Todo el mundo se asustó.
Era té caliente, con un poquito ya se quemaría, encima le lanzó el vaso entero que era aún peor.
Todos miraron hacia Cordelia nerviosamente, ella esquivó la taza y no se hizo nada de daño, y la taza se rompió.
Y así se relajaron.
Y las miradas hacia Daniela eran aún más enfadadas.
Cordelia también estaba un poco enfadada.
Ella respetaba a Daniela, no quería tener disputa con ella porque era quien había criado a Aurelio.
Pero eso no significaba que podía hacer lo que quisiera, ofendiéndola una y otra vez.
Ella puso una cara muy seria y dijo:
—¿Con la edad que tienes no sabes que hay que esperar que el té enfrié para beberlo?
—Hasta los niños de la guardería lo saben y aún no lo entiendes, y culpas a la persona quien te llenó la taza, ¿acaso los ojos y las manos no sirven para nada? ¿no ves el vapor que tenía ni sentía la temperatura? ¿Tienes que esperar a tomárselo para saber que estaba caliente?
Daniela no esperaba que Cordelia dijera esto.
Ella siendo la hija pequeña de la familia Clemente, todo el mundo le respetaba y le elogiaba, ¿desde cuándo había sido tratado así?
¿Ahora esta mujer se atrevía a insultarla?
¿Le decía que era peor que los niños de la guardería?
Dios, ¿quién le dio a la mujer esas agallas? ¿Ella realmente sabía con quién estaba hablando?
No solo Daniela, hasta Angelina y los sirvientes se quedaron atónitos.
Estaban admirando la valentía de Cordelia.
Ya que los padres de Aurelio habían fallecido, Daniela era como la madre para Aurelio.
¡Si de verdad fuese así, entonces Daniela sería la suegra de Cordelia!
Se atrevería a responderle a su suegra sin cortesía, ¡qué valiente!
Daniela se iba a volver loca de enfadarse tanto, gritó:
—¿De qué vas? ¿Cómo te atreves a decirme esto? ¿Sabes que Aurelio fue criado por mí? ¡Mientras diga una palabra, no querrás estar aquí otra vez!
—Precisamente porque sé que Aurelio ha sido criado por usted, y le respeto mucho, pero en este mundo, no es que seas cortés con otros y ellos ya le respetan, siempre hay personas que son egoístas y hacen lo que quieren porque le había ofrecido su bondad, siendo así, tampoco tengo que aguantarlo más.
—¡Vaya! ¡Qué!
Daniela estaba señalando a Cordelia, tenía toda la cara roja por la ira, no podía ni terminar la frase con lo furiosa que estaba.
Angelina frunció el ceño y le cogió a Daniela.
—Tía Daniela, ¿estás bien?
Pasó un buen rato para que Daniela se tranquilizara, señaló a Cordelia y dijo:
—Bien, ¡muy bien! Eres la primera persona que conozco que se atreve a hablarme así, ¡vamos a ver! ¡Quiero saber a quién elegirá Aurelio entre tú y yo!
Daniela se fue con Angelina con mucha ira después de decir eso.
Los sirvientes se asustaron tanto que no se atrevían a decir nada.
Hasta que el coche se fue lejos, Minerva se acercó a Cordelia, dijo preocupada:
—Señora, la señora Daniela se ha ido con mucha ira, tengo miedo de que ella no lo deje así y siga metiéndose contigo, usted…
Cordelia lo pensó un poco, después de un rato, dijo tranquilamente:
—¡Que haga lo que quiera!
Todo lo que había conseguido no es porque ella adulaba a la gente.
Ella era muy educada con la gente, pero si alguien quisiera despreciarla porque se creía mejor, Cordelia nunca cedería el paso.
¡Da igual de quién sería!
Daniela se enfadó aún más porque Aurelio no le respondía e incluso le habló muy seriamente.
—¿Qué pasa? ¿No puedo ir a la Villa Clemente porque tienes escondido un tesoro ahí? Aurelio, ¿qué es lo que te ha hecho esa mujer a ti para que me hables de esta manera?
Los ojos de Daniela se pusieron rojos mientras hablaba.
Angelina tenía el ceño un poco fruncido y estaba tranquilizando a Daniela con un tono suave.
—Daniela, no digas eso a Aurelio, si todo el mundo sabe que usted es la persona más respetuosa para Aurelio.
Ella miró hacia Aurelio, usando sus gestos corporales para que Aurelio cediera a Daniela.
Aurelio como si no hubiera visto nada.
—Tía Daniela, Cordelia no es una cosa, ni esa mujer, ella es mi esposa, la Villa Clemente es su casa, usted no me viene a buscar cuando llegó y fue a tomarle el pelo, no le puede culpar nada por eso.
Su tono era más suave, pero Daniela se enojó mucho cuando le escuchó.
—¡Aurelio! ¡Qué estás hablando! ¿Cómo que la Villa Clemente es su casa? ¡Esa es tu casa! ¡Pertenece a la familia Clemente! Ella por qué puede ocupar ese lugar si ella no es nada…
—¡Tía Daniela!
Si antes Aurelio solo estaba serio, ahora estaba realmente enfadado.
Él con la cara seria, miró hacia Daniela y dijo fuertemente:
—Lo digo por última vez, ¡ella es mi esposa!
Daniela no dijo nada.
Angelina vio que iban a discutir, y les tranquilizó rápidamente.
—Aurelio, Daniela está enfadada, por eso ha dicho todo eso, no te sientas mal, y además antes…
Ella mordió los labios, dudó un poco y dijo:
—La señora Cordelia realmente estaba un poco agresiva, pero claro, no he dicho que ella es mala, solo que Daniela siendo mayor que ella y además tu tía, ella no debería decir esas cosas.
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