—Pascual, he hecho mi trabajo, así que ya es hora de que cumplas tu promesa.
Ignacio acarició la cabeza de Paola y luego lanzó una mirada significativa a Pascual.
—Ignacio, ¿quién te crees que eres? ¿Cómo te atreves a desafiarme si solo eres una persona común y corriente? Aunque eres el tutor de Paola, ¿crees que la familia Abasto te ayudará sin ninguna condición?
Pascual abrazó suavemente a Leila, sus ojos eran fríos, y su voz, depresiva.
—Según acordábamos, me pagas para encontrarla, tengo una grabación que lo prueba, ya he hecho mi trabajo, ¿acaso quieres negar nuestro trato?
Ignacio lo miró con indiferencia, sin enfado.
—Esto es secuestro y ataque deliberado, ¿realmente crees que puedes escapar de la sanción de la ley?
Habló Pascual con advertencia.
Poco después, se escuchó alarmas de vehículos policiales.
El corazón de Paola se apretó de repente, se preocupaba por Ignacio que no pertenecía a ninguna familia poderosa.
Además, cualquiera que viera esta escena pensaría que Ignacio secuestró a Leila y la obligó a tener relación con un hombre.
Ella estaba ansiosa, pero él estaba muy tranquilo, pareciera como un espectador que observaba un drama.
—Pascual, no malinterpretes, puedes preguntar a la involucrada para saber lo que pasó y si está relacionada conmigo o no.
Ignacio miró a Leila con indiferencia.
Leila se secó las lágrimas y miró al hombre del frente, era muy guapo y elegante, pareciera una persona poderosa con altivez.
—No temas, cuéntame lo que pasó y nadie te podrá hacer daño.
Pascual miró a Leila con muchas lástimas.
Al ver las heridas del cuerpo de Leila, Pascual odiaba aún más a Ignacio.
Ella se quedó en silencio inclinando la cabeza.
En la memoria de Paola, Pascual siempre había sido simpático y siempre mostraba afabilidad a los demás, rara vez se enfadaba.
En este momento, su rostro estaba pálido, sus ojos estaban feroces, que parecía estaba a punto de dirigirse a ella para matarla.
Paola se escondió en los brazos de Ignacio y lo abrazó con fuerza.
—Detente, Pascual, realmente esto no tiene nada que ver con ellos, la herida fue causada por mi caída accidental al suelo cuando me escondía de otras personas. Nadie está conspirando contra mí, era yo quien quería alejarme de ustedes y encontré este lugar.
Explicó Leila agarrando con fuerza a Pascual que estaba lleno de ira.
Entonces Pascual ya no podía descargar su ira como quería.
Aunque Pascual era el hijo mayor de la familia Alarcón, Leila sentía que él no sería capaz de enfrentar a Ignacio, porque pertenecieran a dos mundos diferentes, no sabía por qué pensaba así, solo era una intuición de mujer.
Aunque Paola no dijo nada al respecto, tenía incertidumbres también.
Después de todo, su mano fue lastimado por Pascual, ¿Ignacio se vengaría de Leila de la misma manera?
—Querida, te prometo que mientras este a mi lado, nadie podrá lastimarme, entonces, ¿por qué huyes a un lugar tan remoto? ¿No ves lo peligroso que es?
Pascual estaba muy deprimido, no entendía por qué Leila tomó esa decisión.
—Te conozco muy bien, si te despiden, estarás decaído y quedándote en casa todos los días, todo esto es mi culpa, si desaparezca, podrás seguir siendo el director ejecutivo y el presidente no te pondrá difícil, ni congelará todos tus propiedades. Lo de hoy es realmente un malentendido, por favor, explícales esto o voy contigo a darles explicación.
Leila lloraba con mucha tristeza mientras agarrando su camisa con fuerza.
Leila aparentemente decía que esto no tenía ninguna relación con los dos, pero si escuchara con atención, lo que ella quería decir que todo fue manipulado por ellos y como no se atrevía a ofenderlos, así que no lo dijo de su propia voluntad.
—Hemos llegado a la ciudad, ¿ya tomaste la decisión de lo que quieres comer?
Al ver que ella aún no había dicho nada, preguntó Ignacio de nuevo bajando la velocidad.
—El Hotel Disado está bien, los ingredientes allí son lo suficientemente frescos, los platos están muy bien presentados y la actitud del servicio es excelente, en resumen, me gusta ir a este lugar —dijo Paola después de haber pensado un rato.
—Quiero que me digas la verdad, ¿tú tienes que ver con la herida de Leila?
Ella quiso saber la verdad.
—Pascual casi te rompió la mano.
Miró el camino por delante y habló en voz baja.
Ella asintió, sin saber qué decir.
Paola no era tonta, sabía que no era el mejor momento de quejarle de que no debía herir a Leila para vengarse de lo que hizo Pascual.
—Hay una cosa que más anhelo saber.
—¿Eh?
—¿Aceptas a hacer mi novio, es porque ya hicimos amor?
Antes, Ignacio era simplemente su profesor de francés...
Todo estaba cambiando en silencio, pero al mismo tiempo, parecía que nada había cambiado.
Ella conocía que Ignacio definitivamente no era alguien que tuviera miedo de cualquiera familia.
—Hace muchos años, tenía un husky con temperamento muy especial, que era completamente diferente a la mayoría de los huskies. Tu carácter se parece mucho a mi husky.
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