Mi Esposa Astuta romance Capítulo 272

—¿Estás loca?

Al ver a Camila querer hacer la llamada, Janet se apresuró a impedirla.

—¿Qué?

Camila miró hacia Janet con dudas.

—¡No se lo digas!

Janet estaba nerviosa. Sabía qué pasaría si Lorenzo lo sabía.

—Devolvérmelo o dejar a Lorenzo saberlo, decides.

Las reacciones de Janet mostraba dos cosas:

Uno, Lorenzo no sabía que lo robó Janet.

Dos, Janet temía que se enfadara Lorenzo.

—Lo que has hecho es crimen. No me importa tu intención, pero ya que es mi regalo, debes devolvérmelo —dijo Camila decisivamente.

En este momento, Janet se le ocurría que esta chica que parecía suave la estaba obligando sin darle otra oportunidad.

Había observado la joya grabada una línea manuscrita: Mi amor, Camila que definitivamente era escrita por Lorenzo.

No quería devolverla a Camila.

Pero si no lo hacía, Camila lo diría a Lorenzo con la ira, y no podía atenerse a las consecuencias.

A Janet solo le quedaba uno remedio que devolverla a Camila.

Esta miró hacia la joya en su mano, que tenía diseño con estilo de Lorenzo. Camila se sentía triste y penosa.

Lorenzo era prudente, pero dejó a una mujer desconocida entrar en su oficina.

No se le ocurría que Janet se la devolvió. Creía que solo no quería enfadar a Lorenzo pero descubría que lo temía Janet.

—No presumas. Lo he hecho porque no quería molestar a Lorenzo, pero si quiero, me dará lo que yo desee.

Ya que se le perdió la joya, no quería perder la dignidad.

—¿Hoy en día las putas también tienen conciencia?

Camila rio.

—¡Eres hija de puta! ¡Eres mierda!

Janet estaba tan enfurecida que dijo en español con acento raro.

—Me voy.

Camila dio una vuelta para salir.

—¡Espera!

Janet le impidió con voz alta.

—¿Qué?

Camila dejó y miró hacia Janet.

—¿Vienes sola para la joya?

Janet se fijó en Camila.

—No me importa si lo dices a Lorenzo, solo quiero la joya.

Camila no quería discutir con Janet.

—Solo quieres dineros. No cuidas a Lorenzao.

Janet se enojó.

—No es tu negocio. Además, debes ser alegre.

Camila estaba serena.

—Solo quieres su dinero, ¿sí?

Janet no paró con expresión de disgusto.

—No todos disfrutan de vida feliz. Vivo con ambición y no dependo a nadie. A los que viven en el infierno no les queda tiempo de quejarse. Sí quiero dinero y sí soy mujer imprudente, pero qué pasa. Aunque disfrutas de todo, no disfrutas del amor de Lorenzo. Aunque no tengo nada, tengo Lorenzo.

Camila dijo sin cambiar la expresión.

—Las mujeres como tú deben ser condenadas al infierno.

Janet estaba tan enojada que temblaban las manos.

—¿Crees que me burlo de ti? Entonces va a recurrir a Lorenzo. Nunca te lo impido. No me importa las palabras que me diste, porque soy la persona favorita de Lorenzo.

Camila rio con ironía y se fue.

—¡Alto!

Janet le tiró de la mano como si fuera loca.

—¡Suéltame!

Camila no sabía que estaba tan enfurecida Janet.

—¡Eres hija de puta! Solo quieres dineros. ¡Cómo te atreves a acercarte a Lorenzo!

Janet no disimuló su furia porque temblaba por la ira..

—¿Y qué? ¡Dile! Aunque soy así, Lorenzo me quiere. Es su voluntad, ¿Por qué me reprochas?

La mirada de Camila era feroz.

—¡Te doy lección hoy!

Janet dañó a Camila con sus uñas agudas.

Camila quería empujarla pero vio a Lorenzo aparecer en el balcón, por eso no lo hizo hasta que se acercó Lorenzo.

Camila se cayó y se excorió de la piel de la muñeca. Sangró la herida.

—¡Puta! ¡Diré a Lorenzo la verdad! ¡Si no desapareces, te ayudaré! Y...

Janet no vio a Lorenzo acercarse así que seguía amenazándola. Pero de repente, oyó el sonido inquieto de Lorenzo.