Estos recuerdos como una carga le parecían muy pesados.
De repente, Isidro dijo, -Para, para.
Fernanda se recuperó de su recuerdo y miró a su hombre preguntando, -Isidro, ¿qué te pasa?
Dijo que volverían a casa. Pero todavía estaba en el camino, no sabía porqué le pidió al conductor que se detuviera.
-Ve y cómprame un ramo de flores -dijo Isidro.
-¿Un ramo de flores? -Fernanda descubrió que el auto se había detenido frente a la florería.
Ella preguntó, -Isidro, ¿compras flores para regalar?
-Sí -Isidro se veía serio y dijo, -Ve.
Fernanda dijo, -¿Qué tipo de flores quieres más?
-Como quieras.
Fernanda preguntó, -¿La enviarás a un amigo?
Después de todo, no podía comprar flores al azar, sería mejor que considerara un poco al destinatario de flores.
Isidro contestó, -Envío a una persona importante.
Fue la primera vez que Fernanda escuchó que Isidro todavía tenía un amigo tan importante que quería enviarle flores.
Ella siempre había sido obediente. Por eso, hizo todo lo posible para terminar la tarea que él le dio. El empleado le recomendó el ramo más fresco de hoy. Fernanda regresó con un ramo de flores grande, que casi cubría la mitad de su cuerpo.
-Isidro, ¿qué te parece? -sentada a su lado preguntó como si sostuviera un tesoro.
Isidro miró sus ojos inocentes y dijo, -¿Crees que se ve bien?
-¡Claro! No sé quién es tan afortunado de recibir flores tuyas.
Era la primera vez que Fernanda sostenía un ramo de flores tan grande en sus manos, aunque no fuera para ella, se sentía muy emocionada.
Isidro dijo, -Para ti.
Fernanda de repente sintió que su mano sosteniendo la flor perdía la fuerza, -¡¿De verdad?!
Por la tarde, cuando Isidro salió en una silla de ruedas, vio a Fernanda en cuclillas solamente en la sala de estar, tomando fotografías de las flores desde diferentes ángulos.
Sonreía como una tontita.
Isidro no la molestó, solo se sentó al lado y la miró en silencio.
Antes de conocer a Fernanda, cuando estaba aburrido, le gustaba estar solo.
Pero ahora, él prefería observarla así, y siempre lo encontraba muy interesante.
Era como una niña llenaba de curiosidad por el mundo.
Fernanda tomó varias fotos, y cuando estaba disfrutada de ellas, de repente recibió una llamada telefónica.
La recibió y descubrió que era la llamaba de su tía. -Fernanda.
Al escuchar la voz de su tía, Fernanda se sorprendió un poco y preguntó, -¿Por qué me llamas, querida tía?
Su tía la trataba muy bien, pero la situación económica de su familia no era buena y tenía conflictos pequeños con Juana. Por lo tanto, las dos familias no habían tenido mucho contacto entre sí en los últimos dos años.
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