Después de que Fernanda terminara de hablar, Isidro salió de adentro con camisa holgada y sentado en una silla de ruedas. Mirando a las dos personas que estaban juntas hablando, dijo débilmente, -Pedro.-
El tono era muy tranquilo, pero con una fuerte sensación de opresión.
Pedro se acercó apresuradamente, -Señor Isidro.-
Isidro dijo, -Fernanda, déjanos solos, tenemos algo que discutir.-
-Vale.-
Fernanda siempre había sido sensata y no sentía curiosidad por lo que iban a decir.
Solo que, sin motivo alguna, sintió que Isidro y Pedro estaban un poco serios hoy.
¿Había algo que no se había enterado?
Después de ver a Fernanda alejarse, Pedro miró a Isidro, -Señor Isidro, ¿no le mencionó ese asunto a Fernanda?-
-¿Qué asunto?-
-Lo que ha dicho Mariana.- dijo Pedro, -¡De todos modos, al menos deberías preguntar!-
-Se me olvidó.- dijo Isidro con calma.
Pedro no supo qué decir al respecto.
¿Cómo se le pudo olvidar algo tan importante?
Pedro dijo impotente, -Creo que no le importa en absoluto.-
-¿Es necesario acordarme de tales cosas que no son importantes?-
-¿Por qué no es necesario?- Pedro estaba ansioso, -Si Fernanda realmente es tal como dijo Mariana, ¿no tiene miedo de que se convierta en la próxima Rocío?-
Isidro miró a Pedro, sus ojos negros, que habían estado tranquilos, de repente se volvieron un poco más indiferentes.
Se había levantado tarde solo porque tenía la regla.
Miró la hora. Eran casi las diez. Fue a asearse apresuradamente para salir de la habitación. Cuando llegó al comedor, allí estaba sentado solo Manuel. Luisa le estaba sirviendo el desayuno, -¿Está suficiente salado?-
Manuel asintió.
Fernanda no sabía cómo había llegado allí. Solo él y Luisa estaban en el comedor. Ella estaba de pie en la puerta dudando de si entrar o no. Entonces Luisa la vio, -Fernanda, ven y siéntate rápido. El desayuno está listo para ti.-
Fernanda tuvo que sentarse.
El desayuno era unos fideos de Santa Domingo, una de las características de la Ciudad Santa Domingo, a los locales les encantaba comer por la mañana.
La mesa del comedor era gigante, normalmente había mucha gente, pero en ese momento, sólo estaban Manuel y ella, entonces Fernanda preguntó, -¿No están los demás?-
Luisa dijo, -Hoy es lunes y todos fueron al trabajo. Tú y el señor Manuel sois los únicos en casa.-
Manuel vino después de que ellos se fueran, y ahora en casa, solo Fernanda y él estaban de vacaciones de verano.
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