Mi Esposa Astuta romance Capítulo 107

Lorenzo vino en persona, habiendo revelado la respuesta sin una sombra de duda. Camila y Lorenzo permanecieron un rato en el despacho de profesores, y fueron acompañados respetuosamente a la salida por la propia Yesenia.

—¡Santo cielo! ¿Qué demonios? Decana Palacio, Camila es demasiado dominante, ¿no?

Algunos no pudieron evitar la curiosidad y miraron a Decana Palacio y abrieron la boca para preguntar.

—¡Vete! ¿No tienes que trabajar o estudiar? Si puedes hacer que Lorenzo se mueva, ¡también eres dominante!

Yesenia habló con frialdad.

—...

El público no sabía qué esperar.

—Decana Palacio, tú...

El rostro de Leila estaba blanco y su voz temblaba mientras miraba hacia Yesenia.

Leila era muy agradable, o bien disfrazada, por lo que la primera impresión de Amara fue muy buena, y resultó que la persona que se casaba en la finca privada no era Camila.

Si no hubiera sido Camila, Leila se habría casado hace tiempo.

Hasta ahora, Leila no sabía que estaba a un paso del puesto de la señora Cambeiro.

Yesenia suspiró, la voluntad de Dios era una broma.

Si Leila no hubiera encontrado a otra persona para sustituirla, estaría al lado de Lorenzo, el dios de los negocios, y sería admirada por todos como la señora Cambeiro.

Una conspiración, un matrimonio alternativo, cambió silenciosamente la suerte de todos.

Quizás había un plan divino.

—¡Leila, vete a lo tuyo, no quiero que haya discusiones!

Yesenia miró a Leila y se dio la vuelta para marcharse.

¿Cómo iba a imaginar Leila que la mirada de Yesenia hacia ella sería tan compleja, arrepentida, desconcertada y comprensiva?..

Los rumores desaparecieron en un instante, como si nunca hubiesen existido, ya fuera la La Escuela de Medicina de Capttar, los medios de comunicación o internet, cualquier noticia que se daba en relación con ella se aclaraba con tal rapidez que resultaba alucinante.

La única persona que era tan capaz de esto era el propio Lorenzo.

En la sala de la La Escuela de Medicina de Capttar, Yesenia, como directora del departamento de enseñanza, presidió personalmente la reunión y se ocupó seriamente de esas calumnias y falsas acusaciones. La gente conocía bien el carácter de Yesenia y nadie se atrevió a volver a mencionar una sola palabra al respecto.

El corazón de Leila estaba atascado por el pánico, había dado vueltas en la cama durante medio día, pero Camila no se había hecho ningún daño.

Pero no se había rendido. Después de todo, el marido de Camila aún no había aparecido, y el hombre que vivía en una finca privada, era un enfermo terminal y brutal, podría ser un salvavidas para ella.

—Mamá, entre Camila y Lorenzo, no debe ser tan simple como parece en la superficie.

Leila sacó su teléfono móvil y llamó a Amaya.

—Oye, Leila, ¿qué haces mencionando a esa chica? Ya ha sufrido en lugar de casarse con la propiedad privada, ¿cómo es posible que una mujer así se convierta en la Sra. Cambeiro? Aunque Lorenzo estuviera de acuerdo, los ancianos de la familia Cambeiro no lo permitirían, el puesto de señora Cambeiro debe ser tuyo.

Amaya, que estuvo a punto de ser asesinada por Carmen, a causa de la revelación de su aventura con Jaime, finalmente lo había superado y tenía el ánimo de volver a actuar de forma extraña.

—Por cierto, ¿ha ido papá a la finca privada o no? Había dicho que iba a encontrarse con su yerno al que no conocía.

Cuando Leila pensó que Camila ya se había casado y que ya no había ninguna posibilidad con Lorenzo, se sintió completamente aliviada.

—No te preocupes, ¿cómo no va a ir tu padre si te lo ha prometido? Ya le he visto salir en coche, y estoy seguro de que hoy se reunirá con el enfermo terminal y brutal.

—Entonces no hay problema, mamá, sólo siéntate y espera a que llegue el feliz acontecimiento.

El corazón de Leila, por fin, se alivió.

—De acuerdo.

Amaya contestó y terminó la llamada, sin decirle a su hija que estaba con Pablo en ese momento.

La relación entre Amaya y Pablo había llegado a un punto de congelación. Hacía tiempo que no se veían, y Pablo ya no la veía por iniciativa propia.

Jaime, el patrocinador, se había ido, y si no atrapaba a Pablo, no lo pasaría bien, y siguió encontrando oportunidades para revivir el impulso.

—Pablo, me he dado cuenta recientemente, fui demasiado ignorante en el pasado y es mi culpa que las cosas hayan llegado a este punto. Lo siento, nuestra hija ha crecido y está a punto de llegar a la edad del matrimonio, aunque sea por el bien de la futura felicidad de nuestra hija, ¿puedes perdonarme? Empecemos de nuevo.

—¡Hmph!

Pablo, debido a los 1.500 millones que llegaron y al hecho de que muchos pensaban que Leila podría casarse con Lorenzo, era cortejado todos los días, pero la humillación de no hace mucho tiempo aún estaba fresca en su mente.

Leila era la última esperanza de Pablo.

Mientras se convirtiera en el suegro de Lorenzo, qué más había que temer ya que tenía el mundo al alcance de la mano.

Amaya seguía en la oscuridad, pensando que había hecho una sabia elección al hacer que Camila sustituyera a Leila en el matrimonio.

Después de una cierta distancia, Pablo finalmente condujo hasta la finca privada. Se bajó del coche.

Era la primera vez que estaban aquí, y cuando miraron a su alrededor, era bastante normal y no se pensaba que fuera espeluznante, con la parte más exterior de la finca, bloqueada por una puerta de valla de hierro.

Pablo llamó al timbre y pronto llegó una criada.

—Hola a los dos, ¿a quién buscan?

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