del hombre se vuelve oscura, tratando de leer mis pensamientos y sosteniendo la mirada en mí.

—Yo quiero confiar en ti. ¿Tú podrás confiar nuevamente en mí? —pregunta tomándome el rostro—. ¿O traerás rastros del palacio?

—¿A qué te refieres?

—Solo quiero saber si estás dispuesta a olvidarte de la monarquía, Saravi, de lo contrario no podré confiar en ti.

Me levanto de golpe, haciéndome la aludida. Tratando de buscar la capa que antes cargaba sobre mi cabeza.

—Será mejor que me vaya a otra parte —digo agitada—. No dejaré que más nadie me diga lo que tengo que hacer, Mishaal ¡Estoy harta de las condiciones! ¡Estoy harta de la desconfianza! Hubiese preferido que acabaran con mi vida en el palacio.

Algunas palabras son tan ciertas. Si fuese por mí me largaría de este lugar y me iría a donde nadie pudiese encontrarme.

La mano de Mishaal presiona mi brazo para darme vuelta hacia él y apretarme a su cuerpo. Luego aliviana el agarre creando un abrazo cálido metiendo su cabeza en mi cabello.

—No quiero perderte una vez más… no sabes el sufrimiento que he padecido imaginándote en el palacio, a merced de ese maldito.

—Yo te pedí que huyéramos antes de todo esto, pero tú decidiste algo diferente para nosotros… tú cambiaste las cosas, lo hiciste solo —digo reprimiendo los ojos tan fuertes como puedo.

—Perdóname… ¡Perdóname, por favor! Todo será diferente ahora. Todo será diferente…

Kalil.

La desesperación y el dolor del pueblo, los gritos de horror, los lamentos de las madres por sus hijos y los niños deambulando aterrorizados sin saber a qué brazos recurrir, sin duda alguna han quedado grabados en mi mente.

—¿Qué? ¿Estás escuchándote? ¡Por Dios! —bufo.

—A mí no me engañas, Kalil, soy tu madre ¿Crees que no sé qué bajo ese plan de prender al líder, se encuentra tus ansias de ver a Saravi de nuevo?

—Madre…

—Ella no volverá, hazte esa idea.

Sus palabras me causaron un temor enorme, creando un dolor agudo en mi pecho.

—Y por qué lo afirma tan convincentemente ¿acaso qué le dijo a Saravi? —pregunto acercándome y tratando de controlar las emociones que comienzan a remolinarse dentro de mí.

—Confórmate en saber que ella no regresará, ¿o acaso qué piensas que esté pasando ahora? ¿Crees que su amante dejará que ella regrese? ¿Piensas que después de haber recuperado la libertad que ella tanto quería, volverá a ti? ¡Por favor, Kalil! ¡Reacciona!, date cuenta de que ella solo te ha engañado. ¡Por favor, hijo! Tu madre sabe del corazón de una mujer.

Un arrebato de ira me envuelve hasta el punto de cegarme, ahora mismo me escuece la línea de los ojos. Quito las manos de mi madre sobre mí y comienzo a caminar tan rápido como puedo. Quiero descargar toda la frustración que cargo, necesito aliviar el peso que está consumiéndome en estos momentos.

—¡Que abran las puertas! —le digo a Basim llegando al patio y tomándolo desprevenido.

—¡No! —Grita—. Aún no están listos todos los soldados. No podemos salir así.

—¡Abre la jodida puerta…! ¡Es una orden, general!

Su rostro palidecido asiente en dirección de los demás guardas y pego tan duro como puedo al caballo, haciendo que este arranque con una fuerza inigualable. Entonces me dejo llevar por su galope tanto como puedo sin pensar, sin reaccionar a la locura de estar saliendo solo del palacio. Perdiendo toda la razón posible hasta solo divisar árboles y carretera.

El caballo poco a poco va disminuyendo su andar, agitado por el gran esfuerzo que realizó desde el principio, y solo en ese acompasar logro escuchar que otro caballo se acerca hacia mí, haciéndome girar de golpe.

—No debiste venir —digo mirando más calmado a Basim, quien furioso aguarda traspasándome con la mirada.

—No sé si quiere matarse usted, pero dejaré recaer su culpa si algo le ocurre ante su necedad.

He ido demasiado lejos, es verdad, salir sin guardias es demasiado peligroso en estos momentos, pero las palabras de mi madre tocaron la fibra más sensible de mí y no pude soportarlo por un minuto más.

—Tienes razón, es momento de regresar —digo llegando a su lado para seguir la dirección de vuelta al palacio—. Aun así, nada más lleguemos retomaremos la búsqueda.

—Nada más lleguemos me arrodillaré a dar gracias, porque nos salvamos de esta impertinencia —dice Basim asomándome una sonrisa.

Justamente cuando una carcajada va a salir de mi ante su gesto, siento un fuerte golpe en la nuca, haciendo que mis manos por acción propia suelten las riendas viendo por última vez el rostro de Basim, mientras me desvanezco.

Su rostro solo dice una cosa por última vez: Terror.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Matrimonio Forzado