Mi cariño de 18 años romance Capítulo 81

Fernanda ya hizo una cita con Alejandro. Quería invitarle a cenar. Aunque le costaría poco, todavía ahorraba cierta cantidad de dinero a través del trabajo a tiempo parcial.

-Hola, es un total de 89,9 euros.- el camarero le dio la cuenta a Fernanda, quien frunció el ceño. ¡Era demasiado caro!

Se acordó de que solo tenía 50 euros. Pensaba que tenía suficiente dinero, pero no esperaba...

Parecía que había algunos más en la cuenta bancaria, pero no sabía si sería suficiente para pagarla o no.

Fernanda abrió la cartera y dio cuenta de que allá sobraba algunos dineros efectivos, que estaban doblados de manera ordenada, pero no sabía cuándo los había puesto. Se quedó un poco estupefacta.

Cuando se levantó por la mañana, Isidro ya había salido. Según dicho, iba al médico, por lo que no lo vio.

Y el dinero era...

¿Los que Isidro había puesto antes de salir?

Por lo general, no le impedía tener trabajos temporales ni se prestaba a darle dinero.

Siempre la respetaba mucho, que sabía que ella obtenía la emulación y que incluso le protegía la autoestima.

Sin embargo, cuando se enteró de que ella iba a invitar a su hermano menor a comer, Isidro tenía miedo de que ella estuviera embarazosa por falta de dinero. Así que le quedó unos billetes antes de irse.

Ante tal acción cálida, se enrojecieron un poco los ojos de Fernanda. Nunca consultó con ella cuando Isidro iba a hacer algunas cosas. Pero descubrió que él siempre podía conmoverla fácilmente.

Era diferente a todos los hombres que ella había conocido en el pasado.

Los acompañó a la estación del ferrocarril ligero y luego regresó a la casa de Rivero.

Ya había vuelto a casa Isidro y estaba sentado junto a la mesa blanca mirando el ordenador portátil, con un café en la mesa. Fernanda ni siquiera puso su bolso, se le acercó directamente y lo abrazó por detrás, apoyando la barbilla sobre su hombro.

Se quedó un poco suspenso Isidro, que podía sentir que Fernanda se apoyaba contra sus hombros, como una gatita.

Mantenía mirando fijamente el ordenador de manera seria, dijo en un tono leve, -No me molestes, estoy trabajando.-

-Quiero ser así.- no lo saltó y siguió apoyando sobre sus hombros.

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