Mi Esposa Astuta romance Capítulo 45

Camila nunca imaginó que las cosas se invertirían así de repente. Pensó en todas las frases que quería decir.

Si Lorenzo realmente amaba a Claudia, no volvería a verlo. Había muchos hombres buenos en el mundo. Ella no quería humillarse.

Sin embargo, para su sorpresa, Lorenzo estaba...

Dijo que nunca puso a ninguna mujer en su corazón, ni pasó nada con Claudia. Hizo tal cosa sólo para que ella se diera cuenta de su verdadero corazón.

—Cómo... cómo puedo saber si te lo has inventado...

Camila no supo hablar durante un tiempo, pero se volvió un poco tartamuda.

—Usted también es médico. Ahora seré sincero con usted. Puedes comprobarme como quieras. No puedes confiar en otras personas, pero puedes confiar en ti mismo, ¿verdad?

Dijo Lorenzo con una sonrisa. Su voz era baja, y el aliento caliente caía sobre el hermoso cuello y los hombros de Camila.

—Habla de forma correcta.

La cara de Camila se puso roja al instante. Este hombre era realmente de piel gruesa. Aunque fuera un médico genial, no había forma de comprobar si estaba limpio física y mentalmente. Lo hizo a propósito.

Camila pensó en esto, levantó la mano con rabia y le dio una palmadita en el pecho a Lorenzo.

—Ouch, me duele...

Lorenzo parecía muy incómodo y frunció el ceño.

—Tú... No golpeé con fuerza...

A Camila le sorprendió la reacción de Lorenzo. Inconscientemente se acercó para comprobarlo.

—Sabía que eras reacio a dejarme sufrir. Dame otra oportunidad, ¿vale?

Al ver su acción cautelosa, Lorenzo la atrajo hacia sus brazos y la besó con labios finos.

Camila siempre había tenido a Lorenzo en su corazón. Después de este incidente, pudo reconocer bien su verdadero sentimiento.

En los últimos años, estuvo sola y se acostumbró a la soledad. Al principio pensó que había construido un muro de hierro, pero no esperaba que este hombre lo rompiera fácilmente.

Con un hombre tan excelente, Camila llevaba mucho tiempo atrapada en él sin saber por qué. Por culpa de Lorenzo, se dio cuenta de los sentimientos encontrados de la vida y del sabor del amor.

—No soy una de esas jóvenes delicadas. Soy una mujer que tomará represalias y siempre no tiene piedad con los enemigos. Si me eliges y luego provocas a otras mujeres, derribaré la mansión y dejaré que no puedas acostarte con mujeres el resto de tu vida.

Camila hizo un mohín con los labios y miró a Lorenzo como mostrando una advertencia —no la molestes.

—Camila, me gusta tu expresión feroz. Me encanta profundamente.

Lorenzo habló en voz baja, revelando un profundo amor.

Cuando Camila escuchó las palabras, no pudo evitar reírse. Empujó a Lorenzo y salió de la sala de recepción.

Claudia decidió poner un truco duro para ganar la simpatía de Lorenzo hacia ella. ¡Debe cuidar bien de Camila!

—Lorenzo, debes creer lo que he dicho. Has visto el proceso que el temporero ha iniciado conmigo hace un momento. Ahora siento dolor en todo el cuerpo.

Claudia lloraba desconsoladamente. En el momento en que vio a Lorenzo, se levantó de un salto.

Lorenzo se giró ligeramente hacia un lado y Claudia se estremeció.

El aspecto vejatorio de Claudia y el olor a témpera de colorete en su cuerpo hicieron que Lorenzo frunciera el ceño. Estaba muy disgustado desde el fondo de su corazón. Por el contrario, la fragancia del cuerpo de Camila fue inolvidable durante mucho tiempo.

—Avisaré a Ignacio para que te lleve a liquidar todos tus salarios, y también avisará al Departamento de Administración para que termine la relación laboral contigo. A partir de ahora, no provoques a la gente que no debes tentar.

La voz de Lorenzo era tan fría como el hielo.

—No... Es imposible...

Cuando Claudia escuchó esas palabras, le pareció que le habían caído cinco rayos. No sabía por qué se llevaban muy bien, pero en un abrir y cerrar de ojos...

—La trabajadora temporal que mencionaste es mi esposa. Su flagrante provocación es su error fatal.

¡¿Esposa... esposa?!

La mente de Claudia se quedó en blanco y se sintió mareada.

Cuando Lorenzo volvió al dormitorio principal, Camila ya había terminado de bañarse y vestirse, y acababa de secarse el pelo.

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