¿Mi hijo es tuyo? romance Capítulo 173

Anastasio sintió un leve dolor en su corazón al escucharla, no podía imaginar la situación a la que Eva se había tenido que enfrentar en aquellos días: esta era una mujer de cincuenta años que al tiempo que intentaba sobrellevar el fallecimiento de su hijo y de su nuera, tuvo que hacerse responsable de la administración de una empresa multimillonaria sin la ayuda de nadie, además, tenía que criar a Elías, quien se había convertido en su única esperanza. Ahora, ese pequeño había crecido y se convirtió en un hombre fuerte e independiente, además, se había hecho cargó de la empresa y ahora, Eva podía relajarse y disfrutar de la vida luego de su jubilación. 

—Tu madre fue una gran mujer, y aunque jamás hablé con ella, su presencia heroica y poderosa tiene un lugar en mi corazón. 

Por aquel entonces, Anastasia también era muy pequeña, apenas tenía los dos años, así que la impresión que tenía de su madre era la de una mujer heroica que podía ver en fotografías. En aquellos años, el padre de Anastasia recién había comenzado su negocio, así que fue criada por su abuela materna; dos años después, su padre se casó otra vez y fue entonces que Noemí se integró a su familia, quien también trajo consigo a una hija. Luego de que la abuela de Anastasia falleciera debido a una enfermedad, su padre la llevó con ellos para hacerse cargo de ella. 

En ese momento, Eva interrumpió de repente el tema que habían abordado, porque no quería sacar a relucir el doloroso pasada de la joven, por lo que solo sonrió y dijo: 

—Anastasia, ¿por qué no adivinas quién más se nos unirá para comer? 

Ella estaba casi segura de que se trataba de Miguel, sin embargo, optó por mostrarse confundida. 

—¿Invitó a alguien más? 

—Se trata de Miguel, los invité a los dos porque considero que tenemos algo de qué hablar; además, jamás imaginé que habías sido tú la chica que salvó a Miguel en aquel entonces, creo que debe ser el destino. 

Anastasia sonrió. 

—Yo tampoco esperaba que fuera su nieto. 

Eva le pidió que le contará con detalles cómo había salvado a Miguel y ella accedió a decirle, aunado a ello, compartió con la señora algunas de sus experiencias juntos mientras estuvieron en el extranjero, lo que, para la mente de Eva, solo significaba que la relación entre Anastasia y Miguel era más que una amistad. Por ello, es que la anciana estaba empeñada a unirlos como pareja, así, una vez que Anastasia formara parte de la familia Mendoza, Eva podría seguir apoyando y compensando a la chica sin problema alguno. 

Al mismo tiempo, un auto deportivo color gris también iba en dirección al restaurante; Miguel había recibido la llamada de su abuela la noche anterior y le había indicado que tenía que vestirse bien para la ocasión, ya que Anastasia también estaría ahí. Por ello, el hombre se levantó desde temprano, fue a la peluquería, le cortaron el cabello y le hicieron un peinado con estilo para la reunión de hoy, además, su rostro que de manera natural ya era bastante apuesto, lucía mucho más atractivo y lleno de vigor. En ese momento, Miguel ya había llegado al restaurante, pero se quedó dentro de su auto y mientras se miraba al espejo, comenzó a darse ánimos a sí mismo: 

—Miguel Mendoza, hoy conquistarás el corazón de Anastasia, debes conseguir que acepte tu propuesta. ¡Buena suerte! 

Luego de eso, abrió la puerta del auto y salió para entrar al restaurante; segundos después, el mesero lo recibió y lo acompañó hasta el comedor privado que habían reservado. Poco después, llegaron Eva y Anastasia, durante todo el trayecto, esta última estuvo metida en sus propios pensamientos mientras intentaba averiguar cómo podría desviar la idea de la anciana de hacer los preparativos de matrimonio. 

En respuesta, Anastasia la alejó. 

—Estoy bien, solo me corté un poco mientras cortaba unos vegetales. 

—Eres muy descuidada, deberías evitar cocinar de ahora en adelante. Yo te invitaré todas tus comidas. 

—No, es que Alejandro no está acostumbrado a comer fuera. 

—Hay que tomar asiento y ordenar —dijo Eva, quien al tiempo se sentaba en la cabecera de la mesa; en eso, el gerente del restaurante entró personalmente para hacer su pedido, al tiempo, también les presentó las especialidades del menú. 

Anastasia se sentó y prestó atención a las palabras del hombre, así que, una vez que escuchó los ingredientes frescos, importados y de lujo que llegaban a ellos vía aérea, se dio cuenta de que estaban en un restaurante que no cualquiera podría permitirse pagar a nivel internacional. 

—En ese caso, ¡sírvanos un platillo de cada uno, por favor! —dijo Eva con alarde. 

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