En su vida anterior, Camila vivía en el infierno. Demasiada gente quería empujarla al abismo. En aquella época, era muy joven y no tenía poder para defenderse.
Camila siempre devolvía a quien le ofrecía su amabilidad. Tanto su mejor amiga, Amara, como la abuela, la señora Cambeiro, se convirtieron en las personas que más le importaban en su vida.
—¡Eres la mejor abuela!
Camila se sentó en la sala de estar con la abuela, la Sra. Cambeiro, disfrutando de los aperitivos y viendo la animación.
Más tarde volvió Lorenzo. Se quitó el traje y se quedó mirando a Camila.
—Lorenzo, ¿no estás ocupado hoy?
La señora Cambeiro miró a Lorenzo.
—Estoy un poco cansado. No quiero trabajar. Así que me voy a casa.
Lorenzo se aflojó la corbata.
Camila llevaba una camiseta de gran tamaño. Llevaba el pelo recogido en una cola de caballo. Tenía un aspecto suave y bonito.
—Eres muy trabajador.
La abuela Sra. Cambeiro debía estar preocupada si Camila no le decía nada a Lorenzo. Pensando en esto, Camila miró a Lorenzo y le dijo.
—Hoy no estoy tan ocupado —Lorenzo respondió.
Ninguno de los dos se hace eco de la situación. Camila siguió concentrada en la animación. Cogió un bocadillo, lo desempaquetó y empezó a comer.
Lorenzo se acuclilló lentamente frente a ella, la miró un rato y se sentó directamente a su lado. La fragancia única de ella lo encaprichaba.
—¿Te gusta esto? —preguntó Lorenzo.
—La abuela ha comprado hoy un montón de bocadillos. ¿Quieres probarlos? —preguntó Camila.
A Lorenzo no le gustaba comer bocadillos. Pero aun así quiso probar.
—Normalmente no como bocadillos. Pero quiero probarlo —Dijo Lorenzo.
—Ya que estás interesado, es tuyo.
Camila puso generosamente todo el bocadillo en su mano.
Lorenzo no habló.
—Señor y señora, la cena está lista.
El sirviente se acercó y dijo respetuosamente.
Obviamente, Camila no quería hablar con Lorenzo y quería levantarse directamente.
—¿Estás de mal humor hoy? ¿No quieres hablar conmigo?
Lorenzo se rió y besó a Camila en la frente.
—¡Para! —Camila evitó inconscientemente su beso.
—Te quiero a ti —Dijo Lorenzo con encanto.
—Lorenzo se lo merece. Camila debería estar enfadada con él.
La abuela Sra. Cambeiro no mostrará parcialidad con su nieto.
—Debes saber lo que pasó hoy. Me culpas por dar 1.500 millones de euros al Grupo Amengual, ¿verdad?
Al ver que ella se negaba a hablar durante mucho tiempo, Lorenzo decidió hablar primero.
—No, nuestro matrimonio no es más que un acuerdo. No estoy capacitada para preguntar por tus bienes personales —Camila miró por la ventana.
—Nunca te engaño. Cuando contesté al teléfono de Leila, Ignacio también estaba allí. ¿No me crees? —explicó Lorenzo.
—¿Crees que soy tan aburrido? ¿Estás más interesado en Leila, a quien no conoces desde hace mucho tiempo? Pagaste 1.500 millones de euros y ni siquiera la conociste.
Camila miró los ojos de Lorenzo.
—Estás muy celoso. Estás enfadado y no quieres hablar conmigo. No pasa nada. Pero sabes que no tengo sexo con otros fácilmente.
Cuando Lorenzo escuchó lo que dijo Camila, sus ojos se volvieron fríos.
—Siempre le he estado agradecido. Le prometí que la ayudaría. No le prometí nada más. Siempre he sido sincero con usted.
—Pero Leila piensa en otra cosa. Lo siguiente que hará será obligarte a casarte con ella. Si te niegas, serás descrito como un hombre cruel. ¿Quieres que tu reputación sea destruida?
Camila se burló y miró a Lorenzo con una sonrisa sarcástica.
—Eso es diferente. Siempre he estado enamorado de ti. Realmente quieres estar conmigo para siempre, ¿verdad?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Mi Esposa Astuta