En una villa de estilo retro en la bahía de Kelsington, el ambiente era elegante y adecuado para la recuperación.
Aubree Marsh, vestida de blanco, estaba de pie en medio de la sala de estar, con una máscara exquisita en el lado izquierdo de la cara. Acababa de leer la información sobre Jennifer recopilada por su subordinada, y estaba tan enfadada que su respiración se entrecortaba.
"¡Una cabeza de pueblo!" Aubree tiró el periódico sobre la mesa. "Iván está fuera de sí, ¿verdad?"
El periódico sobre la mesa de té difundía la declaración oficial de su hijo de anoche.
"Nunca permitiré que una mujer sin estatus se case con nuestra familia". Estaba tan enfadada que se sentía inestable sobre sus pies.
Pippa, su criada, se apresuró a apoyarla: "No se enfade, señora. Le hará daño a su cuerpo".
"Y los niños no identificados. No pueden ser los bebés de Iván. Es ridículo". Se quedó mirando los documentos desordenados en la mesa de té y exigió: "¡Llama a esa mujer ahora mismo!"
"Sí".
En ese momento, en el patio de Emerald Bay, Jennifer estaba tomando el sol. Sentada en el columpio, se sentía muy deprimida al pensar en el futuro.
No entendía por qué Iván había enviado un mensaje en el que la amenazaba con hacer sopa de pollo y pedirle a los niños que se la enviaran a su oficina.
Hoy no se atrevió a ver la televisión. La noticia causó tanta sensación e Iván no tomó ninguna medida. Ella realmente no sabía lo que tenía en mente.
El tono de llamada la devolvió a la realidad. Sacó su teléfono y comprobó que era un número desconocido.
Tan pronto como se conectó la línea, la persona al otro lado de la línea dijo agresivamente: "¿Eres Jennifer?"
"¿Quién es usted?"
"Soy la madre de Iván". Esta mujer de mediana edad dijo con voz fría y fuerte. "He visto las noticias. Quiero verte. Ven a la bahía de Kelsington".
"¿Qué pasa?" preguntó Jennifer con calma.
En ese momento, Iván estaba en la sala de reuniones. Al ver su nombre en el teléfono que estaba silenciado, se deslizó para contestar la llamada con su largo dedo.
Era la primera vez que respondía a una llamada telefónica en una reunión.
Al oír que su madre quería verla, Iván dijo con sus finos labios: "No vayas sola. Te llevaré a cenar esta noche. Tienes que hacer algunos preparativos. Puedes saber de mi madre preguntando primero a Jordan. Estoy en una reunión. Espera a que vuelva a casa".
Al oír esta llamada, todos los altos ejecutivos de la empresa habían adivinado quién era la otra parte, y sus corazones se llenaron de cotilleos.
En ese momento, el coche de Catherine se detuvo en la puerta de Emerald Bay durante un rato y se le permitió entrar.
Sentada en el columpio y bebiendo el té de jengibre, a Jennifer le dolía la espalda.
Un Bentley rojo se detuvo no muy lejos. Tras bajar del coche, vio a Catherine a primera vista.
Con el rostro lívido, se dirigió hacia ella en tacones.
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