-Hola, Fernanda- Victoria sonreía y bajaba las escaleras.
-Isidro, te traigo fruta.- Fernanda entraba por la puerta y veía a Isidro sentado allí.
Isidro decía, -Tú comes.-
-Ya comí mucho en el piso de abajo.-
Isidro miraba a Fernanda.
Fernanda llevaba muy sencilla, camiseta y falda corta, su ropa no era cara, la compraba en Amazonas, pero ella era alta y delgada, por eso era muy atractiva.
Isidro siempre la consideraba como una chica pequeña y no pensaba mucho en eso.
Victoria había estado molestando frente a él durante mucho tiempo, y empezaba a considerar a Fernanda como una mujer.
Estaba bien si no pensaba, cuando lo pensaba, tenía deseo sexual.
Fernanda se paraba frente a él, sosteniendo un plato de frutas en una mano y un tenedor en la otra, dándole de comer la fruta, -Isidro, ¡te daré de comer!-
Ella estiraba la mano, las dos personas estaban muy cerca, Isidro solo podía ver su clavícula con líneas claras, y... un poco hacia abajo, era su pecho…
-Lo haré por mí mismo.- Tomaba la fruta de su mano con cara seria.
Fernanda sonreía al verlo así, -¿Quién dijo antes? Soy tu esposa, no necesito ser tan educada, ¿Fernanda me tratas como una extraña?-
Esta chica...
Antes estaba muy nerviosa frente a él, pero ahora se estaba volviendo más atrevida.
Se atrevía a burlarse de él.
Isidro comía fruta solo, Fernanda se sentaba en el sofá, apenas encendía el teléfono, veía un mensaje de nuevo amigo “la bebé de Miguel” pedía agregarla como amiga.
Fernanda se sorprendía por un tiempo y se daba cuenta de que este era... el nuevo nombre de Mariana.
¿Estaba loca?
¿Qué quería hacer?
Fernanda fruncía el ceño con perplejidad, recordando la reacción de Mariana en el piso de abajo, extendía la mano para aprobarlo.
Fernanda veía esta pregunta, Mariana no sabía el motivo, parecía que Manuel no se lo decía.
De lo contrario, a Mariana no quería preguntarle.
Fernanda decía, -¡Pregúntale a Manuel! ¿No dijiste que vosotros dos estáis en la misma clase? Pensé que lo sabías todo.-
Le contaba todo a Mariana antes porque había creído que era su amiga.
Ahora, Fernanda no era tan estúpida.
Mariana decía, -¿Manuel te trajo aquí? ¿Por qué no me dijiste esto antes?-
No tenía cuidado, Mariana usaba un tono interrogativo.
Fernanda no podía evitar reír, -¿Quién eres? ¿Por qué debería decírtelo?-
-...-
Mariana se quedaba en silencio un rato antes de responder, -Fernanda, ¿no somos amigas? Habiendo sido amigas durante tanto tiempo, nunca me ignorarás por esta cosita, ¿si?-
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