Mi Esposa Astuta romance Capítulo 250

Lorenzo tomó la mano de Camila para avanzar hacia adelante mientras que Camila no dijo nada y lo siguió en silencio detrás de él, pero en realidad ella quería soltar sonrisa, por lo que se contuvo mucho.

Camila sabía que Lorenzo debería sentirse muy deprimido.

En Bahnhofstrasse, más de doscientos tilos plantados a ambos lados de la calle hicieron que el aire fuera fresco y dulce.

En la calle se incluyeron los dos deslumbrantes paraísos de consumo, Globus y Yermory, que dejaron que la calle ganó el título laudatorio como el escaparate europeo y la calle comercial más atractiva de todo el globo.

Camila no habló ni impidió el comportamiento de Lorenzo. Nadie de ellos dijo ninguna palabra después de un largo camino.

Ella esperó que Lorenzo hablara primero, sin embargo, él estaba pensando en otra cosa.

Él observó la expresión de Camila calladamente. Al ver su apariencia indiferente, no tenía idea de repente ni sabía qué ella estaba pensando en realidad.

Tal vez por el cansancio, Camila se detuvo repentinamente y se puso de pie a la puerta de una tienda, guardando silencio todo el tiempo.

—¿Te gustan los chocolates de esta tienda?

La voz de Lorenzo resonó al oído de Camila, haciendo que ella volviera a sus sentidos.

Ella levantó los ojos para mirar el letrero de la tienda y notó que era la famosa chocolatería Sprüngli, la sucursal más grande de Zúrich.

No era de extrañar que Lorenzo lo pensara así, porque Camila no se movió frente a la tienda durante demasiado tiempo.

—¿Qué estás pensando?

Lorenzo vio que Camila permanecía callada, entonces le preguntó inconscientemente.

—No, nada.

Camila miró a Lorenzo y notó que el rostro demasiado hermoso del hombre se reflejaba en el cristal del escaparate de la tienda y que las brillantes luces de vidrio destacaban sus facciones bellas, como si él estuviera revestido con un color misterioso.

Obviamente Lorenzo la había malentendido, abrió la puerta sin esperar a que Camila reaccionara y ordenó generosamente todo tipo de chocolates uno por uno, lo que le dejó a Camila no saber si iba a reír o a llorar.

Lorenzo no encontró sorpresa desde su expresión facial, entonces consideró que debería haber adivinado mal.

La ubicación de Camila resultó ser frente a una tienda de ropa. En ese momento, él simplemente tomó la mano de ella, caminó hacia la puerta de la tienda y la empujó para entrar.

—¿Qué estás haciendo?

Camila estaba aún más perdida por las acciones de Lorenzo.

En el instante en que entró en la tienda, Camila fue atraída por la decoración adentro, y además, en el clima fresco, también se quemaban los aceites esenciales naturales, que olían fragante y dulce, haciendo que se sintiera particularmente cálida.

—Páseme la ropa, por favor.

Lorenzo ignoró a la tendera que estaba fascinada por él con los ojos llenos de emociones, y su voz era tan fría como siempre.

Como si recibiera un real decreto, la tendera apresuradamente sacó la ropa del escaparate y se la dio respetuosamente a Lorenzo.

—No pienses demasiado. No tengo gana de comprar ropa.

Sin importar cuán estúpida fuera Camila, ella podía adivinar lo que quería hacer Lorenzo y lo impidió enseguida.

—No has comido bien, ¿crees que vienes a pasear por la calle para digerir la comida? Te mereces la ropa.

Lorenzo miró a Camila con una sonrisa.

La tendera echó un vistazo hacia ellos dos y habló con Lorenzo con montones de palabras. Camila supuso que debería hablar en ruso, y a la vez no pudo entender lo que dijo.

—Arriba hay un probador. Aquí te espero.

Lorenzo pasó la ropa a Camila en su mano y la miró sonriendo.

Camila sabía que el vestido debía valer mucho al tocar la tela, con la textura bastante suave y cómoda, y se sintió fundamentalmente diferente de las telas ordinarias. Cada centavo merecía su valor, por lo que la ropa debía ser bastante cara.

Camila cambió de ropa y se acercó enfrente a Lorenzo, que quedaba admirado por ella.

—A mucha gente le gusta esta ropa, pero usted es la primera persona que realmente puede realzar su belleza. Parece que la ropa es diseñada para usted por naturaleza y está bastante relacionada con usted. Si cree que le queda bien, podemos hacer la personalización según el tamaño.

La tendera hablaba español, aunque no muy bien, pero al menos Camila entendió sus palabras.

—¿Qué acabas de decir? ¿La ropa necesita ser personalizada? Si el tamaño es correcto, la compraré directamente, ¿no es cierto?

Camila había captado los puntos clave de las palabras de que se podía personalizar según la talla.

—Esta es una muestra basada en el diseño en nuestra tienda. Si le gusta y el tamaño es apropiado, avisaremos al diseñador y haremos la ropa terminada para usted lo antes posible. Pero es una pena, porque el disenador acaba de empezar sus vacaciones y tardará un mes para regresar.

Como la tendera no hablaba muy bien el español, dijo con gestos y se esforzó por hacer la explicación.

Camila la miró con mucha sorpresa.

«¿Es solo una ropa? ¿Tantas cosas que hacer?»

—El tamaño es correcto. Haga la personalización según esta ropa lo antes posible. Hay la dirección de entrega en la tarjeta.

Lorenzo sacó directamente una tarjeta de presentación desde el bolsillo sin pensar y se la pasó a la tendera.

—Lo siento mucho, señor. En la actualidad, como el diseñador está en vacaciones, por lo menos necesitamos dos meses para hacer la ropa.

La tendera miró a Lorenzo embarazosamente.

—Tienen diez días como la fecha límite. Vayan a encargarse de otras cuestiones.

Lorenzo habló tranquilamente.

—Su demanda es demasiado estricta. Además, la dirección no está en nuestro país, entonces con el tiempo de entrega, será demasiado tarde para diez días. Es completamente imposible de hacerlo.

Era la primera vez que la tendera se encontraba con un cliente así, y le dolía la cabeza pero todavía no quería abandonar el pedido.

—Agregaré el doble de la tarifa de la personalización. Solo me importa el resultado, no el proceso.

Lorenzo echó una mirada hacia la tendera.

—No se preocupe. Nos pondremos en contacto con el diseñador de primer momento.

La tendera miró a Lorenza con sorpresa, pensando que había escuchado mal, se quedó en silencio por un rato y habló apresuradamente:

—¿Puede cumplir con mi pedido?

Lorenzo era casi estricto.

—No tengas preocupaciones.

La tendera respondió con mucha confianza.

—¿Cómo va a pagar? ¿Con tarjeta? ¿O en euros?

—¿Qué tipo de tienda es ésta?

Camila preguntó con sorpresa al oírlo.

Incluso podían pagar en euros en una tienda tan pequeña.

—Es una tienda de ropa personalizada.

La tendera miró a Camila por razones desconocidas.

—Pues, con todos los gastos, ¿cuánto cuesta esta ropa?

Camila se volvió cada vez más insegura y preguntó.

—Si no hay otros gastos adicionales, cuesta unos cinco mil francos suizos. En cuanto a otros costos, solo podemos saber el precio final después de confeccionar la ropa.

La tendera explicó a Camila sonriendo.

Camila era bastante sensible a los números, por lo que cuando la tendera dijo el precio, Camila cambiar enseguida el número en euro en su corazón. En el momento de obtener el resultado, se sorprendió mucho.

¡Era solo una ropa pero iba a costar alrededor de treinta y cuatro mil seiscientos dieciocho euros!

¡Sin los gastos adicionales!

—¡No! ¡No quiero la ropa!

Camila se negó apresuradamente y tomó la mano de Lorenzo para salir.

La vestimenta era bonita con el diseño a la moda y la tela era cómoda, pero no podía gastar más de treinta mil euros en una ropa.

—Lo más importante es que te queda bien.

Lorenzo ya había adivinado la reacción de Camila, sonrió y echó una mirada a Camila, y le entregó la tarjeta a la tendera.

—Aquí hay todo de ropa y joyas. No podemos simplemente comprar una ropa e irnos. Si tienes algo que te gusta, es mejor llevar un conjunto.

Lorenzo siempre era generoso con Camila, pero ella estaba acostumbrada a ser independiente en la economía, por lo que Lorenzo quería gastar dinero por ella pero no encontró la oportunidad.

—No compres más, por favor. No tengo preocupaciones por la comida y la ropa. No me falta nada.

Al oír las palabras de Lorenzo, Camila se asustó tanto que se negó agitando la mano.

—No cuesta mucho. No te preocupes, ni te hace falta ahorrar el dinero por mí. Si eres alegre, todo vale la pena.

Lorenzo lo dijo y también lo pensó así.

Después de todo, Camila fue agraviada en el almuerzo.

Aunque no pasó nada entre Lorenzo y Cristina del principio al final y todo fue la ilusión de Cristina que habló con ligereza, Lorenzo todavía creía que sentía pena por Camila porque la hizo infeliz.

Luego de salir del restaurante, Camila permaneció en silencio y Lorenzo se sintió nervioso por primera vez.

El comportamiento de Camila de no decir nada era más díficil de aceptar para Lorenzo que las acciones de soltar su rabia y golpearlo.

—Camila, tengo que explicarte lo de Cristina.

Lorenzo estaba realmente incómodo, incluso si Camila no preguntó, él tenía que dejarlo en claro.

Después de pagar, salieron de la tienda.

Se oscureció poco a poco y la luz de neón cayó sobre el rostro de Lorenzo, medio brillante y medio oscuro, lo que hizo que sus rasgos faciales tridimensionales fueran aún más hermosos.

Lorenzo frunció el ceño pero solo en un instante, y volvió a su estado original antes de que Camila lo viera. La velocidad fue tan rápida como si nada hubiera pasado.

Él se rió suavemente y su sonrisa cálida y cariñosa pasó de los labios a las cejas.

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