¿Mi hijo es tuyo? romance Capítulo 169

«Si ella está de acuerdo, con sinceridad quisiera cuidar de Alejandro y de ella para siempre, no me importaría no tener un hijo propio en esta vida», pensó Elías para sí mismo. 

En ese momento, Anastasia estaba ocupada cortando algunos vegetales, pero por no tener cuidado, terminó haciéndose una herida. El dolor fue tal que incluso hizo una mueca; hasta los vegetales se mancharon de gotas de sangre que tenían un color rojo brillante, haciendo que pareciera una escena bastante horrible de observar. Fue ahí cuando se dio cuenta de que era una cortada algo profunda, así que, al instante, puso su dedo bajo el chorro de agua. Mientras que miraba como seguía saliendo la sangre de su herida, de repente recordó que tenía un botiquín de primeros auxilios, así que tomo una toalla de la cocina y la envolvió alrededor de su dedo antes de salir de la cocina. 

―Presidente Palomares, ¿me puede traer por favor el botiquín de primeros auxilios? Me acabo de cortar ―anunció. En cuanto dijo eso, Alejandro, quien primero se encontraba ocupado con sus regalos, y Elías, que estaba al lado del pequeño, de inmediato corrieron hacia ella. 

―¿Dónde está el botiquín? ―preguntó Elías nervioso. 

―Está debajo de la alacena. 

―Mami, déjame ver. ¡Hay mucha sangre! ―gritó Alejandro, frenético―. ¡Señor Palomares! ¡Dese prisa y ayude a mami!  

Elías abrió el botiquín y sacó las vendas de crepé de la caja, luego, Anastasia removió la toalla que estaba envuelta en su herida, causando que esta estuviera expuesta al aire. Había sufrido de una cortada en su dedo indicador izquierdo, en la parte donde conecta con su uña, por lo que había muchos vasos sanguíneos ahí; lo más probable es que iba a tomar un tiempo para que dejara de sangrar. 

―¿Por qué fuiste tan torpe? ―preguntó Elías con la expresión llena de preocupación y también con un toque de dolor.  

―Está bien, es bastante normal que alguien que esté acostumbrado a cocinar sufra este tipo de heridas ―contestó Anastasia con mucha calma, como si fuera un asunto muy pequeño para ella; sin embargo, sus palabras causaron que el corazón de Elías se encogiera. 

«¡¿Eso significa que ha experimentado muchas veces en el pasado heridas de este tipo?!», pensó, pero luego, recordó la vez que ella estaba sola con Alejandro en el extranjero sin ningún tipo de ayuda, por lo que empezó a divagar en su mente. 

«¿Cómo pasó por todo eso ella sola? Aparte, Alejandro aún estaba muy niño en ese entonces. Eso explica por qué es tan cercana a Miguel, debe ser porque él la ayudó demasiado mientras que ella se encontraba en el extranjero y como tal, considera a Miguel como un amigo muy cercano a la familia, mas no lo ama», pensó luego de unirlo todo con relación a Miguel. 

―Cuando estabas en el extranjero, ¿Miguel te ayudó de varias maneras? ―preguntó Elías mirándola. 

―Sí, lo hizo ―respondió ella asintiendo, él por su parte, respiró profundo. 

«¿Por qué no me tomé el tiempo de conocerla antes?». 

Elías los llevó a un restaurante de clase alta y toda la comida que sirvieron parecía ser bastante costosa, mientras tanto, Anastasia especuló que la comida entera costaría más de un mes de su salario. 

«Ahora que lo pienso, ¡sí me beneficia ser amiga de Elías!», pensó; al final, Elías los llevó a la entrada de su área residencial y Anastasia declaró algo con insistencia. 

―Debes ir a casa ahora ―dijo. Ella estaba firme en no dejarlo entrar, pues ya era bastante tarde; no obstante, Elías seguía muy preocupado, por lo que le murmuró algo. 

―Llámame en seguida si hay algún problema. 

Mientras tanto, Anastasia se despidió de él con una mano y con la otra agarró a Alejandro para después caminar de regreso a la entrada de su área residencial; Elías se quedó y los observó ir hasta adentro antes de alejarse manejando. Por su parte, Alejandro levantó su cabeza en dirección a Anastasia para poder decirle algo. 

―Mami, el señor Palomares es muy bueno con nosotros. El abuelo dijo que debes casarte con el que nos trata bien. 

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