Anastasia quedó atónita luego de tomar ver el título para leerlo. También estaba pasmada por el hecho de que su padre le haya comprado una casa para ella, pues nunca lo había puesto a discusión con ella antes de realizar la compra.
—No te hagas la que no sabes, Anastasia. ¡El título aquí está, no puedes negarlo!—Érica señaló con su dedo mientras gritaba.
— ¡No lo estoy! Sí, papá me compró una casa, ¿y qué? ¿Tienes problema con eso?—preguntó Anastasia al levantar una ceja.
—El dinero de tu padre pertenece a toda la familia y también tiene que pedirme permiso y de Érica antes de comprar una casa. La mitad de la casa le pertenece a Érica—exclamó Noemí para pelear por el privilegio de su hija.
Anastasia lo consideró una ridiculez y observó a Noemí.
—Esta propiedad está bajo mi nombre, así que ¿cómo le daré la mitad a tu hija?
—Entonces le diré a tu padre que me compre una también o que me dé 8 millones—dijo Érica con soberbia.
— ¡Entonces ve y pregúntale! ¿Por qué venir a mi oficina?—Anastasia usó una expresión soberbia al hablar.
—Anastasia, he venido a darte una advertencia. Si sigues pidiéndole a tu padre que te compre cosas y que te dé dinero a mis espaldas, me divorciaré de él. Tú serás la responsable de nuestro divorcio cuando pase.—Noemí lanzó su amenaza.
Anastasia sonrió en son burlón.
—Si es así, recuerda avisarme cuando vayas a hacerlo. Sabré cuando encontrar otra mujer para mi padre y te aseguro que será mejor que tú.
—Tú… —Noemí estaba tan molesta que parecía que iba a estallar.
Érica también tenía una expresión de desagrado.
—Anastasia, voy a hacer que pierdas tu trabajo ahora.
— ¿Qué planeas hacer?—preguntó al arquear sus cejas.
— ¡Le diré a todos que tienes un hijo bastardo, el cual tuviste de un amorío!—Érica habló en voz alta intentando arruinar su reputación.
— ¡Anastasia, malnacida! ¡Cómo te atreves a golpear a mi hija! ¡Déjala ir!
El cabello de Anastasia fue agarrado por Noemí haciendo que dejara de golpearla. Sin embargo, el agarré de Anastasia al cabello de Érica aumentó junto con el dolor que ella experimentaba.
— ¡Ah! ¡Duele! Suéltame, Anastasia…—Érica gritó de dolor debido a que ella jalaba muy fuerte.
— ¡Suéltala, malcriada!—el corazón de Noemí estaba afligido por su hija, era tanto la aflicción que levantó su brazo y plantó una bofetada en la cara de Anastasia.
Ella se aguantó el dolor y siguió golpeando la cara de Érica. Ella seguía en el suelo de rodillas sin poder liberarse. Su posición era conveniente para golpearla.
—Golpéame una vez y yo lo haré al triple. Pruébame.—Anastasia no se veía bien, pero su feroz osadía lo compensaba.
De pronto, Noemí dejó ir a Anastasia y ésta vio cómo llegaba Fernanda con más personas, por lo que dejó ir a Érica. Tenía en su mano un puñado de cabellos arrancados y el rostro de Érica estaba hinchado y pálido por el dolor. Noemí levantó a su hija, lista para otro altercado. Luego, Fernanda gritó:
— ¿Quiénes son ustedes y por qué están causando tanto alboroto en nuestra compañía?
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: ¿Mi hijo es tuyo?
Montar más capitulos, gracias...