—¡Claro! Pasaré a buscarte mañana a la escuela —respondió Elías, quien estaba más que dispuesto a hacerse cargo de él.
Después, Alejandro preguntó con curiosidad:
—Señor Palomares, ¿cree que habrá muchos hombres en la cena? Me preocupa que el abuelo le presente otros hombres a mi madre… Me gustaría que usted pudiera estar ahí para que el abuelo también lo conozca.
Elías entrecerró los ojos ante la idea de que Franco quisiera conseguirle pareja a Anastasia en la cena del siguiente día, por lo que pensó que no podría perdérselo; así, se le ocurrió alguien más que podría cuidar del niño.
—Alejandro, si asisto mañana a la cena de tu abuelo, ¿te parece bien si le pido a Miguel que te cuide? Aunque, ¿crees que podríamos mantener esto en secreto por el momento? —Elías no quería que su plan se viera arruinado, por lo que no podía permitir que ni Anastasia ni Miguel se enteraran de todo.
—¡Claro que sí! —Estaba claro que el chico se había convertido en el secuaz de Elías.
Poco sabía el pobre Miguel, que pronto se convertiría en el niñero que ayudaría a su primo a ir detrás de Anastasia.
La mujer sirvió dos platos llenos de dumplings en la mesa antes de regresar a la cocina y preparar otros más; mientras tanto, Elías y Alejandro ya estaban sentados y empezaron a remojar los dumplings en una salsa y empezaron a devorarlos. Al final, Anastasia terminó cocinando todo lo que había comprado ese día y la porción resultó ser más que suficiente para los tres. Luego de comer, Elías llevó a Alejandro a dar un paseo mientras que ella se quedó en casa a limpiar, cuando terminó con sus tareas, se sentó en el sofá completamente aturdida:
«¿Por qué esto se siente como si fuéramos una familia de tres?».
De pronto recordó que Elías se había acostado con Helen antes de todo eso y no pudo evitar sentir algo indescriptible que brotaba desde su interior; entonces pensó en como Helen había descrito la noche que pasaron juntos cuando abrazaba a Elías en el jardín de la Residencia Palomares, incluso habló sobre lo salvaje que había sido Elías al estar sobre ella, por lo que era evidente que esa noche había sido increíblemente apasionada para los dos, de manera que se convirtió en una inolvidable.
Anastasia cerró los ojos con fuerza mientras intentaba alejar esas ideas de su mente, porque todo le recordaba a la noche que había pasado hace 5 años con aquel acompañante masculino del cual no sabía nada, ni siquiera su nombre o su rostro, aunque había estado completamente consciente de todo lo que sucedió esa noche. Por lo que creía recordar, aquel hombre era de complexión grande y corpulenta, con una fuerza tan potente que era difícil resistirse; había perdido el sentido común en ese momento, el cual se asemejaba al de una bestia que no tenía sentido humano.
Cada que recordaba aquella noche, Anastasia sentía como su cuerpo se estremecía y el incidente la había hecho sentir un rotundo asco por el deseo carnal entre un hombre y una mujer, por eso también se negaba a casarse, no solo era por la repulsión mental que le ocasionaban tales asuntos, sino también por incidente que la había traumatizado físicamente. Mientras Anastasia seguía absorta en sus dolorosos pensamientos, la puerta se abrió de repente y por fin, fue capaz de respirar de nuevo.
—¿Regresaron? —Anastasia le sonrió a Alejandro, quien entraba a toda prisa a la casa; una vez que miró el adorable y hermoso rostro de su hijo, pudo sentir como la tristeza y dolor desaparecían de su interior.
—¡Mami, esto es para ti! —exclamó el chico, mientras le entregaba su bebida favorita a Anastasia.
—¿Salieron a comprar cosas? —preguntó ella con una sonrisa.
—Me gustaría quedarme un poco más.
—No creas que podrás aprovecharte de mí esta vez, ya no volverá a suceder —dijo ella, quien aseguraba que no volvería a caer en sus trucos.
Sin embargo, el mismo Elías era consciente de que era imposible que tuviera tanta suerte y consiguiera ponerle las manos encima, pero al recordar que también tendría la oportunidad de verla al día siguiente, sonrió.
—Entonces, nos vemos mañana en la oficina.
Dicho eso, abrió la puerta y salió de la casa.
Al final, Anastasia respiró aliviada y entró rápidamente al cuarto de baño para ayudar a su hijo.
A la mañana siguiente, el Departamento de Diseño tuvo una reunión a primera hora del día. Tan pronto como Anastasia entró a la sala, se encontró con una figura encantadora sentada a un lado del que era su asiento, además, el ambiente que usualmente era animado se había tornado bastante serio.
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Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¿Mi hijo es tuyo?
Montar más capitulos, gracias...