Mi Chica Melifluo romance Capítulo 145

—¿Qué? —Dulce lo miró sorprendida.

—Sí, vamos los dos, si estás dispuesto a ... ya sabes, tienes bastantes recursos en tus manos, puedes usarlos totalmente, no los desperdicies —La Gerente Ana sonrió débilmente y le extendió una invitación.

—¿Puedo...? —Dulce se quedó atónita de nuevo, y de repente su corazón empezó a latir con fuerza de nuevo.

Fue un gran placer para Dulce poder trabajar con Gonzáles, que era uno de los pocos hombres decentes que había conocido.

Por la mañana, Gonzáles tenía que entregar algo a la nueva empresa, así que llevó a Dulce para que se familiarizara con el entorno. Para sorpresa de Dulce, la nueva empresa estaba en realidad enfrente del Centro de Bella, en la decimotercera planta, y en cuanto levantó la vista pudo ver el despacho de Alberto. CH, es decir, empezando de cero, serían pioneros. Los beneficios y la plataforma de la nueva empresa eran mejores que los de la empresa HE.

Gonzáles era el director de ventas en esta empresa, y Alina Ana era el director de personal. Sin embargo, Gonzáles le puso una condición a Dulce. El equipo que trajo requiere estabilidad absoluta. Para evitar la vacilación de todos, les pidió a todos que participaran en una participación y se convirtieran en parte de la empresa. Y Gonzáles tomó una decisión esta vez y sacó toda su fortuna para convertirse en miembro de la asociación de accionistas de la empresa.

O, en opinión de Gonzáles, la tarifa mínima de 10.000 euros la podía sacar fácilmente una mujer como ella que tenía a Sergio como patrocinador, pero en realidad era un gran problema para Dulce.

Gonzáles tenía que hablar con la gente de la nueva empresa, así que Dulce se fue primero.

Se quedó en la calle mirando el Centro de Bella, como si estuviera mirando otro mundo que no podía tocar, la luz brillante que golpeaba el enorme cristal y rebotaba en sus ojos.

Pensó que si algún día pudiera tener su propia empresa aquí, ¿Alberto seguiría diciendo esas palabras insultantes sobre ella?

Pero no pudo conseguir 10.000 euros, no pudo pedirle dinero a Alberto y ni siquiera pudo sacar decenas de euros de su bolsillo. ¿Puedes imaginar que una mujer que llevaba una marca de diseño y conducía un BMW fuera tan lastimosa?

Pensó en su Mansión Dulce ... ¡Realmente quería venderla!

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